Eugene.

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[5] "nos puede gustar... ya sabes andar de la mano"
vitaly_001

No amigas no todo es cochinada. Side eyes 👀 este es un pedido decente.


Sonrió mirando el sol brillante en el cielo, no había un calor desesperante solo un calor que abrigaba.

— Eugene — agarró su ropa dispuesta a guiarlo a el carrito de helados que hacía sonar una campanilla. — vayamos por un helado — digo felizmente, esto era Perfecto.

Eugene y yo solos, sin molestos guardias, sin estar en su teléfono contestando correos 24/7, toda su atención para mi.

Eugene observa fijamente a el heladero sirviéndole a una niña, mi sonrisa no podía más, No se estaba quejando.

— ¿no es algo antihigiénico? — le dijo al heladero —servir comida no sellada sin guantes en un lugar público  —

Me congele mirando apenada a el señor de mediana edad.

— Es una multa de varios millones — ajustó sus lentes mirándolo con desagrado. — ni hablar de la cantidad de bacterias que trae usar la misma agua.

Hago varias reverencias en disculpas y corro de ahí con Eugene.

Lo mire mal — ah~ como me puede gustar un tipo tan aburrido como tú —

— si me enfermo sería malo y no podría dar el cien por ciento de mi —

Reniego — si te enfermas ser por tu exceso de trabajo no por comer un helado como una pareja —

— Si tanto quieres comer helado vayamos a casa le pedimos a el chef que lo haga —

— No es lo mismo — me queje.

— vamos ahí — me dijo apuntando el lugar.

Ya estábamos en una zona costosa y eso lo sabía por los guardias en las puertas de los restaurantes, una alfombra aterciopelada roja y una barandilla de cinta.

Los autos costosos que paraban no se quedaban atrás.

Y ahí estábamos yo y el, yo colorada por tanto caminar y Eugene malhumorado a más no dar.

Como si lo estuviera obligando a vivir en la clase baja.

— Ah, esto es grotesco — se queja de su vestimenta, claro "como puede entrar a un restaurante vestido así".

lo miro con lastima quizás realmente lo está pasando mal.

— identificación por favor — el guardia lo paro. — tiene reservación? —

Eugene lo miro mal, pero rápidamente se recompuso  sonriéndole amablemente, claro sabía que esa amabilidad era falsa — invertí millones aquí y solo por venir sin escolta me tratan así.

El guardia de da la vuelta mirando a otro guarida, quien supuse que era su superior.

— imbecil —

Mi atención se va a la discusión repentina — te volviste loco, nos vas a meter en problemas —

El guardia, su superior, se da cuenta que estoy husmeando en su conversación y avergonzada me aferro a él brazo de Eugene.

— mejor vayamos a otro lugar — susurro sabiendo que no se iría, no después de eso.

Eugene me lanza una mirada juzgadora "se lo que hago"

Volteó los ojos por su actitud arisca, tan presumido

— lo lamento tanto, será recompensado por la mala atención señor Eugene — el discurso de el otro guardia hizo que dejara que prestarle atención por el aburrimiento.

— que desean ordenar — el mesero mostró una de sus mejores sonrisas mientras se inclinaba.

— Helado — el camarero vaciló, riéndose como si hubiéramos dicho alguna broma.

— Ah, si — vi como quito sus lentes limpiándolos para dejarlos a un lado de la mesa — que sean de frutilla y Mora dos bolitas de frutilla y una de Mora – le asiento en respuesta.

— chispas — le recuerdo.

— si y chispas ¿coloridas o de chocolate? — volteó a mirarme

— ambos.

— si queremos ambos —

El mesero salió de su transe enderezándose una vez más — si, l-lo que usted ordene — se fue murmurando algo inentendible.

(...)

Acaricio mi estómago con dulzura como si de un bebé se tratara Eugene me mira divertido — eso estuvo delicioso siento que voy a reventar —

Mis palabras son acompañadas con el escandaloso sonido de la lluvia.

— voy a llamar para que vengan por nosotros — dice dispuesto a marcarle a el chofer.

— No — le arrebató el celular. — Eugene — me quejó tironeando su brazo — hoy en nuestros día

— solos tú y yo

— nada de escoltas, ni choferes, ni taxis — respondo aún sabiendo que un grupo de guardias nos venían siguiendo a solo dos metros.

— mira un paraguas convenientemente al lado de nosotros — digo apuntando la esquina de el colgador de chaquetas del restaurante.

— eso se llama robar y la multa por es- — tiro de su brazo sacándonos a ambos del techo que nos protegía de la lluvia.

— ¡vamos!

— Oye si te alejas tanto no puedo cubrirte — lo regaño — el paraguas no es tan grande.

El silencio se vuelve incómodo mientras lucho silenciosamente por cubrirnos a ambos con el paraguas.

Eugene te arrebata el paraguas  — yo lo llevo — asiento acercándome a el hago un esfuerzo por no tocar nuestras manos.

— nos puede gustar... — lo miro fijamente.

— ya sabes andar de la mano— avergonzado evita mi mirada, sonrió Cogiendo su mano libre.





¿Ya es Año Nuevo en sus países? 🎉 En el mío faltan dos horas.

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