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"M-marcos, él estaba a mi lado y después..." Lucio parece asustado, más por su voz que por la situación "Seguramente esté cerca, no nos..."

"Lucio" La voz fuerte de Mitch golpea su cabeza, tal y como lo hace la preocupación y el miedo en su pecho. El pinchazo cada vez es mayor "¿Lo has visto con alguien más?"

"No, no. Solo desvíe mi vista un segundo para hablar con alguien, pero Agustín es un adulto y..."

Sin terminar de escuchar a su amigo, Marcos sale a duras penas de allí, con los músculos tensos, la mandíbula apretada y el corazón pesado. Tiene que encontrar a su omega cuanto antes. Su alfa no ha tenido nunca un objetivo más claro.

Su mente trabaja a mil por hora, únicamente el miedo es capaz de ralentizarle lo suficiente para que sus amigos lo alcancen antes de entrar en el salón principal.

"Marcos, un momento. Cálmate"

"No te atrevas a pedirme eso" Mitch y Lucio respiran algo afectados por la voz de alfa puro totalmente ida por la desaparición de madre e hijo.

"Los vamos a buscar, solo necesitamos que no alteres a todo el mundo" Lucio parece recomponerse, aclarando su mente después de unos segundos.

"Pregunta tranquilo" Mira a Mitch respirando profundamente "Si no los encontramos, cerraremos y..." Su amigo deja ver su preocupación, lo cual duplica la suya a la vez que niega efusivamente con los dientes apretados.

"Cállate y busca a mi familia. Rápido"

Sin dejar que estos respondan, entra a la sala, sus ojos pasándose por las decenas de cabezas que vienen y beben felizmente. Marcos nunca ha odiado tanto la felicidad. Siente que no puede siquiera describir lo que es si Agustín y su cachorro no están cerca.

Paseándose entre sillas y mesas, olisquea el aire, únicamente captando un horrorosa mezcla de olores. Ninguno es el de Agustín.

"Marcos, ¿qué te pasa?" Valentina, a quien apenas había visto esas horas, se acerca rápidamente con sus padres. Todos ellos con el ceño fruncido ante su actitud "Hueles fuerte y pareces..." Los verdes ojos de Valentina se cruzan con los suyos amarillos y la sorpresa en la omega es evidente.

"Agustín" Su voz vuelve a ser humana, su lobo entendiendo que es su hermana a la que habla. Por primera vez, el miedo afecta a su tono y sus palabras tiemblan "N-no está"

"¿Cómo que no está?" Su padre se tensa justamente como él hace unos minutos.

"Su ex-novio estaba aquí. Mitch los vio antes y de repente ya no está. Mi cachorro tampoco"

Su familia se sorprende el doble, por la noticia de Agustín y por la forma de referirse a Nico. Ahora mismo le da completamente igual. No tiene tiempo de explicar el por qué ese niño siempre ha sido suyo.

"B-bueno, vamos a preguntar a todo el mundo. No saquemos las cosas de quicio" Su madre trata de calmarle, pero eso es imposible en estos momentos.

Asintiendo rápidamente, vuelve a buscar por todo el restaurante. Las luces son más tenues, pues la noche ha caído en el cielo londinense y la gente parece demasiado satisfecha con la comida y la bebida como para reparar en sus ganas de romperlo todo.

Las preguntas hacia los invitados salen secas. Muchos diciendo que sí los habían visto, pero hace horas. Otros ni siquiera le prestaban atención y algunos se apiadaban de él sonriendo empáticos y prometiendo avisar si los encontraban.

Después de minutos así. Marcos no puede más.

No hay ni rastro de Agustín y Nico, ni siquiera su olor cerca de la mesa. Miles de situaciones pasan por su cabeza y su lobo empieza a ponerse enfermo. Solo hay escenarios malos en su cabeza y ninguno acababa bien.

ɴᴏ ʟʟᴏʀᴇꜱ ; ᴍᴀʀɢᴜꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora