La señorita Mittermaier le sonreía ampliamente a Erika, quien no dejaba de pensar en la competencia en esos momentos. Su profesora había dicho que solo necesitaba entrenamiento para pulir detalles y ella no tenía el dinero para pagar clases, mucho menos clases privadas.-Señorita M - comenzó de nuevo la chica con pesadez -, como ya he dicho antes, no tengo el dinero suficiente - hizo una mueca triste.
La profesora, sin embargo, seguía sonriendo ampliamente.
-Por lo mismo, yo seré tu maestra. No tendrás que pagarme nada, no quiero tu dinero. Quiero verte ganar esa competencia y demostrarle al mundo lo buena bailarina que eres - le dijo con decisión y cariño.
A la pelinegra se le agrandó el corazón y sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas de felicidad. Una vez leyó en un libro que las lágrimas de felicidad no existían, que era solo estrés contenido y que al ver que algo bueno pasaba en tu vida ese estrés se liberaba en forma de lágrimas. Corrió hasta su maestra y la abrazó murmurando varios agradecimientos.
-Mi niña, te conozco hace diez años o más. No pienso dejarte ahora, prácticamente te vi crecer tanto como bailarina como persona y puedo decirte que estoy muy, muy, muy orgullosa de ti - le dijo al mismo tiempo en que la llamaban desde afuera -. ¿Quieres venir más tarde? - Erika asintió -. Bien, te dejare todo listo, hablamos durante la semana para cuadrar el horario de entrenamiento.
Erika tuvo un momento fangirl , no podía creérselo aun. Todo parecía tomar un nuevo rumbo en su cabeza y en su vida. Contenta, salió del instituto y comenzó a caminar en dirección a su casa con una sonrisa como la del gato de Alicia. Pensaba, sí, pensaba mucho, en muchas cosas y en nada al mismo tiempo.
Al llegar a casa, Sally la estaba esperando para cenar como de costumbre y la pelinegra sin poder contenerse habló sobre la competencia y el mundo de oportunidades que se le abriría si la ganaba.
-Entonces... - dijo su madre -. ¿Si logras que te den la beca, iras a Julliard?
Erika asintió.
-¿Y qué pasará si no te la dan? Además, ¿de dónde sacaremos el dinero para pagar el entrenamiento y la inscripción? - su madre actuaba extrañamente -. Además del traje y arreglarte... sería una pérdida de dinero si no ganas.
-¡Madre! - chilló Erika, estaba exhausta de siempre hacer lo que sus padres necesitaran que hiciera, quería, por una vez, hacer algo que ella quisiese -. La señorita Mittermaier me dará las clases gratis, dijo que no quería mi dinero, solo quiere que gane la beca porque cree que me la merezco y porque considera que es momento que todos vean lo buena que soy -Erika estaba enojada.
-¿Y te consideras lo suficientemente buena? Digo, para arriesgar tanto en una beca en la que seguro hay otras quinientas personas tratando de conseguirla...
Erika no podía creerlo y comenzaba a desesperarse, ¿acaso no era el trabajo de las madres apoyar a sus hijos incondicionalmente? ¿acaso no debía ella estar feliz por su hija?
-¿Arriesgar qué, madre? - cuestionó la pelinegra abruptamente -. ¿No lo ves? No tengo nada que arriesgar ¿el trabajo de la cafetería? ¡Por Dios! Son sólo unos 500 dólares que gastare y los sacaré de mis ahorros porque por lo que veo la única ayuda que conseguiré será la de la señorita Mittermaier.
Se levantó de la mesa y se fue a su habitación, cerró con llave y dejó caer unas lágrimas traicioneras, las cuales se limpió rápidamente antes de tumbarse en su cama a escuchar música. ¿Por qué siento tanta ira últimamente?, se preguntaba. Erika había comenzado a ver las cosas de una forma diferente, era como si estuviese en un mundo diferente, ajeno al que ella estaba acostumbrada.
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Baila, Mariposa - ESP (Version 2016)
Teen FictionErika Phillips ha pasado los últimos cinco años de su vida en un trance, viviendo una rutina aburrida debido al cáncer de su padre. Había dejado sus sueños de lado y nadie en su escuela sabía por lo que su familia estaba pasando, con excepción de su...