La casa. Los invitados.

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Laura, perdón. Amanda-. Mira todo lo que quieras. Si tus sentimientos están ahí , esta noche podrás experimentar todo lo que quieras con ellos, pero supongo que no. ¿Te gusta lo que ves?.

Yo-. No sabes todo lo que me gusta lo que veo.

Amanda-. Algo intuía, créeme. ¿ Te apetece que te enseñe donde estás?.  Aprovecharemos que todavía no hay demasiada gente.

Son las once y diez minutos de la noche. Laura, Amanda, aquí es Amanda… No solo su mirada ha cambiado. Ahora hasta su voz es más dura, más imperativa, pero todo su lenguaje corporal ha cambiado en cuanto hemos entrado. Ella me indica que deje lo que quiera en la consigna que se corresponde a mi pulsera y que se ha abierto al acercarla. “ Puedes dejar lo que quieras. Si quieres toda la ropa, pero imprescindiblemente has de dejar el teléfono y el reloj o cualquier dispositivo electrónico que lleves”. Pasamos a una habitación contigua. Es una especie de bar donde detrás de una barra hay tres hombres vestidos de igual forma que los que colocaban las pulseras antes. Hasta parecen todos el mismo hombre. Fuertes, altos de pelo muy corto, mirada desinteresada y máscara del zorro. Amanda pide champagne y yo dos dedos de ron añejo. Veo que hay varias personas a la vez pidiendo. Algunos charlan en grupos de dos o tres personas, la mayoría están solos o en pareja. Pero hay al menos tres personas completamente desnudas a excepción de las mascaras, todas distintas, dos hombres y una mujer. Otro de los hombres está disfrazado de oso panda y una mujer está vestida casi como Amanda, pero su prenda es de tiras de cuero negro y lleva un antifaz verde oscuro. Advierto que cuando los camareros sirven, los clientes acercan su pulsera a un datáfono. Cuando nos sirven a nosotros le voy a decir al camarero que me cobre la copa de Amanda y la mía, pero ella me indica que en todo el laboratorio no se permite pagar ningún gasto ajeno. Cada persona tiene su pulsera y ahí le pasan sus cargos. Ella dice que así es más fácil que nadie se sienta manipulado. Pagamos ambos y con la copa en la mano pasamos a la siguiente sala.

Esta debe ser el distribuidor principal de la planta baja. Es una sala enorme circular que tiene las dos plantas de altura. El piso superior forma un balcón circular sobre esta sala donde algunas personas se apoyan en la barandilla para mirar lo que ocurre abajo. Desde fuera del edificio nadie pensaría que podría ser tan espacioso por dentro. El suelo de la planta baja tiene dos niveles, siendo unos veinte centímetros más bajo en el centro, coincidiendo con el diámetro del balcón de arriba. Queda en ese lugar un círculo perfecto de más de diez metros de diámetro y en el centro de ese circulo hay un nuevo círculo elevado poco menos de medio metro y de dos metros de diámetro. Completamente blanco y brillante. De no ser por el brillo yo diría que es una cama redonda. Alrededor de esa “ cama” hay varios sofás colocados de forma concéntrica pegados a una escalera que ofrece varios puntos por los que bajar esos veinte centímetros en tres escaleras. En la parte alta del piso hay columnas y pasillos y más afuera varias puertas cerradas. Hay gente por varios sitios. Unos hablando, otros sentados en sofás y los demás paseando o dirigiéndose a algúna otra zona. Laura me lleva por uno de los pasillos. Me explica:

Amanda-. La planta baja es la común. Aquí puedes ir a donde quieras, hacer lo que quieras e interactuar con quien o con lo que quieras. No hay muchas normas, básicamente el respeto a los demás y la educacion. Aquí la pulsera solo la usarás en el bar. Pero lo primero que debo explicarte es el final. Cuando sientas que no estás a gusto o quieras irte, sal al recibidor. Recoge tus cosas de la consigna y sal a la calle. No hace falta que hables con ninguno de los sirvientes, solo entregarles la pulsera. Afuera habrá un taxi en la puerta que te llevará donde quieras. Si lo tienes a bien avísame de que te vas. Sino lo supondré si no te veo.

Andamos por el pasillo hasta que se abre en otra estancia más pequeña que la principal, pero amplia. Cerca de la pared hay unos muebles extraños. Parecen sillas, pero se asemejan a una camilla de ginecólogo, en madera pintadas de colores vivos. Me llama la atención que el suelo está protegido con plástico.

-. La planta baja tiene cuatro zonas temáticas, una en cada esquina del edificio. Esta es la zona del embarcadero. Aquí la mayoría de la gente que viene, promueve sus sensaciones expulsivas vaciandose por completo. Los que están vestidos de blanco son terapeutas expertos que ayudan a quien se lo solicite. Fíjate en sus pulseras.

Ellos, tres hombres y tres mujeres tienen pulseras de color rojo como dice Amanda, y mascaras de zorro del mismo color. Al lado de cada uno de ellos hay un carro con diferentes artilugios. ¿ Pero que cojones es eso?. Me fijo en uno de los carros al lado de un hombre  y veo que hay vibradores de varios tamaños y colores. Le pregunto a Amanda para que sea más explícita.

-. Hay mujeres que encuentran en el squirt su motivación. Estos terapeutas, todos, son expertos en conseguir ese tipo de experiencias. No sólo en las mujeres, claro. Si pasas luego por aquí te sorprenderás. 

Cuando le pregunto por los colores de las pulseras, me lo explica. Las rojas son para el personal; limpieza, camareros, terapeutas, seguridad…  las negras son de los socios con derecho, pero si tienen un círculo blanco como la mía, son invitados por otro miembro o socio. Esa condición es importante al parecer, porque también quiere decir que no ha presentado un informe reciente de análisis de ETS y tienes prohibido la penetración sin protección en cualquier zona del edificio, bajo pena de expulsión. Las pulseras completamente blancas son de “ las flores”, invitados por la organización por méritos. Con lo de méritos, Amanda se refiere inequívocamente a su físico. Me he cruzado con dos chicas y un chico con pulsera blanca y podían ser modelos o actores y actrices, tranquilamente. Estos tienen los mismos derechos que las pulseras negras y han pasado el control de enfermedades de transmisión sexual, pero tienen vetado el piso de arriba. Amanda me deja claro que puedo interactuar con todos menos con los de las pulseras rojas, en este caso a excepción de las personas que vistan de blanco, los terapeutas. Estos tienen cada uno una misión y únicamente se puede interactuar con ellos en esa misión. No pienso perderme ver a alguno de los expertos en provocar squirts. De esa zona a la siguiente, en el pasillo se escucha ruido que procede de donde Amanda y yo nos dirigimos. En mitad del pasillo hay un banco. Sobre él hay sentado un hombre que está siendo follado por una chica. Ella será treinta años más joven que él, pero al parecer no le supone problema porque ella está de cuclillas sobre el asíento del banco follandoselo como si no hubiera un mañana y gritando a la vez de placer. Cuando estamos al lado de ellos Amanda se acerca y acaricia el culo de ella. El hombre la reconoce y dice su nombre con una sonrisa profunda sin dejar de gemir, “ Amanda… “. Amanda acaricia la cara del hombre que no para de embestir a la joven, pero cuando más delicado era ese contacto de la mano de Amanda sobre la cara de él, Zas. Le suelta una bofetada con todas sus fuerzas. El hombre pone cara de placer y la joven sin dejar de cabalgarlo ríe a carcajadas. Un segundo más tarde es ella la que le propina otro fuerte tortazo al hombre que inmediatamente empieza a gritar mientras se corre. Nosotros continuamos por el pasillo. Nos cruzamos con un chico de unos veinte años que viene vestido solo con pantalones negros de pinzas y una correa al cuello. Cuando ve a Amanda se arrodilla en una esquina del pasillo y baja la cabeza.

. – Acompáñame, no me he puesto guantes. Me he hecho daño en la palma de la mano.

-. ¿A donde vamos?.

-. A mi zona preferida. Es la siguiente esquina.

Cuando pasamos al lado del hombre arrodillado, Amanda acaricia su cabeza mientras él mueve los pies y mira hacia arriba. Ella sigue andando e instruyendome.

-. La siguiente zona temática es muy popular. BSDM. ¿ Conoces?.

-. Sé lo que es…

-. ¿ Nadie te ha iniciado?.

-. No se si yo….

-. Puede que hoy sepas cosas nuevas de ti mismo. Aquí se viene a experimentar, que por eso se llama el laboratorio. Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo. A mi las que más me ponen son las centrales. Dominar, someter y ofrecer placer a través del dolor.

-. Me ha llamado la atención la zona anterior. ¿ Tu…?.

-. A veces voy al embarcadero. Y lo disfruto muchísimo, no lo negaré. Pero mis motivaciones están en otro ángulo. Ya te darás cuenta. Esos terapeutas saben bien lo que hacen, créeme. O no me creas y ponte en sus manos. Tu decides.

La siguiente esquina es más grande que la de los squirt. Las paredes están repletas de anillas, de cuerdas, de muebles y de bandejas que contienen látigos, pinzas, agujas…  Amanda abre un cajón y saca de él unos guantes de cuero largos y se los pone. Después se acerca a mi y me acaricia en la cara con ellos gimiendo como si la estuviera comiendo el coño. Veo en sus ojos que esta sintiendo el mismo placer por lo menos. Debería haber citado también el fetichismo. Me da dos palmadas suaves en la cara mientras se muerde el labio inferior. Ya veremos…

En una de las paredes hay una mujer amordazada y atada a la pared. Su postura es extrema, abierta de piernas y brazos. Está a más de veinte centímetros del suelo suspendida mediante cinco correas de cuero anchas, en los tobillos, muñecas y en el cuello. Hay un hombre que la da golpes despacio en el coño con una fusta negra. Ahora caigo…  El símbolo que había en la tarjeta que me dio Maika con los datos de Laura era una fusta idéntica a esa. Amanda se acerca al hombre que sodomiza a la mujer y se besan en la boca. Amanda le muerde con fuerza un labio después. Creo que hasta le ha hecho sangrar, pero en vez de quejarse el hombre le cede la fusta a Amanda. No se corta. Le da dos golpes secos con ella a la mujer de la pared. Uno en cada pezon. La mujer grita de dolor…. O de placer. Porque su cara dice que disfruta y mucho. Amanda le devuelve la fusta a su amo y me señala con la vista algo. En mitad de la sala hay una chica. Está a cuatro patas y atada al suelo con una correa que une el collar de su cuello con una anilla sujeta al suelo. La longitud de la correa no le deja levantar la cabeza por encima de su espalda, como si fuera un perro atado en corto. Está desnuda completamente. La miro y no comprendo nada. Es una auténtica belleza. Ojos violeta, piel dorada, cuerpo Atlético con poderosos pechos firmes y un culo más que divino. Pero con rabo. Tiene un dilatador anal enorme metido en el culo y de el cuelgan unas fibras que simulan el rabo de un perro. Un chico que pasa a su lado se queda delante de ella y la azota con una mano. No muy fuerte. La chica se revuelve sin decir nada. Después el chico se aleja y se acerca Amanda por detrás a ella. Coje las fibras del rabo y tira de ellas. No lo suficiente para sacar el dilatador anal, pero si para tirar de su cuerpo hacia atrás hasta que la correa del cuello que la ata al suelo no da más y el collar se tensa abrazando el cuello. La chica empieza a ponerse roja, pero Amanda no deja de ejercer esa tensión tirando del rabo de la chica. Yo miro su coño. Es precioso, depilado y suave. Cada vez estoy más y más cachondo. Ella está muy mojada. Cuando Amanda suelta el rabo, la chica perro se gira hacia nosotros sonriendo. Tiene el cuello rojo, pero la cara es preciosa. Se acerca a Amanda y lame sus pies. Después la mira desde abajo. Amanda pone su copa sobre la cabeza de ella a la altura de sus propios ojos y empieza a derramar el champagne en un hilo fino de líquido sobre la cara de la chica perro, que trata de absorberlo como lo que es, como un perro. Cuando la copa de Amanda está vacía la chica lame el suelo con la lengua. “ ¿Seguimos? “. Me tiraría al suelo a follarmela ahora mismo. Mi ereccion no cabe ya debajo del cinturón y me la tengo que recolocar. Amanda me ve hacerlo.

-. Si te quieres follar a un perro hazlo. Esta perra hoy es mía y si la necesitas para follar ahora, me divertirá verte hacerlo. Yo te recomiendo esperar. Terminamos de ver esto y podrás descargar muy pronto.

Amanda camina hacia el pasillo. Esta vez ante uno de los bancos hay un hombre  en el suelo acariciando y lamiendo los pies de la mujer que está sentada en el banco, a la vez que se masturba. Se corre antes de que lleguemos a donde el. Su semen sale disparado contra el suelo salpicando la pared de enfrente. Entonces la mujer se levanta y se dan dos besos. Cada uno camina en dirección opuesta al otro. Una mujer vestida de azul cielo, mascara a juego, con pulsera roja limpia el semen del suelo y de la pared mientras pasamos caminando a su lado. Amanda va explicándome que la siguiente zona es la de la gloria. Me avisa de que si interactuo en esta zona, lea bien antes los carteles. Cuando llegamos me lo explico. Hay varios puestos hechos con paneles de madera en los costados de toda esta zona, pero están diseñadas de formas imposibles y cada puesto tiene delante un cartél con una leyenda de iconos. Detrás de esos paneles se pueden poner hombres y mujeres colocando partes de su cuerpo en unos agujeros que conectan un lado y otro de esa madera. Sólo hay tres de esos sitios ocupados por personas ahora. El primero es una mujer. El habitáculo detrás de la pared está diseñado para que la persona se coloque con las piernas abiertas, casi en posición vertical mirando a la madera. Este habitáculo tiene tres orificios y la mujer expone a través de ellos los pechos y la vagina. En los carteles hay indicado mediante iconos que las tetas puedes lamerlas, besarlas o morderlas. Abajo, solo puedes tocar con los dedos sin golpear. Amanda lame los pezones de esa mujer que no sabemos quién es a la vez que empieza a acariciarla el coño. Se queda mirándome, invitándome a lamer yo el otro pezon de la mujer. La obedezco. Me susurra al oído.

-. Las personas que se ofrecen en esta zona agradecen siempre que les atiendas. Hay que ser amable con ellos. A mi me gusta serlo e intento siempre complacerles.

Yo lo hago. Mis dedos juegan un poco en los labios de la mujer enredandose con los dedos de Amanda. Me excita en contacto con el cuero mientras Amanda y yo masturbamos a esa mujer misteriosa. Amanda sigue hasta el siguiente agujero de la gloria. Es muy parecido al anterior pero esta vez detrás hay un hombre. Los iconos varían lo más mínimo. Sólo el inferior, y solo para indicar que además en este puedes interactuar con la boca, con la vagina o con el culo. Por el agujero de abajo aparece una polla erecta, con bastante pelo. Amanda la acaricia a la vez que lame uno de los pezones. Me susurra, “  Ven. ¿ Has dejado tus prejuicios en el taxi?. “. Obedezco. Lamo el otro pezón masculino. Siento el cuero en mi mano acompañándome. Amanda me coje la mano y me la lleva a la polla del hombre misterioso. “ relájate y siente”. Empieza a guiarme, a acompañar mi mano másturbando la polla. “ Espera” se agacha y la lame, se la mete en la boca, después la escupe y extiende su saliba a lo largo. “ Ahora mejor. Prueba”. Mucho mejor sin duda. Jamás habría pensado esto. Estoy másturbando a un hombre que ni siquiera sé quien es. Y lo peor es que me está encantando hacerlo. O lo mejor…

-. Me alegro de que empieces a disfrutar. Es una bonita polla, ¿ verdad?. ( Yo solo asiento sonriente). La tuya es mejor. Se te nota desde que has llegado a mi casa. Debes estar pasándolo fatal. ¿ Necesitas descargar ya?.

Me señala con la mirada el último agujero de la gloria que hay ocupado. Directamente es una mujer postrada. De el panel de madera sobresale su culo y sus piernas. Debe estar apoyada en algo parecido a una mesa, boca abajo y dando la espalda al panel. Amanda me acompaña hasta estar detrás de esa mujer. Ella se aleja hasta una esquina y coje de una bandeja un preservativo para dármelo después.

-. Recuerda en todo momento que tienes el círculo blanco. No metas la polla en ningún lado sin condon o te expulsarán. Venga fóllatela que estarás a punto de reventar. Yo  me la follaria, pero no me he puesto el arnés.

La iconografía de este puesto indica que solo se puede interactuar con un pene o si es una mujer la que actúa,. con un arnés con consolador. En el coño o en el culo de la mujer que tiene medio cuerpo a cada lado de la pared.

-. Prefiero terminar de ver toda la planta de abajo antes.

-. Tu decides. Seguimos.

Dejo el preservativo en la cesta. Caminamos hacia el pasillo. Este está más concurrido o tal vez sea que la casa se va llenando de personas. Amanda me va explicando la siguiente zona mientras nos cruzamos con dos chicas muy jóvenes que se besan y se masturban la una a la otra, con dos parejas que follan una al lado de la otra sobre un banco y en la misma postura y con un señor mayor que se está acariciando mientras los mira. Casi al final del pasillo hay un hombre haciéndole una felacion a otro. El que está de rodillas tiene un collar de perro y le sujeta de la correa una mujer muy mayor que le acaricia la cabeza mientras lo hace. El hombre que está de pie se corre en la cara del que está agachado. Nuevamente semen que salpica el suelo. Veo una mujer vestida de azul claro con pulsera roja que empieza a caminar hasta donde ya ha terminado ese acto. Lo limpia. Amanda me ha explicado que la última sala es itinerante. Cada ocasión es distinta. Cuando llegamos vemos que hay varias estatuas. Las he visto por toda la planta. Algunas tenían formas humanas. Esas eran casi todas de hombres bien dotados y erectos. Había estatuas que no eran humanas pero en casi todas había alguna forma falica. Aquí en el centro hay también una cama. Toda la estancia está rodeada por cuatro pantallas gigantes que forman un cuadrado. Dentro hay más de treinta cámaras automáticas. Graban cualquier cosa que se mueva dentro del cuadrado que forman las pantallas y lo emiten en ellas. Ahora no hay nadie en la cama, pero hay un hombre contra una de esas esculturas abstractas metiéndose una parte de ella por detrás mientras delante de él una mujer le ofrece la mejor de sus mamadas y se masturba. Hay un charco bastante importante debajo del coño de esa mujer. Las pantallas ofrecen imágenes de vídeo en tamaño gigante de cada parte de la acción. En varias se ve la polla del hombre y como desaparece en la boca de ella. Hay una de las cámaras que está proyectando la imagen del coño de ella en un tamaño de casi un metro de largo. Sus dedos entran y salen nítidos. Amanda me lleva otra vez a la sala circular. Me señala varias puertas. Los aseos, las duchas, el servicio medico… volvemos al bar.

Cama Redonda. +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora