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"Te vas a cortar"

"Que no"

"Puedo hacerlo por ti. Todo esto es innecesario, siempre lo hago yo"

Con una fuerte respiración, se da la vuelta y observa a Agustín darle el biberón a Nico con sus ojos brillantes y unas ojeras bastante notables. Definitivamente, el omega está enfermo, coincidiendo con el estado hace unos días del pequeño cachorro.

Se habían contagiado ambos, pero Agustín no quería admitirlo.

"Claro que es necesario. Has cogido el resfriado que tenía Nico cuando pasó por lo de la bronquiolitis y ahora estás débil" Ve cómo Agustín niega su labio inferior sobresaliendo en una mueca adorable "No, no, bonito. No me valen pucheros" Se da la vuelta sonriendo e ignorando el rubor en el omega al haber sido llamado de esa manera.

"Y-yo..."

"Cuando terminemos de comer vamos a ir al médico. Los tienen que ver a ambos y asegurarnos de que no sea algo muy grave. El cachorro está mejor, pero no sabemos como estás tú"

Y es cierto que Marcos nunca se imaginó en esta posición.

Tiene un delantal sobre su ropa de calle, camisa blanca y pantalones azules algo más anchos de lo normal. Está cortando verdura para hacer la sopa que tantas veces le había hecho Agustín en ese invierno que acababa de terminar y solo puede pensar en ayudar a un dulce omega y su cachorro las veinticuatro horas del día. Incluso cuando está solo o lejos de ellos, se muerde las uñas ansioso por el estado de ambos.

Son ya casi dos meses desde que los conoce y dos semanas desde aquella conversación que no se ha vuelto reanudar. Él quiere, por supuesto, pero no sabe cómo sacar el tema sin que Agustín se encuentre incómodo o algo por el estilo.

Lo hablarán tarde o temprano; está seguro de ello.

"Te dije que no hacía falta, Marcos" La voz de Agustín suena cansada, pero cargada de cariño. Tal y como la suya se escucha cuando se dirige al castaño.

"No me vas a convencer en esto, omega. Ya pedí cita para la revisión de Nico y para ti" Sabe que ese sobrenombre es la debilidad de Agustín. Que eso signifique algo o no, lo desconoce, pero tener ese efecto en el omega le hace querer gritar de la emoción.

"Está bien"

Esa última frase les deja en un cómodo silencio llenado por el sonido del agua de la olla en ebullición, las succiones de Nico bebiendo de su biberón y su suave silbido que le sale inconscientemente en momentos de tranquilidad y calma como el actual.

Está sirviendo los platos, cuando Agustín vuelve de dejar a Nico en su cuna para una buena siesta. Este se sienta en la mesa y mira a Marcos agradecido cuando coloca su plato en la mesa.

"Muchas gracias, Mar" Su corazón se vuelve un poco loco ante lo inesperado del apodo.

"¿Mar?" Agustín esconde su sonrisa y remueve un poco la comida para enfriar el caliente y sabroso caldo.

"Tú siempre me llamas Agu. También quería llamarte por algún nombre así, ¿no te gusta?"

"Me encanta" Marcos sonríe feliz ante la iniciativa de Agustín y su confianza hacia él "Me lo tatuaría en la frente"

Agustín suelta una carcajada inesperada, pero rápidamente se pone su mano no ocupada en la boca queriendo ocultar el precioso sonido que había salido de ella.

"E-eres muy tonto" Marcos le respondería algo inteligente, quizás para hacer aún más evidente su devoción por el omega, pero solo puede quedarse embobado ante el precioso sonrojo del menor y su olor dulce, estando claramente complacido con sus palabras.

ɴᴏ ʟʟᴏʀᴇꜱ ; ᴍᴀʀɢᴜꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora