Soluciones a diversas cosas

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Keller...

Entro a mi oficina por el paso seguido de ellos dos, freno en seco para decirles algo pero me veo interrumpida por el sonido de mi teléfono.

-¿Qué sucede Marsahall? –El portero del edificio--... ¿un desayuno y unas flores?...no yo no las pedí... ah son para mí –El asiente— súbelo a mi oficina estoy aquí –Cuelgo--.

Giro hacia mi escritorio y los veo a ellos dos sentados enfrente del escritorio.

-Elyzabeth se perfectamente que el testamento de nuestra madre te da igual porque tienes ganancias independientes –Dice Nicolay cuando me siento en mi silla— pero... yo no tengo ganancias independientes, mi tarjeta de crédito sigue siendo la misma que tengo desde los 12 –Lo miro incrédula--.

-¿Me estás diciendo que no tienes dinero? ¿Tienes 30 años y no tienes sueldo independiente? –El niega— llama a tu abogado para ver que se puede hacer en ese caso o ya es decisión tuya si sigues debajo de la naguas de nuestra madre –Sonrió irónicamente--.

Tocan la puerta y doy permiso para pasar, entra una mujer con un arreglo floral y detrás de ella un hombre con un desayuno los cuales dejan en la sala de la oficina.

Me levanto de la silla y me dijo a estos tomando la tarjeta que se encuentra en las flores.

"Este es el primer presente de estas 24 horas, espero lo disfrutes y logre mi cometido.

Con amor Darya Zimmerman".

Miro a Darya rápidamente la cual está un poco sonrojada y me mira atentamente.

-¿Quién te lo envió?

"¿En qué momento llego a mi lado?"

-¿No tienes que llamar a tu abogado? –El bufa y comienza a caminar hacia la puerta para irse--.

Cuando cierra la puerta de la oficina yo me siento el sillón de la sala y comienzo a mirar el desayuno.

-¿Te pediste a ti algo? –Ella niega-- ¿Compartimos? –Ella me mira atentamente sin decir nada—.

Sé que aceptara así que comienzo a sacar algunas cosas del desayuno hasta que veo algo que no puedo comer.

-¿Pasa algo? –Me pregunta cuando ya está sentada a mi lado--.

-¿Esas son fresas con crema? –Ella asiente-- ¿te gustan?

-¿A ti no? –Me pregunta demasiado preocupada--.

-No es tu culpa, nunca lo había dicho, no es que no me gusten porque de pequeña me fascinaban hasta que en la pubertad me volví alérgica a estas –Ella abre sus ojos como platos-- ¿te gustan? –Digo mientras las tomo y se las ofrezco y ella asiente— bien entonces no será una perdida son todas tuyas.

-¿No puedes comer nada que tenga fresa? –Noto que está temblando--.

-Tranquilízate, no fue tu culpa, nunca lo nombre ¿creo? Y respondiendo a tu pregunta si puedo pero en pequeñas cantidades y no seguido, pero lo evito ya que odio la sensación de que se me cierre la garganta –Ella agacha su cabeza-- ¿Qué pasa? El reste del desayuno me encanto y las flores están hermosas.

Tomo su cara en mis manos y observo que tiene los ojos aguados, quito una lágrima rebelde que baja por su mejilla y beso sus labios.

-¿A qué otra cosa eres alérgica? –Me pregunta después de terminar el beso un poco más tranquila--.

La hermana de mi esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora