"Con este matrimonio nuestras empresas se fusionaron, convirtiéndose en la más importante y poderosa del gremio. Somos socias con los mismos deberes y derechos.
Ella me odia, soy la mujer que arruinó su vida, solo un contrato...
A penas hablamos y...
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El día siguiente veo como amanece, sale el sol alumbrando mi habitación y aún así todo se siente mal, sabía que tarde o temprano esto iba a pasar en el momento en que supe que estaba haciendo negocios en Londres si reputación iba aumentar, se iba abrir paso a nivel internacional y ya no me iba a necesitar.
—¿Mi niña aún acostada? -Dorotea entra con mi café y unas galletas, son mi dosis para activarme.
—El sol se ve más deslumbrante esta mañana ¿No te parece?... Pero todo parece oscuro. -No respondí.- ¿Mi niña, no estás de buen humor? ¿No pasaste buena noche? -La peor en mucho tiempo.
—¿La señora?
—Salió muy temprano esta mañana, pasó toda la noche en su despacho.
— ¡Dorotea hazme un favor! -Asiente.- ¿Puedes ayudarme con mis maletas? -Me mira sorprendida.-
—¿Va de viaje? ¿Qué quiere que ponga en su equipaje?
—Todo. -Me mira sin entender.- La señora y yo decidimos divorciarnos, por lo tanto necesito que alistes todas mis cosas antes de que ella llegue esta tarde.
—Pero... ¿Divorcio?
—Dorotea... ¿De que te extrañas? Sabes que todo lo que dicen en la tv es mentira, no somos un matrimonio normal y ya no tenemos porqué seguir con la farsa.
—Pero usted la ama. -La miro sorprendida.- Se le nota, aunque lo disimula muy bien ante la señora.
—¡No vuelvas a decir eso! ¿Puedes organizar todo para que en la tarde pueda recoger las cosas?
—¿Dónde se va a quedar?
—Tengo mi propio departamento, no es tan grande cómo está casa pero es bueno para mi. -Me levanto y me arreglo, Dorotea me ve con cara extraña.
—¿Qué sucede? -Pregunté.
—Esa ropa no es digna de usted. -Llevó un pantalón de vestir y un top blanco con un blazer negro que hace juego a mis pantalones.
—¿Cómo que no es digno? -Sonríe y va al closet.
Saca un vestido morado que llega centímetros encima de mi rodilla con una abertura discreta en el pecho que resalta todo mi atributo, me visto.
Quedé deslumbrante, el vestido solo me lo había puesto una vez en un evento de joyería hace más de tres años, se me olvidó lo bien que me quedaba y cómo resaltaba mi figura y pechos. Además de plus me puse unos tacones altos blancos y un líder que hace juego a mi cabello ondulado.
— ¡Ahora si es usted! ¿Está lista para opacar a quién sea y que la señora se dé cuenta de lo que está perdiendo?
—Ya sabía que algo tramabas, pero tu señora ni cuenta se va a dar, nunca se ha fijado en mi. Me odia por culpa de una mujer que no la merece pero ni cuenta se da.
