El cuarto oscuro.

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-. Ana sale contenta hoy. Habrá sido una hora muy productiva. Me fijo en ella y si no fuera por su sonrisa y porque tiene el pelo apelmazado no se diferencia demasiado de cuando ha intentado beber mi orgasmo. También reconozco a Maika cuando sale. Toma el camino hacia el bar. En el embarcadero apenas hay tres personas hablando y en el otro extremo, la zona BSDM bastantes más, pero menos que la última vez que he pasado por ahí. Me doy cuenta de que Amanda mira un reloj que hay en la pared y esperamos a que den las cuatro menos cinco antes de entrar. Cuando pasamos hay una habitación no demasiado grande y con poca luz, pero suficiente para advertir que hay dos hombres de la organización. Uno de ellos al verme se acerca a mí. -. Caballero, tengo que advertirle que las normas para invitados siguen siendo las mismas, dentro que fuera de la sala oscura. Tenemos sistemas para detectar que se cumplen. Amanda me mira la polla. Hace ya un rato de sus squirts y desde entonces me he relajado bastante. Sería imposible ponerme un preservativo ahora, normalmente. Yo voy a acariciarme para intentar conseguir una erección. Amanda me pide que espere. Sale de esa sala y vuelve con dos pulseras verdes. Chica y chico. Los dos se ponen de rodillas delante de mí mientras Amanda me habla al oído. -. Cuando entremos ahí, déjate volar. Mi consejo es que te olvides de tus expectativas y disfrutes. Si las dos flores están ahí, ellas nos encontrarán. Pero ahí dentro, a pesar de que la hora oscura termina ya, va a haber más oportunidades de que experimentes todo lo que has soñado alguna vez, que en una feria de turismo. Miro a las pulseras verdes que están debajo de mí. Él tiene mi polla metida en la boca y se esmera en hacerlo sexy y placentero. Lo es. Mucho. Ella abre un preservativo y cuando el chico separa sus labios de mi polla, lo coloca en la punta. Empieza a estirarlo con los labios. Me sujeta la base con una mano y va colocándome el condón con la boca. Lo hace hasta el final. Amanda y yo prestamos atención a la maniobra. Con 21 centímetros de polla clavados en su garganta, sigue apretando los labios para estirar el cordón hasta el final. Amanda gime. Las pulseras verdes se levantan y se van. El hombre de la organización me coloca tres preservativos en su envase debajo de la pulsera, por si necesito más de uno dentro de la sala. Hay una indicación más. Solo se puede salir de la sala por la puerta que hay en el otro extremo. Amanda me sujeta de la mano y entramos después de que se hayan apagado las luces de esa sala para que no entre luz en la siguiente. Caminamos tres o cuatro pasos despacio a ciegas y los hombres cierran esa puerta. Huele a sudor, a semen… a sexo. Se escuchan gemidos suaves, pequeños azotes, ruido de personas follando. Al ir a mover un pie, toco algo, una persona que está en el suelo, no sé si sentada o de rodillas. Esa persona palpa mis piernas, llega hasta mi polla que palpa también. Siento una penetración de mi polla en algún sitio húmedo. Llevo las manos ahí y palpo la cabeza de un hombre o una mujer con el pelo corto. Lo que no tengo dudas es que lo hace muy bien. Amanda estira de mi brazo y continuo andando, pero dos o tres pasos más tarde choco contra algo otra vez. Mis manos tratan de averiguar que es. Es una mujer inclinada hacia delante porque lo primero que he tocado ha sido el centro de su culo. He querido palpar más para saber si era un culo femenino o masculino. Le he metido un dedo en el coño y ella ha empezado a follar mi dedo. Amanda está gimiendo a mi lado. Aprovecho esta parada para meter la polla en ese coño tan lubricado y dilatado de la mujer que está inclinada delante de mí y tratar de palpar con