Fin de fiesta. Principio de todo.

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Él se aleja y Laura me pide que esperemos. El hombre nos entrega dos sobres, el mio más abultado que el de ella. Salimos y montamos en un taxi. -. ¿No vas a abrir el sobre?. Te gustará saber lo que es. -. ¿Y qué es?. -. Las pulseras de los socios tienen un botón. Cuando cualquiera de los socios con derecho interactúa con un invitado, flor o profesional y desea volver a coincidir con él en otra fiesta, pulsa ese botón para dar su opinión favorable, su agradecimiento, cerca de la pulsera de esa persona. A partir de ahí, pueden pasar varias cosas. Las personas que reciben bastantes agradecimientos pueden volver a ser citadas para la próxima fiesta manteniendo el mismo rol. -. Pero tú pasaste de flor a socia. -. En mi caso fue algo no demasiado frecuente. Si la cantidad de agradecimientos es notable… Me ofrecieron participar en la comunidad como socia con derecho. Fuera conocí mejor a Jaime. Él me animó a hacerlo. Jaime y yo somos socios independientes, no como pareja. Económicamente, sale algo peor, pero los derechos se mantienen de forma individual. -. Supongo que sale caro… -. No, sale carísimo. Pero solo si tienes dinero. La organización propone una cuota anual que se establece en función de los ingresos individualmente. Se trata de que el que quiera, pueda ser socio independientemente del nivel económico, pero que para todos suponga un esfuerzo. Es decir, que demuestre voluntad. Pero una vez superado ese trámite, dentro de la casa todos los socios son iguales. -. ¿ Crees que me habrán invitado a volver?. -. Puede ser, pero depende del año y de los resultados de todos los aspirantes y normalmente hacen falta al menos diez agradecimientos para eso, como mínimo. La gente es bastante agradecida a la hora de interactuar, pero no siempre recuerda que tiene un botón en la pulsera. Además, si te invitan a la fiesta del año que viene, deberás pagar tú la inscripción. Es un precio fijo que pagan todas las pulseras negras por anticipado por asistir. La inscripción, tuya hoy, la ha pagado Maika. -. Eso no sería problema. Pero ¿solo hacen una fiesta al año?. -. Hay una fiesta cada estación del año para todos los socios. La de verano es la de máscaras y es la que más aceptación tiene. Está la fiesta de las flores en primavera, la de la nieve en invierno y la del bosque en otoño. Jaime viene a todas, yo solo suelo venir a esta únicamente. Aparte hay fiestas temáticas una vez al mes. -. ¿Temáticas?. -. Creo que no has subido a la segunda planta, ¿no?. Lluvia dorada, gang bang, Bukkake… Son fantasías que no van conmigo. -. Ni conmigo. Laura apoya su cabeza sobre mi pecho en el asiento trasero del taxi. Se duerme abrazándome. Yo beso su pelo y abro el sobre. Lo primero que saco es una carta. En ella se detalla cada persona que ha expresado su agradecimiento hacia mí, en las relaciones que he podido tener. A modo aclaratorio y por si no las reconociera por el nombre, además se indica en que zona de la casa han pulsado la tecla de sus pulseras y la hora exacta. Reconozco los nombres de Carla, Anastasia, Agatha, Nina, y Ana, pero hay más. Mirando donde me han aceptado me sorprendo. En la sala oscura, diez personas han pulsado su tecla cerca de mi pulsera. En el embarcadero tres. En la sala BSDM siete. En el bar doce y de estas, diez a la hora que yo estaba allí con Lucía y Eva. En la sala de la cama redonda hay veinticinco agradecimientos. Cuatro cuando he coincidido con Ana, la bebedora de orgasmos y con Nina corriéndome en su coño. Otros cuatro cuando hemos estado Lucía, Eva y yo con Amanda y su perra Laika. Diecisiete mientras yo estaba en la cama con Jimena y Astaroth. Yo pensaba que solo nos habían visto las cuatro mujeres que estaban apoyadas en las columnas. Pienso en eso y recuerdo que después de corrernos en las gafas de Jimena los dos, algunas personas han pasado cerca de mí mientras yo me vestía y tenían una mano en la muñeca. Me gustaría que Jimena. Haya tenido también muchos agradecimientos. Me encantaría volver a follar con ella porque ha sido muy bonito. Si en la sala oscura he tenido diez, supongo que volveré a ver a las dos flores. Ellas han estado una hora más que Amanda y yo y en la hora de máxima ocupación. ¿Cuántas personas habrán interactuado con ellas antes que yo allí?. Me viene a la cabeza la sensación al meter la polla en Julia. Estaba muy mojada y dilatada. Eva igual. Por delante y por detrás. Me excita pensar en ellas allí. En total, setenta y dos personas han pulsado su botón cerca de mi pulsera. En la carta se me indica que estoy invitado a la fiesta de máscaras del verano que viene, pero que alguien se entrevistará conmigo en las próximas semanas para ofrecerme y estudiar en su caso mi ingreso en esa comunidad como socio permanente. En el sobre además hay tarjetas. Son como las que Maika me dio con los datos de Laura, pero moradas y con el logotipo de “El Laboratorio" . Un nombre y un número de teléfono. Hay seis de estas tarjetas y son de Agatha, Nina y Anastasia, entre otras personas, no solo mujeres. Estas personas al salir de la fiesta han expresado su voluntad de establecer contacto conmigo en la vida normal, fuera de la casa. Seis tarjetas moradas con un nombre y un teléfono. Hay otras tarjetas diferentes. Son como la de Laura, negras, y en este caso tienen mi nombre y mi número de teléfono y un icono. Es una forma casi abstracta, fálica. Llegamos a casa de Laura. Yo la despierto unos metros antes acariciando su piel en las rodillas. Ella me mira a los ojos y sonríe. Mi mundo amanece con esa sonrisa. Después mira donde estamos y esa luz de su cara desaparece en gran medida. Cuando el taxi se detiene yo salgo y doy la vuelta para abrir su puerta y la ayudo a salir. Laura camina elegante. Yo la abrazo por el hombro acompañándola a la puerta. Ella me abraza con los dos brazos de la cadera mientras andamos, pero antes de llegar a la puerta, se abre. Jaime nos ve llegar sonriente con un pijama de satén negro. Pregunta si ha sido una velada amena. Yo le contesto que sí. -. Y tú, ¿has tenido una bonita experiencia?

. -. Ha sido una noche larga. Estoy cansada. Necesito dormir. -. Estás de mal humor aún. Sigues sin aceptar la finalidad de mi voluntad… -. He aceptado tu orden. No quiero hablar de eso ahora. -. Mi amor. Sé que era lo que deseabas. Laura le dedica una mirada asesina a su pareja. La tensión que se genera entre ellos es impresionante. Después Laura me mira acercándose. Me besa. Es tan apasionada como en el bar. O más. Mi libido explota. -. Aitor, ahora debes irte. Creo que aquí nadie se entera de nada hasta que no explota y a pesar de que estoy agotada, creo que Jaime va a tener que verme reventar para enterarse. Te llamaré. Pronto. Laura vuelve a besarme ante los ojos incrédulos de Jaime. Yo vuelvo al taxi que arranca camino de mi apartamento. Al llegar a la avenida principal le pido que se detenga para bajarme porque me apetece andar un poco antes de llegar a casa. Acaba de amanecer y hay una luz preciosa. Quiero procesar todo lo que ha pasado esta noche. Apenas camino cien metros por la avenida cuando recuerdo que hoy es mi cumpleaños. 42. Sonrió feliz. Esta noche ha sido el mayor regalo de cumpleaños que nadie podría haberme regalado. Un taxi para unos metros delante de mí y de él se apea una chica. Camina despacio hacia un portal. No me lo puedo creer, pero a pesar de todo lo que me ha pasado esta noche estoy mirando a esa chica y estoy pensando en sexo. Me he sorprendido mirándola el culo e imaginándome follando con ella. Es un culo bonito y generoso dentro de un jeans azules muy ajustados. No es muy alta. Me apena que camina de espaldas a mí y no veo su cara, pero mi mirada la persigue hasta que llega a la puerta de un portal. Antes de abrir la puerta, ella se da la vuelta y muestras miradas se cruzan. -. ¿Sara?. -. ¿Aitor?. No me jodas. ¿Qué haces tú aquí?. -. Vivo cerca, a doscientos metros por esa calle que empieza ahí… Me acerco a ella para saludarla. Enseguida vuelvo a sentir su excitación. Ella ve el sobre que llevo en la mano y sonríe. -. Espero que sean buenas noticias. ¿Volveremos a vernos?. -. Volveremos a vernos. -. Llevo tres años de terapeuta para la organización. Espero que me llamen también para la próxima fiesta a la que acudas. -. Espero acudir a la próxima fiesta de máscaras y que tú estés allí… -. Será un placer, solo si en esa ocasión si me permites darte placer…. Sara acaba de subir por la cuesta de la excitación, al menos hasta el punto que estaba en el embarcadero la última vez que hemos hablado. Me dice que se llama Blanca pero al decirlo su voz tiembla de excitación. -. Siento mucho todo lo que tienes que sufrir en tu trabajo. Veo como estás y no tiene que ser fácil. -. Es un trabajo más. Te acostumbras. No sé qué me ha pasado hoy, pero… si, tienes razón, no ha sido una noche fácil. Y también sí, tienes razón. Estoy… -. Me alegro de estar vestido ahora para no agravar tu estado. -. Si esta noche ha sido así, eso ha empezado contigo. Cuando te has desnudado mientras Amanda se sentaba en mi silla… Nunca me había pasado. -. ¿Que un cliente aprendiera contigo tu trabajo?. -. No, eso pasa casi siempre. Amanda es una institución en el laboratorio. Cuando ha pasado a primera hora contigo, me he fijado en ti… Pero verte desnudo después… Verte trabajar así, desnudo en Amanda… No te he mentido cuando te he dicho que me habría encantado atenderte en una de las sillas. Da igual que ahora tengas ropa. Yo te sigo viendo desnudo. Estás empalmado igual que antes. -. Ha sido una noche muy excitante. Creo que tardará en volver a la normalidad… -. Eso lo soluciono yo en dos minutos. Recuerda que soy terapeuta de los orgasmos. -. Yo ahora no quiero eso. No saldría nada porque creo que estoy seco… Pero tú… -. Aitor. No seas cabrón. No me pongas peor, que lo que quiero es llegar a casa y masturbarme para descansar. -. Y no podría yo… Blanca y yo entramos a su portal. En mitad del portal nos besamos con muchas ganas mientras ella suelta los botones de sus Jeans y los baja hasta las rodillas. No lleva braguitas. Su coño está derritiéndose de calor y humedad. Yo meto dos dedos donde ella me ha explicado antes. Ella se mueve muy rápido y aprieta las piernas en los muslos. Es rápido, es animal. Blanca gime y grita. En menos de tres minutos con mis dedos dentro de ella se corre. No es un squirt como los que he visto o provocado en el embarcadero, pero es un squirt. Sus pantalones se empapan enteros a la vez que Blanca tiene los ojos en blanco y deja de respirar. Cuando termina de correrse yo saco los dedos y los llevo a mi boca. A la suya. Nos besamos mientras apuramos el elixir. Yo saco del sobre una tarjeta mía y se la doy a ella. Sara, Blanca, entra en el ascensor sin subirse los pantalones, porque son tan ajustados y están tan mojados que no es capaz de subirlos. Yo me voy a mi casa tratando de disimular que a la vez que Blanca se corría, yo me he vuelto a correr en el bóxer.

Cama Redonda. +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora