27

206 14 0
                                    

Marcos odia no tener razón.

Su madre, padre, hermana, amigos cercanos; todo el mundo sabe eso. Lleva siendo motivo de peleas y discusiones desde que es pequeño, siempre defendiendo su postura por delante de cualquier cosa.

Sin embargo, en este momento, quiere llorar y dar las gracias por no haber acertado.

Por haber estado seguro de que Agustin no sería capaz de aguantarle durante el celo. De aguantar su posesividad, su carácter, su instinto animal en su máxima expresión.

Muchas han sido las veces en las que omegas le han dejado en mitad de su momento más vulnerable por no actuar cómo se podría esperar por parte de un alfa corriente.

Pero él no es un alfa corriente.

No sabe cómo no había pensado en que, por esa misma razón, su omega destinado tampoco lo sería.

Su precioso omega, que ahora lo mira sabiendo lo que está ocurriendo, pero sin dar un solo indicio de que eso le preocupe. Sus ojos azules son negros, primitivos, mientras que su cuerpo entero tiembla de dolor y placer, a la espera de que él inicie el siguiente movimiento.

Deja que sea su lobo quien lo haga. Es su momento, el que lleva esperando desde que se presentó como alfa.

Es el momento de encontrarse con su omega.

"Omega"

"Alfa"

Los iris del menor, pareciendo una noche estrellada por las motas amarillas que en ellos se reúnen, brillan como tal, dejando ver su emoción por la conexión que sus lobos sienten en ese instante.

Ni siquiera sabe cuánto tiempo pasa, pero su nudo ya ha bajado y lo siguiente que sabe es que está levantándose de la bañera y caminando con su omega en brazos hasta la habitación.

Su mente piensa en esta nueva situación, la cual evoluciona a salvaje cuando Agustin chupa detrás de su oído intentando obtener más de su olor y gimiendo para llamar su atención. Parece que ha perdido la capacidad de hablar e, irónicamente, le entiende mejor que nunca.

Las gotas de agua que van dejando sus cuerpos desnudos por el suelo de madera combinan con el sonido de las fuertes pisadas y el de los lametones del omega en su cuello, provocándole gruñidos y fuertes apretones en la suave piel del castaño.

Sin avisar, Marcos sale de Agustin justo antes de lanzarlo a la cama sin ningún tipo de suavidad, lo cual lejos de molestar al menor, lo hacen gemir en anticipación.

"Omega. Estás aquí" Cayendo sobre su cuerpo, Marcos comienza a besar duramente la boca de Agustin, forzándolo más a abrir sus piernas para rodear su cuerpo "Quiero oírte. Necesito sentirte"

"Alfa, soy yo. Tu omega" La hipnotizante voz del lobo de Agustin sale dificultada por cómo Marcos no deja de chupar sus labios y comienza a gruñir en ellos.

"Mi omega. Voy a hacerte mío"

Sin despegar sus ojos de los de Agustin, sujeta sus piernas con ambas manos y las coloca sobre sus hombros, incorporándose para quedar de rodillas, lamiendo los tobillos y laterales de ambas extremidades.

Se siente tan bien. Su saliva recorre cada trazo de piel del omega y los gemidos de este son música para sus oídos.

Jura que su corazón da un vuelco cuando admira la mojada entrada, bajando rápidamente para olisquear la zona desesperado.

"A-alfa, tómame. Duele mucho..., p-por favor" Marcos gruñe muy grave, provocando un gimoteo bajito por parte de Agustin, pero que no le impide estirar sus brazos para sujetar los definidos muslos y dejar sus rodillas a la altura de los pechos del omega.

ɴᴏ ʟʟᴏʀᴇꜱ ; ᴍᴀʀɢᴜꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora