Capítulo 7

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Jason no se había aparecido hoy en el colegio y Erika no sabía si eso era bueno o peor. Ahora todos hablaban más sobre el tema inventando teorías sobre si se pelearon o que ya estuvieron juntos y Jason la había dejado. Lo que hacía sentir más patética a la pelinegra y la hacía ver más patética ante las personas de la escuela.

Perfecto, pensó Erika.

Justo lo que necesitaba.

Se apresuró a irse al trabajo apenas sonó el timbre de la salida. Una vez allí, en el pequeño café, las horas pasaron más rápido que de costumbre y maldijo en voz baja por eso. Ella no quería que llegara la noche, quería despertar mañana y descubrir que todo había sido solo un mal sueño, pero cuando el rubio se le acercó indicando que él cerraría hoy Erika supo que no sería posible escapar de esta noche y de su temible cita con Jason.

Una vez en su casa, se dedicó a no hacer absolutamente nada además de escuchar música y estar tirada en su cama. Pero a eso de las 7 su madre entro a su habitación y la obligo a levantarse.

-¡HIJA! - Gritó su madre al ver que no estaba lista y que tampoco quería poner empeño en levantarse para hacerlo - ¡Son las 7! ¡APURATE! - y se fue cerrando la puerta.

Erika resopló y con pereza se levantó de su cama. Hace unas horas se preguntó varias veces como sabría Jason donde vivía y tuvo la esperanza de que nunca le preguntase y así no la pasara buscando, luego recordó que Alana, su amiga que no era para nada alcahueta, estaba enamorada (sin querer admitirlo aún) del primo mayor de Jason.

Fue hasta su closet y sacó unos leggins, una camisa de salir azul y los tacones negros que uso para la fiesta pasada. Se maquilló muy poco ya que lo que menos quería era que el moreno pensase que se había esforzado. Una vez lista se dedicó a seguir escuchando música durante unos 10 minutos hasta que el timbre sonó.

-¡ERIKA!

-¡VOY!

Erika se dirigió hasta la puerta y tomo un gran respiro antes de abrirla.

Frente a ella estaba parado Jason Ford, con unos pantalones y zapatos negros, camisa blanca y una sonrisa coqueta en la cara.

-Hola, Mariposa.

-Hola - respondió la pelinegra seca.

Antes de que Jason pudiera hacer un comentario, la madre de Erika se posicionó detrás de su hija abriendo más la puerta.

-Debes ser Jason - dijo la Sra. Sally con una sonrisa.

-En persona - respondió el moreno -. Y supongo que usted debe ser la hermana mayor de Erika - le dijo estirando su mano hacia ella.

Erika abrió la boca y giró los ojos, se contuvo antes de decir alguna grosería pues su madre armaría una escena sobre las malas palabras y porque no hay que decirlas. Escucho reír a su madre y maldijo al moreno mentalmente.

-Que gracioso, muchacho - respondió la madre estrechando la mano del moreno -. Pero soy su madre.

-Vaya - dijo este haciéndose el sorprendido -. No lo habría notado.

Jason le guiñó un ojo a Erika y ella resopló. Le disgustaba el simple hecho de que Jason se comportara educadamente porque ella sabía que en realidad era un creído descarado y estaba aún más molesta con su madre por haber caído en los supuestos encantos del muchacho.

-Cuida de mi hija - le advirtió su madre para luego sonreír -. Y diviértanse.

La Sra. Sally empujo a Erika fuera de la casa y antes de cerrar la puerta los miro preocupada o afligida por un instante.

Baila, Mariposa - ESP (Version 2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora