"Con este matrimonio nuestras empresas se fusionaron, convirtiéndose en la más importante y poderosa del gremio. Somos socias con los mismos deberes y derechos.
Ella me odia, soy la mujer que arruinó su vida, solo un contrato...
A penas hablamos y...
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En todo el camino Taylor no dijo ni una sola palabra, solo respiraba muy fuerte, apretaba el volante o me observaba de reojo creyendo que no me daba cuenta pero claramente lo hacía.
Si no la conociera diría que estaba lidiando con su yo interior.
Al llegar al club nos recibe un joven muy amable.
Y lindo...
—Buenas noches.
—¡Buenas noches! -respondemos ambas cordiales.
—Nombre por favor. -nos pide el chico revisando una lista en su tablet.
—Swift. -responde la rubia.
—No aparece, lo siento. -ambas nos miramos extrañadas.
—Vuelve a revisar. -le dice con un tono nada agradable.
—Taylor cálmate. -le susuro en su oído. —Si no aparece Swift tal vez puede probar con Ricciardi Swift.
Así lo hizo y esta vez si nos dejó pasar.
—¡Tu tía no me puso en la lista!
—Taylor deja de enojarte, mi familia sabe que nos estamos separando así que cuando me invitaron dije que no vendrías. -me mira de mal humor.
—Si ya veo, no les costó nada.
—Alison. -La detengo antes de entrar. —Este es el evento de mi tía, así que por favor si viniste de mal humor a la fiesta es mejor que mi entres porque yo no te pedí estar aquí, nosotras ya no estamos juntas y no estás obligada a estar aquí.
—Si estamos juntas. -me interrumpe. —Eres mi esposa y no estoy obligada o de mal humor.
Esas palabras me toman por sorpresa pero prefiero ignorarlas.
No estamos juntas pero todavía no entiendo porque sigue diciendo lo contrario si es que ella está con Karlie.
Así que prefiero no discutir con eso ahora porque si no, no entramos nunca al evento.
—Pues no lo parece Taylor. Pero no quiero que mi tía tenga una mala noche por favor.
—Dime, ¿Cuando te he echo quedar mal ante los demás? -caradura.
—Taylor aquí no estás obligada a guardar las apariencias.
—Amelia vamos a entrar ya. ¡Te dije que no estoy de mal humor! -rueda sus ojos.
—¡Entonces pon otra cara, Taylor! -me comienza a fastidiar el haberla dejado entrar conmigo.
—¡No puedo poner otra cara porque con esta nací y siempre he sido así!
—Sabes a lo que me refiero Taylor, por favor. -respira profundo, me da su brazo y entramos, ya había bastante gente y la mayoría se nos quedó viendo cuando entramos.
