Intentando no curiosear demasiado a su paso, va hacia el baño que queda junto al salón principal.
No quiere perderse en imágenes que definitivamente no son apropiadas, pero las cremas, geles y perfumes que observa en el único mueble del servicio no ayuda para nada. También identifica toallas y útiles para bebés que le hacen recordar para que está ahí en primer lugar.
Se lava las manos quizás más tiempo del necesario y se dirige de vuelta hasta donde se encuentran Agustín y Nico. El niño parece estar más tranquilo, pues juguetea con el cuello del jersey de su madre.
"Listo" Su voz hace que ambos le miren y el cachorro le mire con una expresión algo inquietante. No sabe qué estará pasando por esa cabecita, pero espera que no sea algo malo; si es que siquiera puede hacer otra cosa que no sea dormir y comer.
"Por favor, agarrale de la cabeza primero y después apóyalo en tu brazo" Apenas escucha la dulce voz del chico, pues está demasiado concentrado en unos pequeños ojos azules que se acercan cada vez más.
Hacia mucho tiempo que no tenía miedo.
"Yo... se me puede caer. No sé si es buena idea" Agustín deja escapar una risita y extiende al bebé hacia él. Ahora se da cuenta de que están demasiado cerca y el aroma del ojiazul es más dulce de lo que pensaba.
Dios, no se puede marear ahora.
"Tranquilo, es muy fácil" No lo es, no cuando su antebrazo es más grande que todo su pequeño cuerpo y se siente un gigante torpe. Agustín hace todo el trabajo finalmente y parece que el niño descansa bien su cabeza.
Tiene un bebé en brazos por primera vez.
Su olor a leche y gel de almendras se cuela en sus fosas nasales y automáticamente sus ojos conectan con los del niño, quien parece estar analizando su rostro con extrema curiosidad.
"Eu, no lloro" La sorpresa en la voz de Agustín le hace mirarle.
El castaño levanta la vista de su bebé y le permite observar su rostro lo más de cerca que ha podido nunca. No se ha alejado ni un paso al dejar a Nico en sus brazos y parece que ninguno quiere hablar para ignorar lo innecesario de la cercanía.
Es finalmente Agustín quién carraspea y se aleja, ocultando su rostro sonrojado y murmurando por lo bajo.
"V-voy a por su cama" Traga fuertemente y da varios pasos nerviosos hacia atrás "Ahora vuelvo" Marcos no tiene tiempo para procesar el momento, cuando el bebé vuelve a llamar su atención haciendo sonidos tiernos con su pequeña boquita.
Es maravilloso. El niño tose un poco y ladea la cabeza ante eso, como si esperara alguna palabra de consuelo ante su enfermedad. Marcos se siente demasiado inexperto, con miedo de que Nico llore por hacer algo mal.
"Hola, cachorro" Suavemente, habla con el niño, lo que no deja de parecerle ridículo, pero correcto al mismo tiempo. Con su dedo índice toca su pequeña nariz, provocando un suave 'oh' qué le hace sonreír.
Deja de hacerlo cuando, con una velocidad sorprendente, Nico agarra su dedo con ambas manos con fuerza y lo introduce en su boca.
Mierda, mierda.
"No, no, cachorro. Eso no se come" Intentando no ser muy brusco, comienza a retirar su dedo de la boca del pequeño, quien pone un puchero demasiado tierno. Está entrando en pánico al no saber qué hacer "No llores, n-no, por favor"
Una risa que definitivamente no proviene de ninguno de los dos, resuena por la sala y es cuando ambos dirigen su mirada hacia la fuente del sonido más bonito que ha escuchado jamás.
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ɴᴏ ʟʟᴏʀᴇꜱ ; ᴍᴀʀɢᴜꜱ
FanfictionAgustin hace ruido por las noches, ojalá pudiera evitarlo. Marcos odia el ruido por las noches, ojalá nunca se hubiera quejado. O donde Agustín es un omega soltero con un precioso bebé (Nico) que no puede dormir bien porque está enfermo y Marcos es...