las manos porque gime Amanda. Solo alcanzo a apreciar una cabeza de mujer con trenza entre las piernas de ella. La mujer que está delante de mí se folla con mi polla unos segundos más. Siento a alguien que desde detrás de mí me palpa los glúteos y las piernas. Empieza a abarcarme por los costados hasta que toca a la mujer que me está follando en el culo. Cuando se percata de la situación regresa palpando a los glúteos. Pero no para, me toca el culo, el ano. Un segundo más tarde noto algo húmedo y calor. Se ha aplicado gel en los dedos y lo está extendiendo en mi culo. Yo me quedo paralizado. No sé qué hacer, pero de pronto esos dedos entran en mí. Primero uno. Empujo a la mujer que tengo delante y ella grita. Después dos. Vuelvo a empujar. Quien esté detrás de mí empieza a follarme con esos dos dedos. Amanda tira de mi mano y camino detrás de ella. Estoy sorprendido y afectado. Lo que acaba de pasarme es muy extraño. Alguien me ha metido dos dedos en el culo mientras yo tenía la polla dentro del coño de una mujer. Y lo que me está preocupando es que ha sido genial y me ha encantado, pero mi culo sigue quemándome… De placer. Amanda se para. Está abrazando a alguien, reconociéndolo con las manos. Se gira y me susurra que no es ninguna de las flores. Yo al tratar de seguirla me choco con esa persona de frente. Me palpa todo el cuerpo, desde la cara a la polla. Yo también. Es una mujer y de algo estoy casi seguro. Podría ser una flor, porque tiene un cuerpo de infarto, pero no es ni Julia ni Eva, ellas son más altas y están depiladas enteras. Esta lleva los pelos del pubis muy largos. Me planta un beso con lengua y se aparta de mi camino. Me la imagino morena y con los ojos verdes. Amanda para otra vez. Quiero fijar mis ojos en la oscuridad para tratar de ver algo, pero es casi imposible. Creo que delante hay varias personas, hasta creo ver una pulsera blanca, pero también una roja y aquí no pueden entrar las pulseras rojas. Alguien delante de mí, postrado, empieza a palpar mis muslos. No tarda en llegar a mi polla y ahí se entretiene un momento. Sigue subiendo, me palpa el culo, la espalda y la cara. Me abraza y consigo sentir algo distinto, excitación, alivio, felicidad… No lo sé, pero suspira en mi oído y pronuncia mi nombre, “Aitor, ya estás aquí”. Es Julia. Me besa los labios y después mete su lengua en mi boca. Me coge de la polla a la vez y eleva una pierna de forma imposible, casi hasta la altura de mi hombro. Me lleva dentro de ella. Yo la abrazo poniendo una mano en su culo y haciendo fuerza hacia mí. Está mojada, muy mojada. No solo su coño, que arde como un volcán y que siento terriblemente húmedo y dilatado. Toda ella está mojada en sudor y supongo que en semen y otros fluidos. Me besa apasionadamente, gime mientras lo hace. Me pregunta al oído si ha venido Amanda conmigo. Cuando le digo que si baja la pierna que tenía levantada en el aire y mi polla abandona su calor. Le digo que Amanda está a mi derecha y Julia empieza a buscarla con las manos extendiendo los brazos. Delante de mí siento que se levanta otra persona. Es Eva. Lo noto por su pelo, peinado en coleta alta, aunque ahora también está bastante mojado. Ella palpa mi cuerpo, ha oído a Julia hablar conmigo. Me abraza, llora cerca de mi oído. Yo le pregunto si está bien y ella me invita a sentarnos en el suelo con sus gestos. Nos sentamos uno delante del otro y ella empieza a hablar. Pero entre ruidos y gemidos y que Eva habla muy bajo, apenas entiendo nada de lo que dice. Se lo hago saber acercándome más a ella y Eva se pone en cuclillas para tocándome y averiguando mi postura, sentarse sobre mis piernas. Me vuelve a abrazar y a hablar en mi oído, susurrando. -. Al principio me he puesto muy nerviosa al entrar en esta sala. Julia y yo hemos caminado abrazadas hasta donde hemos encontrado un lugar para sentarnos a esperaros. Pero no ha sido fácil llegar. La sala estaba llena de gente, todo el mundo de pie porque no había espacio para nadie más. Al estar abrazadas una a la otra, tampoco podíamos usar bien las manos y los brazos para saber donde estábamos, quién nos tocaba o nos besaba. Que era lo que nos acariciaba, si hombre o mujer. Antes de entrar aquí, Julia me había dicho que estaba muy cachonda y que no iba a aguantar una hora aquí dentro sin hacer nada, pero yo estaba mucho peor que ella. El primer hombre que me ha abrazado por detrás me ha susurrado si podía. Tenía la polla apoyada en mi culo. Yo ni me he movido. No quería que Julia se diera cuenta, y así ha sido. Ese hombre era dulce y delicado. Se ha asegurado primero con un gel que da calor. Hay botes de eso por todas partes en el suelo. Lo ha hecho muy despacio y con amor. Pero Julia se ha movido y he tenido que andar para seguir abrazadas. Hemos encontrado donde sentarnos. Pero esto es un infierno. Te ponen una polla en la boca. O un coño. Cada vez estábamos más cachondas las dos. Yo sentía que Julia se estaba tocando. Y le he pedido un favor. Nos hemos juntado tumbadas en el suelo a comernos. Justo cuando más estaba gozando yo, Julia estaba tumbada en el suelo y yo encima de ella, pero al revés. Su boca me estaba destrozando el coño y yo intentaba hacerle lo mismo. Otro hombre ha encontrado mi culo en pompa y ha empezado a follármelo. Ha sido el orgasmo más largo de mi vida, el más profundo. Pero después han pasado más hombres. Algunos me penetraban el coño o el culo un instante y se iban. Otros terminaban sobre mí o dentro de mí. Nos hemos dado la vuelta varias veces, a Julia no le ha ido peor. Me tranquiliza saber que Eva ha disfrutado esta hora, estaba preocupado por ella. Sé que Julia se habría obligado a aguantar este tiempo solo por pasar un rato con Amanda, pero supongo que ese esfuerzo habrá sido mayor si Eva solo lo hacía para acompañar a su amiga y que esta consiguiera tener su fantasía. Y se lo digo. -. Ha sido todo un acto de amor hacia Julia haberla acompañado este tiempo, solo porque ella estuviera con Amanda. -. ¿ Qué?. ¿Por qué dices eso?. -. Bueno, Amanda os ha puesto esa condición para que Julia pudiera “conocerla” y tú has accedido solo por ella, por Julia. -. Aitor, yo no he venido aquí por Julia. He venido aquí para follar contigo. Te he visto toda la noche y he sabido que tú no perderías el tiempo esta noche para follar con una tía, por muy guapa que fuera. Tu hoy estabas desatado, todo el mundo quería interactuar contigo. En todas las zonas de la casa. Hombres, mujeres y hasta los perros querían mostrarte el lado prohibido. Yo solo quería follarte, que me follaras. Y si tiene que ser aquí… Eva apenas moviéndose un poco se mete mi polla en el coño. Me abraza más fuerte, gime en mi oído. Su coño está muy caliente y su culo también, porque cambia de sitio cada poco tiempo. Nos besamos todo el tiempo hasta que siento que me voy a correr. Eva lo presiente y me pide beberse mi orgasmo. Es difícil en completa oscuridad, pero a la vez que yo me estiro sentado en el suelo ella desciende besando mi cuerpo hasta llegar a la polla y me quita el condón. Algo me salpica todo el pecho, algo que huele a semen, que está tibio como el semen y que sabe salado como el semen. Alguien cerca de mí acaba de correrse encima de mí. No me importa, Eva me está masturbando con las manos. Y lo hace genial. Me la imagino con sus ojos azules y sus labios carnosos, haciéndolo, ansiando mi semen. Alguien pone una pierna al lado de cada oreja mía. Es un hombre. Me mete la polla en la boca. Es erótico, pero lo que no aguanto más es lo que hace Eva en mi polla. Me corro y siento como ella besa ligeramente mi capullo mientras lo hago. El hombre también se corre en mi pelo y en mi cara. Eva sube otra vez por mi cuerpo. Me besa. Su boca está llena de semen. De mi semen. Al lado de nosotros están Julia y Amanda. Amanda ha colocado su espalda contra una pared y Julia está comiéndola el coño. Eva y yo tocándolas con las manos nos ponemos a su lado. Amanda está respirando muy fuerte. Me reconoce tocando mi cara. Nos besamos. Eva está apoyada a mi lado acariciando mi pecho. Amanda me susurra que Julia es una maestra haciendo lo que la está haciendo y que no va a aguantar mucho más. Yo la animo a correrse porque las veces que lo ha hecho en el embarcadero han sido los momentos más eróticos de mi vida. Pero ella me pide que lo hagamos a la vez. Yo saco un condón de debajo de mi pulsera y me lo pongo. Eva lo entiende al momento y se sienta encima de mi polla. Amanda me besa otra vez. Yo presto atención a todo lo que está pasando. Tengo conmigo a tres mujeres que antes de hoy podían ser las tres mujeres más bellas que he conocido en mi vida. Julia, que se parece a Claudia, la modelo de los noventa, pero con la mirada más atrevida. Eva, que me está follando en cuclillas poniendo el alma en lo que hace y que si la llego a conocer en un avión o en un teatro, habría sido capaz de dejar todo para seguirla a donde ella quisiera. Y Amanda. Amanda se ha convertido en mi tótem, en mi sueño y mi fantasía. Antes de esta fiesta solo la había visto dos minutos y ya estaba perdido por ella. Pero ahora todo es mucho peor. Ahora estoy enamorado de su mente, de su perversión y de todo lo que ella quiera. Muero por respirar el aire que ella espira. Su saliva en mi boca es maná. Me sigue besando y siento que se va a correr. Noto que alguien se ha acercado a Eva y le ha metido la polla en la boca. Amanda se corre. Eva se corre. Yo no lo puedo soportar y lo hago gritando de placer. Pocos segundos después, el hombre que está de pie al lado de Eva nos riega con su semen a Amanda y a mí. Salimos de la sala oscura. Amanda y yo primero y al salir hay una habitación parecida a la que había por donde hemos entrado. Aquí cuando se encienden un poco las luces, veo que hay toallas y con ellas me limpio un poco todo el cuerpo y el pelo. Amanda también. Salimos al pasillo y Amanda me pide que esperemos un momento. Me habla de Julia. Quiere conocerla. Yo supongo que se refiere a verla en otra de estas fiestas y adoptarla de perra. Pero no lo sé. Me pregunta por Eva y yo solo le digo que es una chica fantástica, dulce y apasionada. Amanda ríe. Entonces salen ellas de la sala oscura. Se han debido secar a conciencia en la habitación posterior, porque no tienen mala pinta. Amanda se acerca a ellas con la mano acariciando su pulsera y le pide a Julia que se gire. La observa detenidamente. Julia tiene un culo muy apetecible. Mientras Amanda termina de hacer su inspección, yo miro a Eva. Eva es aún más guapa que Julia. Eva bromeando se gira de la misma forma que Julia para que yo se la examine. Me arrepiento de no haberme follado más su culo en la sala oscura, de haberme corrido ahí al menos una vez, porque es como el de Amanda. Dos pequeños y duros glúteos separados entre sí y elevados, muy redondos. Amanda las ordena ir a ducharse y después ella se va. Yo me he quedado un segundo mirando por detrás los culos de Julia y de Eva y cuando me he dado la vuelta Amanda ya no estaba. Miro la hora del reloj enfrente de mí. Las cinco menos cuarto. Esto se acaba ya. Camino para ir a recoger mi ropa al embarcadero. Cuando entro en esa zona, la terapeuta que me ha ayudado a sacarle a Amanda los squirts antes, se acerca a mí.

Cama Redonda. +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora