"Con este matrimonio nuestras empresas se fusionaron, convirtiéndose en la más importante y poderosa del gremio. Somos socias con los mismos deberes y derechos.
Ella me odia, soy la mujer que arruinó su vida, solo un contrato...
A penas hablamos y...
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No puedo dormir, ¡Vamos Amelia! Ni que fuera la primera vez que compartes techo con ésta mujer.
Durante cinco años ha dormido en la habitación de al lado y no te había quitado el sueño asi que esto debería de ser exactamente lo mismo.
Claro que antes la muy cretina no te miraba como agua en el desierto ni te besaba como si no hubiera un mañana.
Necesito calmarme así que mejor me haré un té.
Salgo de la habitación y miro al final del pasillo. ¿Será que está despierta y cómoda?
...¿Y si la voy a ver? No, no. Voy a la cocina, me hago un té y luego a dormir.
Voy a la cocina y al regresar me la encuentro en la sala viendo por la ventana lo que hace que yo casi suelte mi té.
—¡Dios Taylor! Me asustaste. ¿Que haces ahí como fantasma? -le pregunto.
—Admiraba el paisaje, es una linda vista por cierto.
—Sí, lo sé. Esa fue una de las razones del por qué lo compré.
—Tienes buen gusto.
—Ya lo sé. -me mira con ironía y me río. —¿No puedes dormir? ¿A caso escogiste el sofá?
—La habitación no está mal, huele a Gigi pero no está mal. -ríe.
—¿También querés un té para que te ayude a dormir?
—¿No puedes dormir Amelia? ¿O es que los pensamientos no te dejan? -me mira con puro dolor y resentimiento.
—Lo mismo te podría preguntar.
—Las dudas no me dejan dormir y eso es peor porque no sé a quién creerle. -no entiendo lo que si mirada me quiere decir.
—¿Y qué te dicen tu corazón o tu instinto? Yo siempre me guio por él y nunca me falla, ni siquiera cuando lo desafío.
—¿Nunca te ha fallado? -niego.
—Eres buena en los negocios Taylor, deberías de usar la inteligencia y tu instinto porque todo en ésta vida se basa en eso; decisiones bajo instinto y conciencia, te recomiendo que lo uses esta vez.
Mira el paisaje con su mente en otro mundo, mejor la dejo sola antes de que terminemos arruinando la noche.
—Le quité su virginidad. -me volteo cuando escuché eso, me dolió y sé que fue hace tiempo pero igual duele. —Y lo peor es que no recuerdo haberlo hecho.
—¿Cómo no te vas a acordar? ¿De quién hablas? -No puedo creer que esa pregunta estúpida acaba de salir de mi boca inconscientemente.
Taylor me observa fijamente a mis ojos y se sienta en el mueble mirando a la ciudad.
