¿De nuevo juntas?

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Zimmerman...

Cuando ella se lanzó a besarme me tomo por sorpresa, pensé cualquier tipo de cosa menos que ella fuera capaz de hacer eso hoy. Al terminar el beso ella se alejó lentamente de mí y se volvió a recostar en el espaldar del sillón, las dos teníamos la respiración agitada y ninguna decía algo.

-Perdón... me deje llevar por el impulso –Dice--.

-No me disgusto lo que hiciste, solo que nunca pensé que fueras a hacer eso, pensé que me echarías de tu casa o insultarías o me darías una cachetada.

-Yo tampoco sabía que haría eso –Conserva silencio después de esto y ella tiene la mirada perdida--.

-¿Me dejarías volverte a conquistar? –Ella me mira— sé que la confianza que antes tenías en mí se desvaneció y también sé que tienes miedo, pero te prometo que esta sería la última oportunidad que me das –Ella me mira fijamente pero sé que está pensando algo--.

Pasan los minutos y ella sigue sin decirme algo, mi ansiedad comienza otra vez a hacerse presente y sin darme cuenta vuelvo a mover mi pierna izquierda causando que Elyzabeth posicione su mano en mi muslo para así frenarla. Ella se levanta del sillón con dificultad parece que el dolor está más fuerte que antes, comienza a caminar hacia las escaleras y frena antes de subir el primer escalón.

-¿Me vas a acompañar o te vas a quedar ahí mirándome como sonsa? –Me dice y siento que mi cara se pone totalmente roja--.

Sin pensarlo mucho me paro del sillón y comienzo a caminar hacia ella, comenzamos a subir las escaleras y nos dirigimos a su habitación en la cual ella busca un pijama y me la entrega.

-Tienes 24 horas para reconquistarme –La miro atentamente y ella enciende su celular— son las 8:30 p.m. así que tienes hasta mañana a esta misma hora –Asiento— si quieres te puedes tomar una ducha antes de dormir --Termina de decir esto y se dirige a la cama para recostarse--.

Busco en el armario una toalla ya que si necesito un baño para poder salir de este trance y pensar en que hare para volverla a conquistar en 24 horas.

Cuando salgo de la ducha observo a Elyzabeth totalmente dormida, me dirijo hacia ella y me siento a su lado, observo por unos minutos lo hermosa y tranquila que se ve y le comienzo a acariciar la cabeza, siento una necesidad incontrolable de tocar su cicatriz de palpar lo que su amor por mi causo, freno mi mano antes de tocar aquella parte de su cara pero ella abre sus ojos.

-¿Por qué la quieres tocar? –Retiro mi mano de su cabeza y guardo silencio-- ¿estás bien? –Sus ojos están un poco oscuros pero están tranquilos no tanto como desearía--.

-Sí, estoy bien, solo que sigo sin creerme lo que hiciste por mí –Noto que sus ojos se cierran de a poco— ¿los calmantes te dan mucho sueño? --Ella asiente-- ¿Te duelen las cicatrices? –Ella ríe un poco—.

-Las cicatrices cuando están bien curadas no infringen dolor, se pierde la sensibilidad en esa zona –Abro mis ojos— yo no tengo mucha sensibilidad en mi espalda.

-¿Por esto? –Ella niega--.

-No del todo, también por lo que mi madre me hacía, en muchas ocasiones sus golpes eran tan fuertes que lograba dañar muchos nervios de esta parte.

"Ya me dio más curiosidad por tocar tu cicatriz"

-¿La quieres tocar?

-Se me olvida que me puedes leer –Sus parpados comienzan a pesarle más— si lo quiero hacer.

La hermana de mi esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora