La segunda fantasía de Eva.

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Amanda me susurra a ver si no me gustaría tomar a Eva por esclava o sumisa. Yo le miro, a Eva. Quizá sí, pero de momento lo que me da placer al lado de Eva es eso, precisamente. Darle placer a ella y decido que ya voy tarde en esa labor. Me despido de Amanda y le ordeno a Eva que camine hacia el embarcadero. Eva lo hace, pero después de dar un gran trago a su botella de agua. Hasta terminarla. Después mira desafiante a Amanda. Por último me mira a mí y baja la vista al suelo. Empezamos a andar.

-. ¿ Qué ha sido eso?.

-. ¿ El qué?.

-. Has desafiado a Amanda y después…

-. Únicamente eso. Amanda me atemoriza, pero tú…  Me lo pensaría. Ser tu sumisa, no tu esclava.

-. Yo nunca he pensado en eso…

-. Déjate de hostias. Los dos sabemos que esto nos atrae. Yo no sería buena ama. Pero vamos, deprisa. Estoy muy impaciente.

-. Y cachonda…. Te has puesto muy perra ahí…

-. No más que tú, Aitor…

Llegamos al embarcadero y agradecemos que Clara no está atendiendo a nadie en este momento. Ella, al vernos llegar se dirige directamente hacia nosotros. No sé que le pasa a esta chica, si es solo conmigo o le pasará con más hombres aquí, pero no puede o no quiere disimular su estado, tanto es así, que hasta Eva se da cuenta.

-. Hola Aitor. Hola Eva. ¿ Vais a hacer uso ahora de mis servicios?.

-. Esa es nuestra intención, ¿verdad, Eva?.

-. Sí, sí. Siempre que estés libre, Sara.

-. Me alegro. Estaba ansiosa de atenderos…

Sara y Eva hablan un tiempo en el que yo observo que claramente lo que busca Clara es que Eva se relaje por completo. No se alargan porque ni hace falta, ni Eva aguantaría mucho más tiempo sin ir al baño. También es curioso el detalle de que Sara me pregunte a mí si también esta vez me voy a desnudar para ayudarla en su labor. No será preciso. Me encuentro a gusto así, pero lo que sí hago es quitarme la chaqueta y empezar a besar a Eva. Ella se desnuda por completo y cuando se siente preparada obedece a Clara, que le indica donde y como tumbarse. Mientras la terapeuta va hasta uno de los carros de herramientas para acercarlo a la silla de Eva, mi boca reconoce su humedad. El sabor del coño de Eva hace que todo me parezca más intenso. Mi polla dentro de los pantalones se queja de la oscuridad. Clara ha empezado a susurrar a Eva. Creo que la está sugestionando a la vez que anticipa lo que la haremos. Yo siento una especie de necesidad básica.

Me pongo de pie con la mirada de ellas dos clavada. Clara no deja de susurrar al oído de Eva, pero cuando me bajo la bragueta y saco la polla, yo miro directamente los ojos de Clara. No, es incapaz de esconderlo. Ha sido verme sacar la polla y ha vuelto a ponerse como estaba el año pasado. Miro los ojos de Eva a la vez que me sujeto la polla y la penetro. Esta vez más que para saber si está cachonda, para evaluar a qué distancia está de un nuevo orgasmo. Está cerca, muy cerca, pero además debe tener la vejiga llena, así que empiezo a embestirla muy despacio y sin llegar hasta el fondo. Eva tiene los ojos cerrados y me pide que me quite la camisa. Yo estoy casi seguro de que eso acaba de sugerírselo Clara. Me pone mucho este doble juego. Me excita. Prestando atención a no clavarme demasiado en Eva, hay un par de botones que se me resisten, pero Clara viene pronto a ayudarme. Ahora me susurra a mí.

-. Despacio. Está muy cerca….

-. Lo sé. Estoy sintiéndolo y…  ufff.

-. Vale, vamos a aprovechar todo esto.

Clara coge del carro un gel. Es distinto al que ha dispuesto la organización por toda la casa. Este es de Yoyoba. Lo reconozco porque lo usamos ella y yo en su casa. Lo aplica en su mano y la lleva directamente a mi polla. Me saca de Eva recorriéndome a lo largo. Me encantaría besar a Blanca, pero ahora ella es Clara y es terapeuta de la casa. Si la beso, me expulsarán. Ella me acaricia más tiempo del que haría falta para lubricarme. Su respiración en mi oído es sensual. Después me lleva tirando de mí a apoyarme en el culo de Eva.

-. Aitor, muy despacio. Solo nos interesa lubricar y dilatar el ano. Y por dios, no te corras.

Alguna cosa vamos aprendiendo y estoy seguro de que voy a poder controlar eso. Penetro el delicioso culo de Eva despacio. Solo la punta. Ella gime con los ojos cerrados. Creo que voy aprendiendo también a hacer esto, a penetrar a una chica por detrás y hacerlo que sea sexy y placentero. La lubricación me ayuda. Apenas aprieto un poco y siento como su culo dilata despacio. Estático, espero unos segundos. Salgo del todo, vuelvo a lubricarme y empiezo otra vez con la presión. Clara ha empezado su trabajo también. Ha cogido del carro un vibrador con forma retorcida de tal forma que empieza a operar con la parte abultada del extremo en la zona rugosa, dentro del coño de Eva, sin evitar mis maniobras en su culo. Le está susurrando que intente aguantar el máximo tiempo posible sin correrse. Yo me concentro en llegar a meter mi polla entera detrás. No tardo.

Clara con la mirada me va indicando que suba mi intensidad y lo hago despacio. Ahora me estoy clavando muy despacio, entero, en el culo de Eva. Pero casi hasta el fondo. Eva ha empezado a mover las caderas con mis embestidas. Respira muy fuerte. Se muerde los labios y hasta se ha mordido muy fuerte en un brazo. Clara sigue aleccionándole a Eva, susurrando en su oído. Me mira y con los labios, sin emitir sonido, me dice que Eva, está a punto. Es una especie de aviso. Sé lo que va a pasar y lo deseo. Dejo caer mis pantalones al suelo y Clara tira una toalla encima de ellos. Por los pelos.

Justo en ese momento, Eva chilla como si la estuvieran torturando y de su coño sale expulsada una catarata de placer, que impacta en mi vientre y nos riega a los tres. Clara tiene la cara empapada del squirt de Eva. Eva y yo lo estamos hasta el pecho, pero Clara me dice que no pare, que me aplique al máximo. Esa orden es una fantasía para mí. Empiezo a embestir duro a Eva y de extremo a extremo mientras Clara se afana en torturarla con ese vibrador.

Cuatro. Cuatro orgasmos seguidos así. Durante el último, Clara me ha acariciado los huevos mientras yo seguía follándome el culo de Eva. No he podido aguantar y me he corrido. Ella me escupía su orgasmo a presión contra mi vientre y yo llenaba a la vez su culo de mi semen. He mirado a Clara. Me habría gustado tener alguna evidencia de que se corría a la vez que Eva y yo. No lo sé, pero su cara era bella, su sonrisa erótica. He esperado a que Eva encontrará una calma que se le resistía para sacar la polla de ella. No ha sido al momento, no. Después la he abrazado y hemos estado hablando muy bajito un par de minutos. Se ha levantado, pero antes me ha pedido que le volviera a poner el brillante detrás, antes que se cerrara. Ha dicho que ese era su dresscode y que quería seguir llevándolo. Tras hacer eso, le he ayudado a levantarse despacio y se ha puesto también la prenda de lencería blanca.

Cama Redonda. +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora