3.1

167 25 2
                                    

Una avalancha de nuevos sentimientos desbordaron en su interior y le hicieron cambiar de perspectiva. Ya no pensaba tanto lo que podía o no hacer y decir, solo lo hacía si tenía ganas.

-Jisung, ¿quieres venir a mi casa? -Minho llegó por detrás de su espalda, rodeando su cintura en un movimiento rápido.

En la escuela no hacían más que darse la mano, por eso seguía siendo vergonzoso que lo abrace de repente. El resto de sus compañeros lo veían fijo, principalmente los compañeros del castaño, esos parecían burlarse de algo en específico.

-Claro. -Sonrió levemente, aceptando tomarle la mano para caminar. -¿Qué vamos a hacer?

-No sé, jugar videojuegos. -Propuso Minho. Estaba hablando en serio, no tenía otra intención en ese momento.

-Bien, voy a avisarle a mi hermano y vamos.

Jisung corrió hacia su hermano y el amigo, quienes caminaban por delante para avisarle que se iría a lo de Minho. De todas formas, su mamá no estaba y ni sabía que iban a comer con Seungmin cuando llegaran.

-Minnie, me voy con hyung. No hace falta que cocines para mi, nos vemos en la tarde. -Dijo, notando la mirada llena de duda que hizo el pelirrojo a un lado.

-¿Estás seguro de estar a solas con él?

-Si, vamos a jugar videojuegos...nunca hacemos otra cosa. -Mintió, aún teniendo otro recuerdo de la primera y última vez que fue a lo de Lee.

-Está bien, hazlo. -Seungmin impidió que Chan siga preguntando dándole un golpecito en el pecho. -Nos vemos.

Han asintió y regresó a donde Minho lo estaba esperando. Tomó su mano y se pusieron en marcha.

Al estar en la casa, lo primero que hizo Lee fue ordenarle a su empleada que ponga la comida a calentar y se vaya. No quería que nadie los moleste, esta era una de las pocas veces que nadie puede molestar y no siente presión de sus amigos, padres o gente conocida.

Dejó sus cosas en la habitación, se cambió de ropa y regresó con Han que también se puso más cómodo.

-¿Vamos a comer? -Hannie estaba sentado en el suelo, con las manos sobre el sillón.

-Monadi dejó comida calentando, ya me fijé y va a estar enseguida. ¿Tienes mucha hambre?

-Un poco, mi pancita está rugiendo.

El castaño no pudo evitar sonreír por lo tierno que le parecía eso. Se sentó en el sillón y decidió jugar un rato con él, más que jugar, era disfrutar, pero no lo iba a admitir.

-Si tienes mucha hambre, puedo hacer algo para distraerte. -Propuso, alcanzando la mano del menor para ayudarlo a subirse al sillón.

-¿Qué vamos a hacer?

Jisung lo miró expectante, haciendo que sus ojitos brillen. Era realmente lindo e inocente a simple vista. Minho caía por cada vez que le hacía esa mirada de cachorro y estaba muy mal porque no era alguien que se dejaba manipular por emociones, llegando al punto de ser imposible controlarse.

-¿Qué pasó, hyung? -Han lo miró con preocupación, pensando que estaba poniendo una expresión perdida, como si estuviera discutiendo consigo mismo en su interior.

-Ah, nada...no es nada.

Finalmente se alejó, dejando de lado la idea de querer hacer algo más que pudiera asustar al menor de nuevo como ya lo hizo una vez.

Jisung no era ningún tonto, supuso qué es lo que estaba esperando de él y no le molestaba para nada dárselo. Se acercó con pena y agarró la mejilla del mayor, haciendo que lo vea antes de darle un beso con más atrevimiento. Se animó a entreabrir los labios de forma cortita, yendo poco a poco más profundo.

En cierto momento, se estaban besando con fuertes sentimientos de por medio, sin importar nada más.

Minho pasó una mano por su cintura y lo atrapó contra su cuerpo, deteniendo el beso a la mitad. Por alguna razón, no quería seguir aprovechándose de esa inocencia con la que lo besaba. Jisung ni siquiera había probado otra boca antes, le regaló su primer beso a un hijo de puta.




Minsung || Un Chico ExtrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora