El día de la fiesta otra vez.

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Me he reído nada más despertar. He dormido tanto y me he despertado tan descansado, que hasta he llegado a pensar que podría ser tarde ya para la fiesta de esta noche, lo mismo que me ocurrió el año pasado, al echar la siesta. Entonces he encendido el teléfono para ver la hora y me he dado cuenta de que aún son las doce del mediodía. También me han entrado mensajes y correos. Los que refieren al trabajo nunca los miro en fin de semana y a pesar de que hoy es viernes, para mí que hoy no trabajo, es fin de semana. Solo he abierto los mensajes de Laura. En ellos me dice cosas bellas que me hacen sentir muy bien y alguna más oscura que hace que mi pecho se revuelva. Me dice en ellos que está nerviosa, que yo ayer estaba muy guapo, que me desea. También que está ansiosa por esta noche. Leo todos los mensajes prestando atención a la hora que los envía y lo que expresa en ellos. En los mensajes que me envió más de cuatro horas después de que yo me fuera de su casa y yo le enviara a ella, ese mensaje en el que le sugería que nos hace falta una mazmorra, dice que entonces habrá una en la sala, me desea un grato descanso y me agradece la velada.

En los que ha mandado esta mañana, hace un par de horas, dice que me quiere y que el domingo podemos cocinar los dos juntos lo que vayamos a comer. En los primeros hay luz negra y en los últimos la luz es la del sol. Anoche ella era Amanda y hoy es Laura. Entonces me doy cuenta de que anoche ocurrieron muchas cosas. Una que me parece evidente es que si ella era Amanda es porque había estado o estaba en la sala con alguien. La segunda es que algo ha cambiado en mí desde que anoche,  en mi cama asumí que debo amarlas tal como son, a las dos. Y esto también es evidente, porque al leer los mensajes e interpretarlos me he puesto cachondo. Me da exactamente igual con quien estuviera ayer ella, de la misma forma que me da igual con quien vaya a estar esta noche. Ella va a disfrutar todo lo que pueda de sus fantasías y yo de las mías. En su vida cada vez manda más, la parte que emite esa preciosa luz oscura y a mi cada vez me atrae más y más esa luminosidad opaca. El polo de luz blanca ya no puede atraerme con más fuerza de la que me atrae desde la primera vez que la vi.

Respondo a sus mensajes y después a los de Eva, que quiere que comamos juntos hoy. Quedo con ella para comer en su hotel, que está cerca de mi casa y me doy una ducha. Después salgo para poder dar un paseo por el paraje del lago, de camino a esa cita. Estoy absurdamente contagiado de una felicidad que me rebosa completamente. Sonrío continuamente y saludo amable a todas las personas que me cruzo. Disfruto mucho del paisaje y del clima y voy al hotel justo a la hora que hemos quedado. No, no me sorprende que cuando entro al comedor del hotel hay un punto en el que todas las personas que están dentro, miran atentamente y en el centro de ese punto están ellas, Eva y Julia.

Eva lleva unos culotes casi blancos y una camiseta de tirantes de licra. Julia otro vestido parecido al que llevaba ayer, pero más corto, más fino, más vaporoso y mucho más sugerente. Yo no sabía que iba a comer ella también con nosotros, pero me alegro mucho. Nos saludamos y me siento el centro de las miradas de todo el comedor. Alguno hasta me estará maldiciendo por envidia. Yo me encuentro muy feliz y decido besar a las dos en los labios, con cuidado de no desmaquillarlos, pero de forma sensual a las dos. Comemos, reímos, bromeamos... Los tres estamos nerviosos y ansiosos. Se nota.

Después de comer tomamos un café rápido en el bar y entonces Julia nos dice que se va a descansar para poder estar esta noche concentrada. Justo pasa un camarero joven y apuesto al lado de nosotros cuando Eva le dice a Julia que descanse y que no se masturbe demasiadas veces o estará agotada para follar esta noche. El camarero se queda pálido después de mirar a las dos. Nosotros nos reímos con ganas y después de que Julia se va, Eva me cuenta que han dormido juntas porque estaban las dos muy nerviosas y que Julia lo ha hecho un montón de veces mientras que ella se hacía la dormida. También me dice que cuando se marcharon de casa de Laura, allí quedaban dos parejas que no conocíamos de antes de esa cena. Después Eva me pide que le acompañe.

Laura ayer le preguntó sobre la ropa que llevaría hoy a la fiesta, a Eva. Ella no había pensado en ese detalle porque el año pasado ellas dos, Julia y Eva fueron en el papel de “flores” y estaban obligadas a ir en ropa interior blanca. Laura le dijo a donde debería ir hoy a comprar ropa. Vamos hasta una tienda especializada que hay en el centro. Desde fuera nadie pensaría que esa tienda vende lo que vende. Dentro, Eva tarda dos minutos en ver lo que quiere llevar. Es un body blanco que se cierra por abajo con dos corchetes y que tiene dos agujeros en la trama de encajes, que coinciden con sus pezones. Le queda muy ajustado y resulta muy sexy. Ella me dice que quiere que vayamos a mi casa y lo hacemos.

La tarde se ha esfumado rápido. Ya son las ocho de la noche cuando llegamos paseando. De camino, hemos cogido unas raciones para cenar antes de ir a la fiesta, así que al llegar a casa, charlamos distendido en la cocina. Mi apartamento es pequeño y no tiene una sala de estar, pero es cómodo y acogedor. Un rato después Eva empieza a desnudarse en mitad de la cocina diciendo que tiene muchas ganas de vestirse para la ocasión. Se coloca con cuidado la prenda y saca de la bolsa que ha traído unos tacones blancos. Se exhibe para mí, desfila como si estuviera en la pasarela. Me ha contado que ya empieza a ser mayor para las pasarelas y que cada vez le ofrecen menos trabajos, a pesar de que su caché es el más alto desde que empezó. Después empieza a experimentar para desabrocharse los corchetes de forma que resulte sensual. Antes de ponerse el body se ha secado los labios con cuidado. Vuelve a hacerlo. Esta vez más detenidamente, pero mirándome.

-. Aitor. ¿ Tu me harías un favor?. A pesar de que no tengo pelo desde que me hice la depilación láser, cuando me rasuro siento la piel mucho más suave. ¿ Te importaría pasarme tu la cuchilla?. No te llevará mucho tiempo…

Sí que me lleva tiempo, pero porque lo hago con extrema delicadeza y cuidado. Empiezo por los pies. Aplicando con las dos manos una fina capa del gel de afeitar mío. Después me limpio las manos en una toalla y paso la cuchilla muy despacio por la zona que he lubricado. Al terminar esa zona la limpio con papel y aplico un poco de crema hidratante. Las pantorrillas me llevan tres operaciones de esas cada una. Las rodillas dos. Los muslos al menos cuatro. Los glúteos dos y el ano, varias. Las ingles una. La parte más delicada, una eternidad que disfruto enormemente. Aquí apenas aplico gel. Eva está tan mojada que no hace falta. Gime. La hidratación posterior al rasurado de esta parte, es en dos fases esta vez. La primera con mi boca y dedos que hurgan en sus cavidades. Me suplica que pare porque no quiere correrse ya, antes de la fiesta. La segunda con crema. Entonces ella se ofrece para repasar mi depilado. Es buena alumna y lo hace igual que he hecho yo en ella. Al final también. Cenamos los dos desnudos. Nos reímos mucho cuando ella me pregunta a ver si la voy a estar apuntando con la polla empalmada toda la noche o me voy a relajar en algún momento y yo le respondo, que de la misma forma que ella está empapándome la silla, estaré así mientras pueda. Después nos duchamos. Juntos.

Me he puesto el traje de Jaime mientras Eva me miraba, me he afeitado la cara y me he peinado. Cuando me he perfumado, Eva me ha dicho que estoy muy atractivo. Ella aún estaba desnuda, pero ya maquillada y peinada. Yo le he dicho que en la tienda, mientras ella se probaba el body, le he comprado un complemento, por si quiere llevarlo a la fiesta. Le enseño un tapón anal con el diamante en blanco.

-. Eres un puto canalla. Y un salido. Me vas a matar… Tengo tantas ganas como tú, de que te folles mi culo otra vez, y ahora ¿ esto…?

Eva me besa sin poder dejar de gemir y suspirar fuerte. Después se da la vuelta y se apoya en el mueble del baño, casi postrando su pecho en él y sacando mucho el culo. Yo beso su espalda a la vez que lubrico mis dedos en su coño para empezar a facilitar la maniobra. Es pronto aún. No tengo prisa. Primero un dedo con mucho cuidado. Después me agacho y lamo toda la zona. Meto mi lengua detrás. Dos dedos mientras sigo lamiendo sus labios. Ella me suplica que no haga eso porque se correrá. Meto en la boca primero el dilatador y después en su coño, e inicio la operación de colocar el tapón en su sitio. Muy despacio. Situando dos dedos a los lados y haciendo la fuerza precisa. Llegando al mayor diámetro y volviéndolo a sacar para lubricarlo más. Por fin entra. Ella sigue gimiendo cuando lo aprieto y lo nuevo a los lados. Cuando me levanto, vuelvo a besarla.

Eva se coloca la ropa y se prueba su máscara blanca con plumas. Yo confieso.

-. Estás preciosa. Si te viera tu novio así…

-. Lo he dejado con él.

-. Vaya, Eva. No sabía nada…

-. Bueno, no lo he dejado, pero lo haré la próxima vez que esté con él.

-. Lo siento mucho…

-. No lo sientas. Lo que acabas de hacerme tan solo, ya es más interesante que el resumen de mi vida sexual con él, desde que éramos casi adolescentes. Es un buen tipo, pero yo quiero más. Lo que yo quiero es esto…

Estamos preparados para salir, pero yo le sugiero a Eva que vestida así, en body con forma de tanga por detrás y por la calle de camino al taxi, puede que no se sienta segura o cómoda. Nos reímos con ganas. Ella va a mi dormitorio y sale con una camisa blanca mía, puesta. “ ¿ mejor?.”. La verdad es que parecido, pero sí, algo mejor, sí. Mi camisa tapa su culo apenas por unos centímetros. Se nos nota a los dos eufóricos, felices. Yo he llamado a un taxi y tenía intención de esperar en el portal a que llegara, pero Eva quería disfrutar de la noche esperando afuera. Cuando ha pasado una pareja mayor a nuestro lado y han farfullado algo al ver a Eva así vestida, ella se ha inclinado sin doblar las piernas, como para quitar una mota de polvo inexistente, de sus tacones, de espaldas a ellos y a mí. Centrado en la tira del body, la luz del brillante del tapón, ha iluminado toda mi calle y nos hemos tronchado de risa. El taxi ha llegado.

Cama Redonda. +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora