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"¡Está abierto!"

Frunciendo el ceño, Marcos entra a la casa y cierra la puerta a su paso. Camina como está acostumbrado a la cocina y sonríe cansado al ver una imagen que, por más que vea todos los días, nunca se cansa de ella.

Agustín está de espaldas cocinando algo que huele a gloria. El omega corta varias zanahorias y él dirige su mirada a una esquina de la cocina, donde Nico está jugando en su adorado gimnasio y da vueltas probando la fuerza de sus pequeñas extremidades.

El cachorro ya quiere gatear y eso va a suponer un caos en sus vidas. No va a mentir y decir que no lo está deseando.

Volviendo a mirar al castaño, por la forma en que este tararea tranquilo, deduce que todavía no se ha percatado de su presencia. Eso le permite aspirar un poco más el aroma en el ambiente, en este caso intentando captar el del pequeño chef.

Ese olor sí que es asombroso.

Lentamente y con una sonrisa traviesa, se acerca por la espalda del omega y posa las manos en la estrecha cintura que ama acariciar. El salto y grito que Agustín da ante el contacto le hace reír en su nuca y dejar pequeños besos en la zona.

"¡Marcos!" Agustín suelta el cuchillo y se lleva las manos al corazón, aparentemente ignorando lo cerca que están el uno del otro "Dios mío, no hagas eso nunca más. Te puedo hacer daño"

"¿Tú a mí?" Su ceja derecha se alza burlona y Agustín gira su rostro para mirarle molesto. Es tan adorable.

"Tenía un cuchillo en la mano" Agustín vuelve a respirar hondo y se deja besar un poco más en su mejilla "Podía haber pensado que eras otra persona y defenderme"

"Claro, ¿sabes cómo se soluciona eso?" Su tono autoritario hace que Agustín frunza el ceño en su dirección "Dejando la puerta cerrada. No me gusta la costumbre que tienes de no cerrar con llave y más si no estoy en casa" El castaño baja su mirada culpable y él sonríe un poco levantando su mentón con el pulgar "Estoy constantemente pensando en todo lo malo que les puede pasar. Ten un poco de consideración con tu alfa, ¿sí?"

Agustín se sonroja fuertemente ante la última frase y se gira en su sitio para abrazar su torso y enterrar su suave rostro en su pecho cubierto por una camiseta blanca básica.

"Perdón" Dice el menor, amortiguando su voz en su piel y haciéndolo reír ante lo tierno del gesto "La próxima vez cerraré bien. ¿Estás enojado?" Agustín mira hacia arriba y, al encontrarse con su sonrisa enamorada, una parecida nace en su rostro.

"Ya te lo dije. Jamás podría enojarme contigo, omega" Sujetando su rostro con ambas manos, acerca sus narices y cierra los ojos disfrutando del dulce aroma que el omega desprende "Mi omega"

Siendo tan delicado como la última semana, Marcos une sus labios en un beso tierno que logra hacer temblar un poco a Agustín. Es tan sumamente mágica la sensación de sus finos labios buscando adaptarse a los suyos, que si pudiera no se despegaría nunca.

Por desgracia, debe hacerlo justo cuando su lengua se introduce en la boca del omega y este gime bajito ante la intrusión; agarrándose más a su camiseta. Esos sonidos le van a hacer perder la cabeza en breve, por lo que se despega con un chasquido y varios picos cariñosos.

"Delicioso" Marcos mira fijamente los ojos azules del omega y este se muerde el labio sacudiendo su cabeza para huir de sus manos y sumergirse esta vez en su cuello. Vuelve a reír ante eso "¿Por qué te escondes, cariño?"

Un sonido inaudible llega a sus oídos y se muerde el labio inferior ante la escena del omega.

"No te escucho, Agu"

ɴᴏ ʟʟᴏʀᴇꜱ ; ᴍᴀʀɢᴜꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora