Mara
Decidí dormirme mientras Alexia también lo hacía, no me lo había dicho, pero después de una operación como esas debía de estar cansada, y mientras podía necesitaba descansar, yo sabía lo que le esperaba a Alexia, pero aunque ella no lo aparente no quería causarle miedo o nervios, iba a sentir bastante dolor, después de la operación y durante la mayor parte de la rehabilitación, y cuando estaba a mitad de mi sueño, llegó el momento que no quería que llegara.
—Mara... Maraa, despierta por favor, lo admito, duele un poco, solo despierta. —Escuche decir a Alexia, como si hubiera entrado a mi sueño.
—Maraa, por favor despierta, necesito que me quites el dolor. —Siguió Alexia.
—¡MARAAAAAA!—Grito Alexia, lo cual provocó que me despertara asustada, en ese momento supe lo que le pasaba a Alexia, estaba teniendo dolores de la operación.
—¡Alexia! ¿Qué pasó? —Pregunté cuando ya sabía qué le pasaba.
—¡Mara! —Duele mucho, siento que la rodilla me mata, no solo la rodilla, la pierna. —Me dijo entrecortado debido al dolor.
—Sisi, tranquila, es normal, son dolores de la operación, durarán un poco, tranquila, respira. —Le dije esperando su comprensión.
En eso Alexia no me respondió, estaba gimiendo debido al dolor, hasta que grito.
—¡MARAAAA! Ya no aguanto, por favor ponme algo para quitarme el dolor, te lo pido, yo no soy así, sabes que me estaría aguantando, pero esto es horrible. —Me dijo Alexia mientras gritaba del dolor.
—¡Alexia, tranquila, por favor! Ya va a pasar, son unos momentos de dolor, pero te prometo que valdrán la pena. —Le dije tratando que se tranquilizara un poco, aunque fuera imposible.
—No me digas tranquila, soy yo la que está pasando todo esto, no tú y me pides que me tranquilice, el dolor es muy fuerte, tráeme algo para el dolor, una pastilla o algo, lo necesito. —Me dijo Alexia, gritando.
No me gustaba ver a nadie así, menos a Alexia, algo había desarrollado con ella, que era diferente a cualquier relación que pudiera tener con algún paciente, ella me importaba, y no la podía ver así, quería tranquilizarla, sin darle ningún medicamento así se acostumbraría un poco al dolor, pero en momentos de desesperación quería que supiera que estoy con ella, así que tome su mano junto con la mía y le dije.
—Tranquila Alexia, no me gusta verte así, sé que el dolor es muy fuerte, y tienes razón, no sé lo que estás pasando o lo que estás sintiendo, peor te quiero ayudar, como te dije ayer cuando me preguntaste si me quería, aquí me quedaré Alexia y no me voy a mover, y te ayudaré con todo, y cuando sientas ya no me necesitarás, pero como sé que insistes, pediré que te traigan una pastilla para el dolor, aguanta un poco más y verás que con la pastilla sé irá el dolor. —Le dije esperando que mis palabras fueran suficientes para cubrir su dolor.
—Solo pídeme la pastilla Mara, ahorita no estoy para discursos, solo tráeme la maldita pastilla, quieres. —Me dijo Alexia con un mal tono
Le solté su mano y pedí que le trajeran una pastilla lo más rápido posible, y mientras fui, pensé en la respuesta de Alexia, quizás ¿no quería escuchar mis palabras?, o talvez, ¿le molesto que le tomara la mano? Aunque me lo hubiera dicho o simplemente yo estaba malinterpretando las cosas y nuestra relación era de paciente y doctora, ni siquiera éramos amigas, es difícil interpretar su comentario, quizás para Alexia solo soy su nueva fisio o Alexia solo quería la pastilla, aunque como es ella, quería su pastilla y que la dejara en paz, que solo llevara a cabo su rehabilitación, probablemente ni me quería en la habitación.
Alexia se tomó la pastilla, ya estaba más tranquila y después de unos 15 minutos hizo efecto, Alexia tomo otra siesta, y yo me encargué de llamar a Laporta para que Mapi pudiera venir con Alexia, a final de cuentas fue a ella quien Alexia le pidió su apoyo, no a mí, yo solo tenía que cumplir mi trabajo, hacer que regrese al campo.
Cuando Mapi llego, le dije que le diera a Alexia una de las pastillas para el dolor cada 8 horas, y si se despierta que llamara a la enfermera para saber si todo estaba bien, y que chequeara su rodilla, Mapi asintió con la cabeza y pregunto.
—Pero ¿Por qué te vas?, tú eres la que mejor sabe de esto, Alexia te necesita. —Me dijo Mapi preocupada.
—Yo no voy a dejar a Alexia hasta que ella vuelva a pisar, el campo, creo que a quien necesita ahora, eres tú y aparte tengo un problema familiar. —Le dije, cuando claramente no tenía ninguna emergencia familiar.
—Si algo pasa, me llamas y yo llegare, no te preocupes. —Le dije a Mapi.
Así que me fui del hospital, deje unas indicaciones de como debían tratar la rodilla de Alexia y de Mapi y de la familia de Alexia que sabía que la venían a visitar.
Reflexione sobre mi actitud, probablemente era de una niña chiquita que hizo un berrinche, peor trataba de ayudar a Alexia no solo con medicamentos y mis conocimientos, sino también moralmente, apoyarla y que sepa que estaría ahí para ella, aunque no estaba en los pensamientos de Alexia, si ella pensaba que nuestra relación era de paciente y doctora, tenía razón no tenía por qué meterme en su vida, tenía que cumplir mi deber de ser su fisio y nada más.
Aunque me recordé igual de la actitud de Alexia, ayer me pregunté si me quedaría, no había nadie con ella, solamente yo, con Alexia un día está bien y al otro se está mal.
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No soy nada sin ti - Alexia Putellas
FanfictionOcurrida la lesión del ligamento cruzado en la rodilla de Alexia Putellas y a falta de personal médico en el FC Barcelona Femení, Joan Laporta, el presidente del FC Barcelona, contrata a una nueva fisioterapeuta personal, Mara Montenegro, cuando rec...