Capítulo 14

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-¡Erika!

La pelinegra escuchó a Steven gritar así que se detuvo a esperarlo. Estaban en la escuela y se dirigían a una clase que tenían juntos en ese momento. Ya Alana había sido informada sobre el plan que había ideado Steven y sus condiciones, decir que le pareció brillante es poco. La pelirroja casi le da una corona al muchacho, que no dejo de hacer reverencias aclamando su inteligencia durante largos minutos.

-Entonces - comenzó -. ¿Cuál es el plan exactamente, jefe?

Steven hizo una mueca como si estuviese pensando, poniendo los labios hacia fuera como si fuese un pato; se rascó la barbilla con el dedo y luego se encogió de hombros como si no fuera algo importante.

-¡Ni puta idea!

Erika se detuvo y lo miró horrorizada para luego soltar una risa.

-¿Es enserio? ¿Me haces aceptar y ni siquiera sabes cómo empezar con esto?

El joven le pasó el brazo por los hombros y le dedicó una sonrisa burlona.

-Ya lo empecé - Erika lo miró confundida -. Caminar en el pasillo de la escuela donde todos nos vean, listo. Gritar tu nombre para captar la atención de la gente, listo. Hacerte reír con alguna estupidez, listo. Pasarte el brazo por los hombros, acercarte a mí y hablarte bajo, en un susurro - comenzó a susurrar -, para ponerle el misterio a la situación, súper listo.

La campana sonó indicando que tenían que entrar a clases. Erika estaba consternada, luego de que Steven le dijera eso se dio cuenta de que todos tenían los ojos puestos en ellos, avergonzada bajó la cabeza y junto con el rubio se dirigieron al salón.

-Okey, estoy impresionada - admitió la ojiazul llegando al salón.

Steven sonrió.

-Después de usted, Mademoiselle - dijo exagerando e indicando con el brazo para que ella entrase.

-Merci - le dio ella siguiéndole el juego.

Gracias a Dios el profesor había llegado temprano, así que Erika se ahorró más miradas de los compañeros con los que compartía el aula. Odiaba que la vieran, se sentía expuesta. Además, creía firmemente en que todos eran unos chismosos pero aunque los aborrecía también sentía miedo de ellos. Porque las palabras son muy poderosas y tienen más efecto en la gente que lo que la mayoría considera, pero al final las personas sólo ven lo que quieren ver, oyen lo que quieren oír e interpretan lo que quieren interpretar. Triste y cruel realidad, pero realidad al final.

El día pasaba y ambos fueron a trabajar, rieron e hicieron las tareas además de lo que se hacía en el cafetín normalmente: servir a los comensales, que siempre eran pocos. A Erika le agradaba Steven, era una persona amable y estaba feliz porque él decidiese ser su amigo. Era una persona con la que estar era tan fácil y él hacía que todo pareciese sencillo y divertido, como un juego.

Luego de cerrar, ambos se encaminaron al hospital.

-Mañana no trabajamos - recordó el rubio.

-Lo sé.

-Así que... ¡tendremos una cita!

La pelinegra se ahogó con su saliva. ¡¿Cómo que una cita?!, pensó.

-Ste...

-Eh, eh. Silencio - la calló causando que ella alzara una ceja -. Verás... mi plan es perfecto y tenemos que seguirlo al pie de la letra, lo que haremos es muy sencillo -comenzó a explicar como si fuese una receta de concina.

-Bien ¿y después?

-Mañana, la cena. Pasado mañana, te llevo y nos vamos de la escuela en mi auto. Fin de semana, discoteca a la que siempre va Jason - Erika se detuvo y lo miró pero el simplemente se encogió de hombros -. ¿Qué? ¡Es la misma discoteca a la que siempre voy! No me pongas esa cara.

Baila, Mariposa - ESP (Version 2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora