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La lluvia caía con fuerza contra la ventana de vidrio y los arboles bailaban violentos con el viento. Al salir del baño, cerró las cortinas porque le disgusta ver las tormentas. No son para nada de su agrado. Suspiró y se giró hacia la cama, notando a Minho acostado en el colchón del suelo. Su abuela les dio una habitación para compartir, pero les armó camas separadas, algo que le daba más tranquilidad.

—¿No te gusta la lluvia? —Preguntó el castaño, estirándose como un gato con sueño.

—Odio las tormentas. —Contestó, acostándose en la cama de arriba con sus mantitas de algodón.

—Ya veo. Es la primera vez que dormimos juntos, pero si tienes miedo puedes bajar conmigo. —Propuso más que animado con la idea.

Jisung lo miró con duda y negó con la cabeza. Definitivamente podía dormir solo, moriría de la vergüenza si tiene que estar en la misma cama con su hyung.

—Gracias, prefiero dormir aquí.

—Entonces puedo subir contigo...¿o no me quieres cerca?

—Mmh...—Lo pensó unos segundos, terminando por ceder. —Si quiero, pero ahora estoy bien solo.

Minho soltó una risita nerviosa y asintió. —Está bien, te dejaré en paz. Vamos a dormir.

—Si, hasta mañana.

Apagaron las luces y cada uno se enfocó en concebir el sueño. Sin embargo, Jisung fue el único que se quedó despierto, pensando en la propuesta. Obviamente siente atracción por Minho, le gusta y le asusta que siga mintiendole, aunque intenta no sobrepensar las cosas ya que aceptó sus disculpas anteriormente. En verdad desea liberar sus sentimientos y ser sincero. ¿Qué puede hacer?

Volteó hacia el lado derecho y observó al mayor en silencio. Minho dormía con calma, su respiración subía y bajaba su pecho trabajado. Era tan lindo e impredecible a la vez...ojalá tuviera la oportunidad de entenderlo mejor. Ya se hicieron las 2:30 de la mañana, tenía que dormirse o no iba a poder levantarse con todas las luces en la mañana. Intentó cerrar los ojos y descansar, hasta que escuchó un ruido en la ventana del baño.

Era muy asustadizo para mirar, así que se resguardó en las mantas y esperó a que no vuelva a suceder, pero el ruido a rasguños seguía golpeando fuerte. Tal vez solo era una rama molestando con tanto viento...si, debe ser eso. Cerró los ojos pensando en cosas lindas y luego de unos minutos los volvió a abrir cuando se imaginó una sombra negra y horrible rasgando el vidrio con sus uñas largas. ¡Dios Santo! Que terror.

En un movimiento rápido se deslizó de la cama y cayó al suelo, metiéndose a un costadito de Minho sin querer molestarlo. Se envolvió en su manta y se quedó quieto, sintiéndose más protegido de esa forma.

—Mmh...—Se quejó Minho, girando su cuerpo hacia el lado en el que estaba acobachado. 

Esto hizo que sus caras quedaran a unos pocos centímetros de distancia, y sus respiraciones chocaron inevitablemente. Decidió ignorar la posición tan invasiva, pero le fue imposible. Los labios de Minho brillaban a pesar de la escasez de luz en la habitación, su nariz respingada lucia recta a la perfección y sus pestañas largas son similares a las mariposas cuando se posan en una frágil hojita.

En su interior surgieron unas ganas de besarlo que difícilmente podía omitir. Se inclinó hacia adelante y lo besó suavemente, siendo tan solo un pequeño roce de labios. Minho no tenía porque saberlo, estaba dormido y no podía enterarse sin testigos. Le dio otro más y otro más, llegando a suspirar encantado con la sensación de hormigueo. Nunca antes pudo besarlo tan suave así, siempre que lo hacían, eran besos forzados que ni siquiera se esperaba.

—¿Te gustan los bocadillos de madrugada? —Preguntó el castaño de repente, sacándolo de sus pensamientos.

—Oh, perdón...¿te desperté? ¿Estás molesto?

—Tranquilo, en realidad, estoy sorprendido de que tomes la iniciativa.

—Es porque dormías tan bien...lo siento.

—No te disculpes, me gusta lo que estabas haciendo. Soñé que un ángel me besaba y eras tú, aún mejor.

Minho era tan chamuyero que dolía. Sonrió un poco y le dio un golpecito en el brazo para que se calle.

—Eras más lindo durmiendo. —Dijo, girandose para darle la espalda.

El castaño sonrió y lo abrazó por la cintura, apretando sus cuerpos en un cálido ambiente. La lluvia de afuera quedó silenciada y solo eran ellos dos en una burbuja de amor brotando sin permiso.

—Duerme bien.

—Que descanses.

Por fin ambos se durmieron por igual y los problemas desaparecieron.



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⏰ Última actualización: Nov 15 ⏰

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Minsung || Un Chico ExtrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora