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La frustración se apodera de mi, como una tormenta que oscurece la serenidad de nuestra relación. Cada que algo estaba bien, de inmediato era terrible. Y esta vez no fue la excepción. La falta de confianza de Regulus actúa como una barrera que nos impide seguir avanzando, dejándome atrapada en un mar de preguntas sin respuestas. La impotencia crece al darme cuenta de que, a pesar de mis esfuerzos por crear un espacio de honestidad, él elige ocultar sus preocupaciones. La incomunicación se convierte en un muro entre nosotros, y la decepción se refleja en mis ojos, cuestionando no solo sus acciones, sino lo que sentía por mi.

Pero en el momento en el que el me besa... todas esas preocupaciones desaparecen. Me encuentro en la encrucijada de la atracción prohibida, donde la emoción y el deseo chocan con la sensatez. Cada encuentro con él es un juego peligroso, una danza entre la adrenalina y la culpabilidad. Aunque mi mente me advierte sobre los riesgos, sobre lo terrible que es de mi parte el que yo acepte de inmediato su tacto, sus besos, solo unos segundos después de pelear, mi corazón late al ritmo apasionado que solo él puede inspirar. La tentación se convierte en un eco constante, y el deseo despierta tormentas en mi interior, dejándome enredada en un conflicto entre la razón y la pasión. A pesar de saber que este amor puede llevarme por caminos tormentosos, la atracción magnética me impide alejarse. Estaba tan enamorada de Regulus Black que cualquier pequeño problema, iba a quedar en el olvido.

- no, espera. - me puse de pie de inmediato y caminé en círculos por la habitación. - ¿qué me asegura que hablaremos del tema algún día? ¿Qué tal si nunca te atreves conmigo a ser honesto?

- soy honesto contigo, Katherine. Te digo que te amo. - me sonrojé ante ello. Este se pone de pie por igual y empieza a desabrochar de la camisa que llevaba puesta. Me causaba mucha vergüenza que me viera los pechos, que viera mi vientre... simplemente que me viera y que pensara en que no soy suficiente. - que me encantas. Que te necesito. Que te quiero conmigo y solo conmigo. Que el simple hecho de pensar que hoy estuviste con Sirius todo el día me volvió loco.

- ¿estabas celoso?

- no quiero que ningún otro chico te mire. - levanta la mirada para decir eso a mis ojos. - James Potter, mi hermano... cualquiera de esos tarados. No pueden tenerte, no deberían. Eres solo mía y de nadie mas ¿eso quedó claro?

- bien, yo no quiero que tu amiga te bese. ¿Puedes con eso? - le dije de mala gana y por un momento olvidé que estaba con mi camisa abierta, lo noté una vez que el bajo la mirada para verme y mordía de su labio inferior.

- hecho. No será problema para mi. Eres la única mujer que me puede poner así. - me acerca a mi, tomando de mi cadera y pegando m I regazo al suyo. Logrando en efecto lo que quería, que sintiera su duro miembro contra mi. Empieza a moverse lo suficiente como para que este empezara a frotarse conmigo y mierda, estaba de más decir lo caliente que estaba. Empecé a respirar agitadamente y más cuando coloca sus labios sobre mi cuello. Empieza a chuparlo, mas exactamente a succionarlo. Dejando mi piel húmeda, rosada y causando dolor. Lo suficiente para apretara los ojos y los cerrara ante la sensación.

- estos días que estuvimos peleados fueron horribles para mi. - dije con la respiración entre cortada. Sentía sus manos moverse por mi cintura y acomodándose en mi espalda baja, y estaban heladas por el frío que estaba haciendo. - no quiero que vuelva a pasar.

- fui un estúpido. - levanta la mirada para verme, pasa su mano por mi mejilla y me roba un beso. - ciertas cosas pasaron y causaron un mal humor en mi que no merecías.

- no, no merecía eso. - admití con genuina tristeza. - pero supongo que te sientes en verdad mal.

- lo hago, mucho. - dice aún besándome y sin poder separarse de mi. Sonreí ante ello y el a mi, sabiendo que me hizo feliz oír aquello y baja sus manos para bajar de mi falda. Dejándome justo en ropa interior y con la camisa abierta aún. - ¿te he dicho que eres la mujer más preciosa que he visto en toda mi vida?

LET THE LIGHT IN | REGULUS BLACKWhere stories live. Discover now