eres la joven esposa de un director ejecutivo importante y exitoso
el problema es que apenas tienes tiempo para pasar juntos, haciéndote sentir sola, triste e inútil...
los rechazos de tu prometido te hacen sentir como si estuvieras desperdiciando tu juventud.
Inesperadamente, la vida tuya y la de tu prometido se vieron amenazadas, querías aprovechar esta oportunidad para pasar más tiempo con tu novio y revivir el amor para que tu matrimonio se pueda salvar, sin embargo
tu escoria de novio tenía otros planes, contrató a un buen guardaespaldas para ti
para que pueda seguir con su vida...
Goo al principio odiaba ir a tu casa, no podía entender cómo Charles lo vendió así
era un hombre adulto, ¿por qué tendría que cuidar de una chica rica quejumbrosa y mimada?
Eso es lo que pensó al principio, pero luego las constantes peleas entre tú y su pronto marido que tuvo que presenciar, atrajeron a su yo ruidoso hasta el punto de que comenzó a amar su trabajo.
Él tarareó felizmente mientras presentaba el código de tu apartamento compartido que tenías con tu novio, se quitó los zapatos y entró, ya oyéndote a ti y a tu hombre de mierda argumentar
— ¡se suponía que este era tu día libre!
— los negocios son negocios —
te muerdes los labios frustrada por su vaga respuesta.
— Tengo miedo de la reciente amenaza — trataste de llamar su atención
– Contraté a un guardaespaldas por esta razón, ahora cállate y deja de ser una molestia — se fue, Goo se despidió de él.
Te cubriste los ojos con las manos tratando de no llorar frente a Goo, fallando en ello
— oh no, no, pobre bebé, no llores — escuchaste de él, se acercó a ti, su mano acariciándote el cabello
— qué estupido , para rechazar a una dama como tú —dejaste un sollozo y lo abrazaste
— Goo — lloraste y te abrazó con fuerza.
Lo siguiente que supiste, estabas en el sofá, rebotando en su polla mientras él besaba tus lágrimas — es
beso.
— se siente- — beso — bbien —
beso.
—¿verdad? —
beso
— querías esto? —
— y ese idiota simplemente te ignoró — beso — ¿cómo se atreve a besarte? — lloriqueaste, tus manos se aferraron a sus hombros como apoyo, tu cabeza cayendo hacia atrás, sus dedos pellizcando tus pezones
— aah Goo~ ¡sí, se siente tan bien! ~ — Goo sonrió y besó tu cuello
— buena chica — lo chupó y luego marcó un chupetón
— no, no lo marques — te quejaste, preocupada
—¿o qué? — Goo se rió: —¿Qué le vas a decir a tu hombre que lo hice? ¿Te hice sentir bien? ¿qué vas a hacer? dime — te agarró de las caderas, ayudándote a rebotar en su eje, tus gemidos aumentaron – dime ____ , ¿qué le vas a decir sobre tu chupetón? —
lo abrazaste manteniendo tu ritmo —¡le diré que Goo me cuida bien! — lloraste haciéndole reír
— chica buena– Goo movió tus caderas más rápido controlando tu ritmo al llegar a tu orgasmo, mirando con cariño tu cara, una cara que expresaba lujuria y satisfacción
— joder, como esta cariño — gimió — semen cariño, dentro — te mordió los labios mientras te mandaba, gimiste contra sus labios, tus paredes lo apretando y finalmente alcanzando ese orgasmo, Goo vino justo después de ti.
Sus manos te estaban masajeando el culo, sorprendentemente todavía estaba duro dentro de ti, sus labios se estrellaron con los tuyos "más" gimiste
— Quiero más, necesito más — Goo tarareó y descansó su espalda contra el sofá, empezaste a moler de nuevo, te follabas con él, tus caderas y piernas estaban doloridas por el esfuerzo anterior, lo que te hacía difícil moverte, le hiciste pucheros y lloriqueaste su nombre
— Goo~
—¿ya te sientes cansado, cariño? — te quejaste de nuevo — no te preocupes, cariño, te tengo —
te agarró las caderas y se puso de pie, todavía dentro de ti, sin querer dejar ir tu calor, abrazándote con cuidado, un rastro de la última ropa que llevabas puesta dejó una evidencia a través del camino a tu dormitorio.
Te acostó en la cama, sus manos vagando por tu cuerpo, agarró tu pierna izquierda y la colocó en su hombro, tu pierna derecha estaba descansando en el colchón, sus labios besaron tu tobillo izquierdo mientras sus brazos abrazaban la pierna, mientras comenzaba a golpearte, era una sensación nueva para ti, te agarraste a las sábanas y gimiste de una manera que nunca pensaste que podrías, hacía tanto calor, y se aseguró de que lo supieras
—joder,_____, lo estás haciendo tan caliente — te besó el tobillo, sus palabras te hicieron gemir — eso es todo, dime, dime yo, ¿quién te hace sentir bien, yo o el idiota de tu hombre? — se burló de ti
— tú — respondiste sin dudarlo —tú, Goo — Goo aumentó la velocidad alcanzando ese lugar, atacando tu agujero
gimió, tus paredes se contrajeron de nuevo, su polla se contraía dentro de ti — mierda
gimió de nuevo, te las arreglaste para llamar su nombre — Goo, tus gemidos están tan calientes~ — lloriqueó de tus palabras y la vista que le diste, su cabeza se sintió hacia atrás y sus golpes se hicieron más profundos
— bebé, me vas a hacer correr — te salivaste con sus palabras, también en el espectáculo que te estaba dando
— Estoy demasiado cerca Goo — se acercó, tu rodilla ahora en el nivel de su oreja, tus paredes chupándolo con fuerza, ambos abriendo la boca en un gemido silencioso y llegando a lo alto.
Goo te abrazó, tus labios besando su mandíbula, nariz, frente y labios, sus manos arrastrando tu cuerpo, arriba y abajo, con una calidez y cuidado que extrañabas y necesitabas tanto.
Pasaron semanas y la amenaza no se detuvo, tu pronto marido estaba un poco preocupado por ti, no por tu salud, sino porque no hiciste ninguna rabieta recientemente.
Le besaste la mejilla — no vengas demasiado tarde, ¿de acuerdo? — asintió y salió de tu apartamento
tu guardaespaldas entró, se quitó los zapatos y le saludó con la mano — buenos días, señorita —
se apresuró a llegar a ti, robándote una sonrisa.
— recuerda que ponga algunas cámaras en casa — tu prometido advirtió a sus asistentes.
Que hombre tan ardiente..
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