De nuevo en casa

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Keller...

-¿Qué haces aquí? –Un hombre habla detrás de una pared—.

-Esa misma pregunta me hago yo ¿Quién eres? ¿En dónde estoy?

-¿Elyzabeth?

-¿Me conoces? –Aquel hombre sale de su escondite—.

-¿Alexander? –Quedo totalmente impresionada de lo que está pasando— ¿estoy muerta?

-No... --Él se acerca lentamente— no lo creo.

-¿Crees? –Asiente— ¿Qué es este lugar? ¿El paraíso o que carajos?

-¿Crees que yo estaría en el paraíso? –Lo miro de pies a cabeza—.

-No –Él ríe—.

-Esto es el limbo.

-¿El qué cosa de quién?

-Sabes perfectamente que mi muerte la cause yo –Lo miro por unos instantes recordando todo— estoy esperando que pasen los años que me faltaban para morir y poder reencarnar.

-O sea que uno si vuelve a la vida.

-En cierto sentido.

-¿Y yo que carajos hago acá?

-¿No recuerdas nada? –Lo miro incrédulamente—.

-Solo recuerdo estar conduciendo eso es todo... ¿tuve un accidente? –Él niega—.

-Pusieron una bomba en tu coche la cual obviamente estallo... pero nunca pensé que terminarías aquí.

-¿Qué significa que este aquí?

-Estas entre la vida y la muerte –conservo silencio— tú decides si morir o vivir.

-Creo que entiendo –Me siento en una especie de banca y decido mirar alrededor—.

Es un lugar parecido a un parque al anochecer, alrededor hay diversas flores las cuales tienen tonos oscuros. Y ahora mi vista se fija en aquel hombre que fue mi mejor amigo por años, tiene ropa negra un poco desgastada, ojeras preminentes y se ve más delgado de lo que en verdad es, su pelo negro está totalmente desarreglado y sin brillo, sus ojos no reflejan ninguna especie de brillo; es como ver el vacío.

El decide sentarse a mi lado y tomar mi mano, no me opongo y le permito esta acción, su tacto es frio y su piel es áspera haciendo que mi cuerpo se erice completamente.

-Perdón –Dice después de unos segundos— debí luchar más... debí ser más fuerte.

-Llegaste a tu límite.

-Pero lo hice pensando solo en mi... no pensé en mi familia... no vi más allá de las cosas –Suspiro pesadamente ya que no sé qué decirle— sé que estas enfadada conmigo no lo debes ocultar.

-No lo estoy.

-Tu expresión me dice algo más.

-No creo que sea relevante... enfadarme totalmente no me ayudara a devolver el tiempo o devolverte la vida.

-Desde que llegaste solo me has mirado una vez a los ojos.

-No puedo hacerlo...

-¿Porque? –Me interrumpe—.

-Porque ya no estas a mi lado... porque no sería fácil para mi volver a la vida con este recuerdo en mi mente... ya tengo suficiente con mis pesadillas al verte colgado en tu apartamento.

La hermana de mi esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora