Preparativos, pánico y deseo.

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Los tres días siguientes han pasado deprisa. Yo, soportando una fuerte carga en mi trabajo, llegaba cada día a mi apartamento agotado, después de trabajar más horas de las que debería a un ritmo que apenas era capaz de soportar. A Carlos y Maika tampoco les va mucho mejor y hasta les he oído discutir por primera vez, desde que trabajo para ellos. No hemos hablado en ningún momento de que el próximo fin de semana, vuelve a ser el día de la fiesta de las máscaras de “El Laboratorio “, pero creo que en alguna medida, el esfuerzo al que están sometiendo a toda la empresa para terminar proyectos a medias, está motivado por esa fecha, como si quisieran que todo esté listo para poder relajarse completamente, disfrutando ese día. Yo hablo por teléfono cada noche con Laura antes de acostarme. Me ha dicho que está dándose un respiro en su trabajo para amueblar la casa y ponerla cómoda, para que vayamos a vivir allí juntos, si es lo que decidimos hacer finalmente.

Tampoco mi cansancio me ha permitido pensar demasiado en eso, y no sé si en realidad quiero pensar en ello. Lo único sobre lo que he meditado en algún momento esta semana, ha sido en lo que yo espero de la fiesta de este año, pero tan siquiera había pensado en cuando me mudaré a vivir a esa casa. Laura desde el principio ha expresado su intención de que esa casa sea el lugar donde vayamos a vivir juntos e incluso me pidió opinión antes de cerrar definitivamente la compra, pero no hemos vuelto a hablar de ese tema. Ella habló de que eso sería después de la fiesta, en todo caso. Yo ni siquiera podría pagar la entrada para una casa así porque estoy metido en muchas cosas y aún tengo alguna deuda de un proyecto empresarial que empecé y que fracasó, pero eso es otro drama distinto. Ahora bastante tengo con centrarme en el momento por el que estoy pasando de trabajo y con mi relación con Laura.

Laura es más de lo que merezco y el trabajo que me ofrecen Carlos y Maika sobrepasa todas mis expectativas, por lo que me afano a diario en darlo todo y ofrecer lo mejor de mí mismo, en ambas facetas. Por eso es, que apenas insisto en los planes de futuro con Laura, porque he llegado a pensar que ahora ella está en otra cosa. Ella dejó bien claro que no quería pensar demasiado hasta dejar pasar la fiesta de este año y eso me crea una tensión de nervios que llevo bastante bien. O mal, no tengo ni idea. Lo cierto es que llevo tres malditos días sin apenas pegar ojo por las noches. Cuando llego a casa y me meto en la cama, caigo rendido, pero al de un par de horas me desvelo y es imposible volver a conciliar el sueño. Yo, antes de esto, nunca había tenido este problema para dormir y es algo que está empezando a preocuparme. Esta noche me despertó un sueño.

El peor sueño erótico de mi vida. La protagonista era Laura y estaba preciosa. Iba vestida con un vestido ajustado rojo y los tacones que llevaba la última vez que la vi, pero en ese sueño ella follaba con hombres y mujeres indiscriminadamente. Continuamente. Rotaba por la habitación del sótano donde había sillas, sofás y camas por todas partes y en cada uno de esos sitios había un hombre o una mujer que Laura se follaba sin piedad y de una forma muy salvaje. Todos se corrían encima de ella, en su piel, en su pelo o en su boca y ella pasaba al siguiente sin importarle nada. En el sueño estaban casi todas las personas que he conocido en esta ciudad. Estaban Blanca y Ágata pero también Carlos, Dean, Astaroth, Jaime y otros muchos hombres. Algunos de ellos tenían una polla irreal, de dimensiones desmesuradas. A Laura eso parecía además de no importarle, provocarle más placer, porque a esos hombres les follaba más duro aún que a las demás personas. Yo en el sueño era espectador, pero estaba inmóvil, como si estuviera atado. Laura después de follarse a cada uno de ellos me miraba y me decía cosas como, “ Te dije que primero era mi mundo” o “¿ Pensabas que me conformaría solo contigo? “. Creo que no estoy preparado para soportar esta tensión. O estos celos. O que soy demasiado poco para ella. O yo que sé, la verdad es que no tengo ni idea de lo que me pasa con eso, pero lo cierto es que estoy agotado, que apenas duermo y que necesito descansar y desconectar.

Pero como si fuera un cuento, todo se soluciona con una simple llamada. Hoy por la mañana Laura me ha llamado mientras yo estaba en el trabajo y me ha propuesto comer juntos. Ha dicho que tenía que visitar una tienda que está cerca de donde yo trabajo y hemos quedado para comer. La verdad que esta zona es de oficinas y departamentos institucionales y hay poco comercio, pero el hecho de volver a verla me ha llenado de ilusión. Cuando he llegado al restaurante ella estaba ya esperándome en una de las mesas y su sonrisa ha abrasado los manteles de siete mesas a la redonda. Toda la oscuridad que he sentido esta semana se ha difuminado en el acto y he avanzado andando hasta encontrarme con ella roto de ilusión y de la más sincera alegría. El beso que nos hemos dado lo he sentido como si hubiera sido el primer beso de mi vida y me ha provocado una felicidad plena. Como tampoco tenemos demasiado tiempo hemos empezado a hablar de todo un poco y sin ningún orden ni lógica.
*¿Que tal estas?.
*Necesitaba tanto verte…
*Estas muy guapo con esa chaqueta.
*Me encantan esos tacones.
*¿ Quieres que te los deje para algún evento? Tengo un vestido de látex a juego que te quedaría genial.
Nos reímos y bromeamos porque sí, porque no somos capaces de disimular nuestra alegría y nuestra emoción y porque teníamos tantísimas ganas de volver a vernos que lo estamos disfrutando mucho. Ella me va contando su semana y yo la mía.
*He comprado ya un par de muebles y ya han estado en casa los pintores.
*Estoy muy agobiado de trabajo, pero no puedo dejar de pensar en ti.
* Mañana viajo fuera, pero vendré para la tarde.
*El viernes he pedido el día libre.
*El jueves, mañana, cenaremos en casa con invitados.

Boom. Una explosión en mi cerebro. Me quedo completamente paralizado ante lo que acaba de decirme y empiezo a evaluar las implicaciones. Laura se acaba de comprar una casa y lo más normal es que quiera enseñársela a sus amistades y que organice cenas y eventos. No es extraño tampoco que si yo soy importante para ella, quiera presentarme a esas amistades, pero aquí es donde colisionan todas mis neuronas. ¿ Qué tipo de amistades serán esas a las que les quiere enseñar la casa incluso antes de estar completamente amueblada?. ¿ A quién querrá presentarme de forma “ oficial”?. O peor muchísimo peor,¿ qué tipo de cena puede ser esa?. ¿ Me estaré metiendo en un callejón sin salida?. No puedo dejar de preguntar. Me armo de valor y cambio completamente el signo de la conversación e inconscientemente el tono.

-. ¿ Yo?.. Osea, vale. Vamos a cenar en casa, pero con ¿ Quién más?. Es decir, ¿ cuánta gente?. ¿ Qué gente?. ¿Conozco a alguien?...

Laura se ha quedado inmóvil mirándome con un extraño gesto de sorpresa. Está seria y eso me preocupa mucho. He perdido el control, me he evidenciado y ahora ella está dudando. Deja despacio los cubiertos sobre el plato y después de mirar un segundo hacia abajo, me vuelve a mirar con una gran sonrisa, más complaciente que otra cosa.

-. Ey, Aitor. Tranquilo. Solo es una cena entre amigos. Quiero que te conozcan algunos de mis mejores amigos y ya de paso, que vean mi casa. No habrá mucha gente y además, conoces a algunos, así que podrás estar cómodo. Encima te vendrá bien, porque así podrás pensar más tranquilo en la fiesta de las máscaras. Cenaremos, tomaremos una copa y después todos a su casa a descansar.

-. Vale…  Perdona. Sé que me he puesto nervioso, pero no te preocupes. ¿ A quién conozco de los que van a estar?.

-. Jajaja…  vale vale.. Vienen Eva y Julia. Llegarán mañana para la fiesta del viernes.

-. Ahh vale. Ahora entiendo lo que querías decir. Así podré hablar con Eva para saber qué expectativas tiene ella también. Es mi acompañante…

-. También viene a cenar Carlos. Maika no puede.

-. Genial. Me cae muy bien Carlos. Últimamente estoy trabajando mucho, codo con codo con él…

-. También estará Jaime en la cena.

Boom. Otra explosión. La última vez que vi y hablé con Jaime, él estaba en pijama de raso negro en la puerta de su casa, cuando Laura y yo llegamos en taxi de “ El Laboratorio”. Laura discutió con él por haberla obligado a ir a esa fiesta conmigo y poco después de ese día dejaron de ser pareja, cuando Laura le ordenó dejarnos la casa libre para nosotros un fin de semana. Las palabras que me dijo Laura poco antes de eso, retumban en mi cabeza. Ella dijo que tenía una vida real con un hombre maravilloso fuera de los muros de “El Laboratorio “. Yo conozco algo de su historia y me cuesta mucho trabajo aún, saber si estoy o podré estar alguna vez a la altura de Jaime, para ofrecerle a Laura lo que necesita de un hombre, para estar a su lado. Más tarde le vi alguna vez mientras iba a su casa a espiar, a intentar ver a Laura. La última vez que vi a Jaime no fue físicamente, fue en un sueño. Jaime estaba follando a Laura en un diván con forma imposible, mientras Laura estaba reclinada de espaldas y él la embestía con una polla de dimensiones bíblicas. Laura se deshacía literalmente de placer. Soy capaz de reaccionar, pero intuyo que mi sorpresa es evidente a pesar de que trato de evitarlo.

-. Jaime. Me alegraré de volver e verle.

Laura me observa atenta un segundo en el que me doy cuenta de que se ha dado cuenta de mi trance. Ella reacciona mucho mejor que yo, y no solo eso, ella es capaz de ponerme en mi sitio rápidamente.

-. Ey, Aitor. No pasa nada. Jaime fue mi pareja muchos años, pero además es un gran amigo y una persona increíblemente buena. No tengo nada pendiente con él, ni sentimentalmente ni de otro tipo.

-. Tienes que perdonarme, Laura. No tengo ni idea de donde me estoy metiendo ni de como funciona esto. Ahora mismo no tengo más que dudas y una certeza. Quiero estar contigo. Eso es lo que quiero.

-. Uffff…  Esto es complicado. A ver.. Algo que debes entender es que en el mundo liberal, hay tantos tipos de parejas como parejas en sí mismas. Las hay, las más básicas y lamentablemente las más abundantes, que hacen una vida más o menos convencional, pero que si a cualquiera de ellos les surge la oportunidad de tener sexo con otra persona, son libres de hacerlo. A veces comparten esas experiencias, pero no es lo más habitual. Otras veces son intercambios de parejas sin más. Los dos aprovechan, alimentan sus fantasias y le dan energía, aire, a su matrimonio o relación de pareja. Yo no soy así. Yo no te necesito a mi lado, ni a ti ni a nadie. Yo no te quiero para eso. Yo te ofrezco otra cosa muy diferente. Ser una pareja real, que habla, que se entiende, que empatiza y que comparte todo. Mi mente es libre desde que yo tenía dieciséis años y no la voy a apresar en una jaula nunca. Pero lo que no voy a hacer es follar con nadie, solo porque puedo o porque me apetece. Yo tengo fantasías y perversiones. Vicios, si quieres llamarlo así, me da igual. Si yo necesito irme a un hotel con una mujer o con un hombre, incluso con una pareja, no es solo por un capricho. Si necesito hacer eso, es porque he creado una fantasía en mi mente con ella, con él o con ellos y deseo cumplirla. Yo no te pido que compartas esas fantasías. Yo no te pido que adoptes mis roles fetiche, ni que actúes de una forma que no te representa. Pero de todo esto deberíamos hablar más adelante, mucho más….  Aunque mira, recuerda algo. El día de la fiesta conociste a Nina. ¿ La recuerdas?.

-. Si, claro que la recuerdo. La terminadora de orgasmos.

-. Trabaja para mí aquí, en esta ciudad. Todas sus fantasías más potentes, son esas que culminan así. Sentir orgasmos de los demás. Le da igual de quién, pero ella obtiene placer de hacer eso. Ella está casada y tiene un bebé precioso. El día que la conociste estaba embarazada de seis semanas. Su marido no sabe nada de todo eso, pero cada año, el día de la fiesta, he de organizar una convención lejos de aquí expresamente, como disculpa para que ella pueda ir a esa fiesta. Ella es feliz con su vida, pero sin materializar esa fantasía, ese sueño, cada año, no sería plena. No sería ella. Este año también estará en la fiesta de las máscaras.

-. Y esa es la diferencia. Eso es a lo que te referías diciendo que no necesitas a nadie, pero querías decir que no necesitas esconder lo que eres, lo que sientes o lo que sueñas, en definitiva, lo que haces, ante nadie.

-. Exacto. Tú ya conoces algo de mí, de esa parte de mí. Yo te enseñaré de eso todo lo que necesites o quieras conocer. Todo. Sin esconder nada. Te dije que podríamos poner algunas reglas, límites o formas de actuar. Pero me irás conociendo y te darás cuenta de que para mí, antes que tú, siempre voy a estar yo. Podré limitar mis… aventuras, distraerlas, acotarlas. Podemos incluso pactarlas. Pero si las ahogamos, si bloqueamos de alguna forma esa liberación que yo siento tan profundamente arraigada en mí, estoy segura de que algo saldrá mal. No quiero decir con eso que lo nuestro no fuera a funcionar en ese caso, al menos no eso en su estricto significado. Lo que quiero decir es que yo no sería plena. No sería yo. Y en tu caso pasaría lo mismo. Lo que pasa a muchas parejas estables de todo el mundo, pero que nadie admite.

No pudimos hablar mucho más durante la comida, porque yo tenía que regresar a trabajar y lo hice hasta bastante tarde. Cuando salí de trabajar volví a llamar a Laura porque quería seguir hablando con ella y podría estar cerca aún de mi trabajo, pero ella estaba ya en la casa. Me dijo que había ido a la casa, con los operarios de la tienda que tenía que visitar justo después de comer, para que instalaran las compras que había hecho. Cuando yo le pregunté qué tienda había visitado, ella cortó la llamada sin decir nada y unos segundos después recibí en el teléfono un link que me redirigía a una web de una empresa especializada en.. En todo tipo de material  sadomasoquista. Bueno no solo sado, la verdad es que ojeando la web tenían objetos sexuales que yo ni soy capaz de interpretar para que sirven, pero los que sí conozco eran aparatos, útiles, herramientas y máquinas completas algunas, de tortura. Había distintas y variadas posibilidades para instalar zonas donde atar y someter a una persona usando de todo, desde correas de cuero o cintas de Nylon, hasta cuerdas de esparto. También tenían a la venta un catálogo con más de trescientas referencias de distintos tipos de látigos, de fustas, de pinzas… la sección de vibradores y tapones era infinita. Me fijé en algunos de los precios de algún que otro detalle y me quedé de piedra. Tenían vibradores con forma fálica, desde diez euros hasta más de quinientos y así con cada artículo. La primera máquina de tortura que aparecía en el catálogo, vale casi lo que cuesta mi apartamento. Y mi cabeza no deja de imaginar que narices habrá comprado ella para su sala de juegos. Tengo una sensación muy extraña que no sé interpretar si es miedo o no, o es excitación básica e innata. Mi cabeza no para de darle vueltas a todo eso y de imaginar lo que va después. Hasta he llegado a ver a Julia atada en esa máquina que aparecía en la web y que según pone, está dotada de mecanismos hidráulicos y con motores paso a paso de última generación, programables por control numérico. Consigo no llamar otra vez, no dar sensación de pánico hasta llegar a mi apartamento y justo en ese momento recibo un mensaje de ella en el que me dice que también ha comprado un regalo para mí.

En los tres segundos que pasan hasta que me llega una foto pienso en que regalo podría haber pensado ella para mí. El último regalo de Laura fue un dilatador anal que primero se colocó ella en una cafetería del aeropuerto y que al final me colocó a mi en ese sótano. La foto es de una cama redonda blanca. Es casi idéntica a la que hay el “El Laboratorio “. Parece una foto de catálogo sacada en mitad de una exposición de paredes rojas y suelo negro. Me cuesta más de diez minutos dándole vueltas a la cabeza y ampliando la foto, para observar algunos detalles que cuelgan de la pared, darme cuenta de que eso no es una exposición, es la sala del sótano. Cuando me doy cuenta de eso, a la vez me doy cuenta de que estoy muy excitado, terriblemente excitado y cachondo. Envío un mensaje de voz a Laura en el que le digo lo excitado que estoy y las ganas que tengo de volver a verla. Ella responde con una foto y un mensaje breve de voz, en el que me dice que ya tiene “ ropa” para la fiesta de este año. En la foto aparece un body hecho con lo que es poco más que un cordón de cuero negro, enredado en nudos que crean algo parecido a un sutil tejido trenzado y unas botas, también negras de cuero brillante, con un tacón afiladísimo y muy largo. No puedo evitar masturbarme dos veces imaginando a Laura vestida con esa prenda. Duermo. Plácidamente y más de nueve horas, sin novedades.

La mañana del jueves se me ha ido volando entre los dedos y ya casi a la hora que había previsto salir de trabajar, me llama Laura proponiéndome comer juntos en la casa, porque ha podido adelantar la vuelta de ese viaje que tenía que hacer. Para llegar allí he de cruzar toda la ciudad circunvalándola por la autopista y eso me lleva casi media hora en la que no puedo dejar de pensar en las siguientes horas que hoy a vivir. Primero volver a esa casa con Laura y todo lo que allí me espera. Lo que haya comprado para decorar, los muebles y todo eso no me causa demasiada inquietud, pero un piso más abajo hay un agujero negro que engulle mis pensamientos. Después, esta noche la cena y en esto me siento más tranquilo ya. Pase lo que pase estarán Julia y Eva y en ellas tengo un salvavidas, porque con ellas puedo hablar de cualquier tema sin problemas. Soy sociable y educado, así que tampoco me parece malo que esté nadie que haya podido tener un contacto más íntimo con Laura, ni siquiera Jaime. Pero mañana es la fiesta. Ya ha pasado un año de la de la anterior y casi todos los recuerdos que he tenido este año de las pocas horas que pasé en esa casa, han llenado muchas noches y muchos días…

Cama Redonda. +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora