Ahora hay mucha más gente en el bar. Le pregunto a Amanda, porque he visto dos pulseras verdes. La explicación es lógica. Son profesionales, hombres y mujeres. Hay gente que le cuesta relaccionarse y los portadores de esas pulseras no se lo pondrán difícil. Ellos también tienen vetado el piso superior. Amanda se pide otra copa de champagne. La anterior apenas la ha provado antes de verterla sobre la chica perro. Yo esta vez también pido lo mismo. Amanda y yo estamos hablando muy bajo y con las caras muy cerca, pero siento como una chica joven nos está mirando todo el tiempo. Está sola y vestida con una minifalda diminuta blanca y sin nada más a parte de un antifaz blanco también. De pronto y sin esperarmelo, Amanda me baja la cremallera de los pantalones y mete su mano enfundada en cuero en ellos a la vez que me besa apasionadamente. Nuestras lenguas danzan y antes de que me de cuenta Amanda saca su mano de mis pantalones con mi polla de premio. Estoy a veinte mil. Ella empieza a mover su mano a lo largo de mi polla. Me voy a correr, no soporto tanta excitación. Amanda deja de mover la mano y me susurra al oído ;
-. Ya son las doce. Feliz cumpleaños. Me ha molestado no ver antes, tu primer orgasmo en el laboratorio. De verdad deseaba que te hubieras follado ese agujero de la gloria. No te has dado cuenta, pero la mujer postrada era Maika y por eso me ha molestado no llevar arnés para hacerla feliz. Pero creo que más tarde alguno tuyo veré. Te recomiendo que vayas a la cama redonda y que te vaciéis cuanto antes. Llevas tres horas empalmado… después da otra vuelta y habla con la gente. Cuando encuentres tu motivación, disfrútala… luego nos vemos.
-. ¿ Era Maika? ¿ Y Carlos no ha venido?.
-. Recuerdas el perro de la anciana que ha hecho una felacion a otro hombre?.
-. El otro hombre era Carlos…
-. El perro es Carlos. Su dueña es Agatha. Es una señora encantadora. Siempre le deja a su perro hacer lo que quiere.
Y se va. Así. Por la cara. Me suelta la polla, me besa los labios y se va del bar. La chica de la minifalda que nos estaba mirando antes, tiene una mano en su pecho y viene a toda velocidad donde mi. Ella es más directa y yo ni me había dado cuenta.
-. Soy Carla. ¿Puedo terminar lo que ella te hacía?.
Estoy en mitad de un bar, con una máscara puesta y delante de una chica que no tendrá ni veinte años, que me suplica masturbarme. Es cierto que no costaría demasiado. Creo que ni haría falta, que si solo me concentro en mi excitación, me correría. Pero Amanda acaba de dejarme helado. Me ha regalado un beso genial mientras me acariciaba la polla y se ha ido. Este ha sido el mejor regalo de cumpleaños de mi vida. La chica de la minifalda blanca no es fea, pero ahora no me siento a gusto para eso. Me disculpo y salgo a la sala circular.
Se nota la afluencia de gente. Hay más de cincuenta personas en la sala, pero dispersos por toda ella de tal forma que parece que apenas hay gente. Arriba en el balcón del piso superior hay diez o doce personas que miran lo que ocurre abajo. Una mujer y un hombre de esas personas están apoyados en la barandilla y tienen detrás de ellos sendos hombres follandoles desde detrás. En el caso del hombre que mira mientras le están dando por el culo, hay una fila de dos hombres más esperando a que termine el que ocupa su culo con la polla. Nada más llegar veo que la cama redonda del centro está ocupada. Hay una pareja follando a lo perro. Ella se está acariciando con una mano mientras él la embiste con mucho interés desde detrás. Hay ocho sofás alrededor de la cama y solo uno libre. Observo los que están ocupados. En algunos hay personas que miran a la pareja de la cama. En otro un hombre mayor está sentado al lado de otro muchísimo más joven. Creo que es un intercambio porque las edades de las mujeres que están clavadas en sus pollas se corresponden, la más mayor encima del joven y una chica muy menuda con cara de niña encima del maduro. En otro de los sofás hay un hombre de mi edad con las piernas cruzadas mirando a la pareja de la cama redonda y a su lado está la que creo que puede ser su pareja tumbada mientras otra mujer le hace un oral con dedos dentro. En el mirador del piso superior hay varias personas mirando hacia la cama redonda. Yo me apoyo en una de las columnas a mirar. La chica que está en la cama se corre. No exagera con gritos fingidos ni gestos marcados,pero sus ojos no mienten, esta claro que su orgasmo es profundo. Cuando este cesa se da la vuelta y lleva a su boca el pene de él. Esa chica sabe hacer un oral, lo borda. Él no tarda ni un minuto en explotar y semen que sale disparado sobre la cara de ella, sobre su pelo y sobre la cama. Se besan. Ese beso es natural, pero fugaz. Los dos se levantan de la cama y cogen una toalla cada uno de una bandeja y se marchan. Cada uno por su lado. Aparece de la nada una pareja vestida de azul con pulsera roja. La cama queda limpia y desinfectada en menos de dos minutos. Ahora me explico que sea brillante, supongo que es de cuero sintético o plástico.
En ese momento veo que hay un cierto revuelo. Algunos de los que estaban en los sofás se levantan y cambian de sitio. Otros se van. Yo me acerco y me siento en uno de los sofás con mi copa de champagne. En el sofá de al lado hay una pareja de unos cuarenta años hablando, desnudos excepto por las mascaras. Rojas las dos, iguales. En el que queda enfrente de mí se sienta una mujer que parece algo más joven que ellos que no me quita la vista de encima. Ella está vestida con un tanga blanco y antifaz a juego. Adopta la misma postura que yo, con las piernas cruzadas. Una pareja de unos veinti pocos años viene a hablar con la que está a mi lado. Sólo se presentan amables e invitan a los otros a ir a la cama. En menos de un minuto están los cuatro desnudos follando con las parejas intercambiadas en la cama redonda. Yo me fijo en la pareja que forman el hombre de mi edad con la chica joven. Exactamente en la polla de él, que es grande, mucho. Ella parece que está más que complacida con eso. Se mueve rápido y completa cada embestida que le da metiéndosela entera cada vez. De pronto me sorprende una chica rubia y pequeña de unos treinta años vestida de colegial, que se planta delante de mi y me pregunta :” ¿ Quieres que me trague tu corrida? “. No se me ocurre nada mejor en este momento, la verdad. Solo asiento mirándola a los ojos azules que me están suplicando semen. Ella se pone de rodillas delante de mí y rápidamente me saca la polla de los pantalones, pero cuando ya la tenía casi en los labios se para, como asustada. Hace referencia a mi pulsera.
-. Joder. No me había dado cuenta. Perdona.
Se levanta y se va a hablar con un hombre de más de sesenta años que hay enfrente de mí. Yo no le doy demasiada importancia y empiezo a acariciarme la polla mirando a la gente que hay en la sala. Cada uno está a lo suyo, la mayoria mirando como follan los que están en el centro. Otros teniendo sexo en parejas, trios o grupos. La chica que se había sentado enfrente de mi se está acariciando el clitorix mirándome. Se levanta y viene directa hacia mi sin dejar de tocarse.
-. Hola. Soy Nina.
-. Yo Aitor.
-. Ella era una bebedora.
-. ¿ Quién?.
-. La chica que se acaba de ir. Ana. Cuando ha visto tu pulsera se ha ido porque tu debes usar condón y ella quiere beber.
-. Eso ha dicho, que quería tragar mi semen.
-. Bueno, la da igual comerse una corrida masculina que femenina, es bebedora de orgasmos. Antes se ha tragado uno mío.
-. Curioso… y morboso.
-. Ya, pero te habrá dejado con ganas.
-. La verdad es que estoy ya…
-. Por eso he venido. ¿ Quieres correrte dentro de mi?.
Yo solo soy capaz de asentir. Ella va a una de las bandejas que hay con condones y vuelve con uno para colocarmelo. Lo hace despacio, mirándome a los ojos. Mientras lo hace me pregunta donde quiero correrme. Me ofrece su boca, su coño o su culo. Yo no respondo. Solo la miro las tetas. Son pequeñas con pezones grandes y claros. Cuando termina de ponérmelo se da la vuelta para mirar hacia la cama redonda y apartándose el tanga se sienta encima de mí clavandose mi polla en el coño hasta adentro. Yo empiezo a mirar otra vez la polla del hombre maduro de la cama. Ahora esa polla está follandose la boca de la chica joven. Nina sube y baja por la mía. Pero de pronto veo a Amanda que llega a la sala. Viene andando muy despacio subida en sus tacones de aguja y saludando a la gente. Trae de una mano una correa y a su lado camina a gatas la chica perro. Cuando Amanda se para a hablar con alguien la chica perro pone su cabeza en el costado de Amanada y esta, la acaricia el pelo. Me ve. Se acerca hasta ponerse al lado de Nina y de mí. Me acaricia el pelo. Me gustaria decir que ha sido un polvazo, pero me corro en menos de un minuto. Justo cuando me corro, Amanda me acaricia los labios mientras se muerde el suyo. Se va caminando despacio con su chica perro al lado. Nina se da la vuelta y me mira.
-. Uhmmm buena corrida. Y buena polla. Luego si necesitas correrte más veces dentro de mí, me lo dices.
Se acerca a por una toalla y vuelve para quitarme el condón y limpiarme la polla. Cuando está seca la escupe una y otra vez y vuelve a secarla con la toalla. Tengo que detenerla porque si lo hace así otro par de veces vuelvo a correrme. Ella se va por uno de los pasillos. Yo guardo mi polla y observo el final de los cuatro de la cama redonda. La mujer mayor se ha corrido y se ha sentado en un sofá mirando a su pareja en plena acción. Ahora la otra tiene al mayor detrás follandose su culo y a su propia pareja follandola el coño. Se corren casi los tres a la vez. Hay un par de personas que aplauden. Yo observo con detenimiento la polla del mayor abandonando el culo de la chica rezumando semen. La chica se encarga de limpiarla con la boca. Entera. Me levanto y voy por un pasillo.
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Cama Redonda. +18
General Fiction+18. Bienvenidos a la fiesta swinger más extrema de la que vais a oír hablar nunca. Cualquier cosa que escondas en lo más profundo de tus deseos, cabe en esta fiesta.