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"¡Mi amor, ya estoy en casa!"

Quitando sus botas de estilo militar que suele llevar al trabajo y poniéndolas en la típica bolsa al lado de la puerta para no manchar, como siempre hace, espera inconscientemente a que su omega le conteste a lo lejos.

No lo hace.

Frunce un poco el ceño, pero supone que Agustin está en su habitación o en el baño, por lo que entra a la cocina para beber con rapidez un vaso de agua. Mayo ha irrumpido con fuerza en el pueblo y después de llevar un pesado traje de bombero en dos ocasiones ese día, su cuerpo ruega por un poco de hidratación.

Aún con el vaso en la mano, se dirige al salón con la idea de hallar por fin a su pareja y relajarse con él después de un día duro y largo en el trabajo. Suspira emocionado por la simple idea de volver a oler su aroma favorito en el mundo.

La sonrisa por el pensamiento se le cae en el momento que entra el salón.

La sonrisa y el corazón.

No sabe cómo logra no tirar al suelo el vaso al ver a su omega de pie en una silla, con medio cuerpo fuera de la ventana de la habitación y limpiando la parte exterior de la cristalera. Todo ello tarareando alguna canción que suena por sus auriculares.

Marcos jura que esta a punto de desmayarse.

Afortunadamente, su alfa reacciona entrando en pánico y lo fuerza a dejar el vaso de mala manera en la mesa de café de la sala, y correr hasta Agustin con el corazón a mil por hora.

Ignora el grito de Agustin cuándo lo sujeta de la cintura con ambos brazos, con cuidado de no aplastar su ya notable barriga que hace que su nerviosismo aumente un doscientos por ciento.

"¡Marcos!" Vuelve a gritar Agustin una vez que lo baja al suelo y lo gira para comprobar que está perfectamente. Sabe que todo el espacio debe oler a miedo y preocupación por su parte, pero ahora mismo solo puede pensar en la posición tan peligrosa en la que se encontraba el ojiazul.

"Agustin, ¿cómo se te ocurre?" Dice sujetando su rostro con ambas manos, mirándolo a los ojos demandante, pero sin ocultar en ningún momento lo mal que lo ha pasado.

"¿Cómo se me ocurre qué?" Contesta el omega molesto, quitándose los auriculares de un tirón y frunciendo el ceño al no entender nada.

"¡Estabas a punto de caerte!" El castaño parece estar más confuso que nunca y comienza a negar con efusividad.

"¡Claro que no! Solo estaba limpiando, alfa. ¿Tú sabes la de suciedad que tenía después de la lluvia de hace unos días? No podía soportarlo más, te lo..."

"Ni se te ocurra volver a hacer algo así, omega" Su voz se vuelve más grave al interrumpir al menor, que traga empezando a analizar su comportamiento a juzgar por como mira de reojo por encima de su hombro hacia la ventana.

"P-pero yo solo..."

"Te pasa algo, Agustin" Comienza a hablar, aun agarrando las mejillas del ojiazul con delicadeza pero firmemente "Te pasa cualquier cosa y no sé que hago, omega. Cuando te he visto ahí casi me da un infarto. Tienes que tener más cuidado, más aún cuando estás avergonzado de nuestros cachorros"

Termina de hablar angustiado, pero todo se vuelve peor cuando los ojos celestes de su destinado comienzan a llenarse de lágrimas sin previo aviso. Su lobo ahora sí que esta desquiciado.

"P-perdón, soy una m-mala madre. Y-yo..."

"Oh, n-no, omega" Agustin ha metido ya las manos entre las suyas para llevarlas a sus ojos y deja salir toda su culpabilidad llorando desconsolado.

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⏰ Última actualización: Jan 28 ⏰

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ɴᴏ ʟʟᴏʀᴇꜱ ; ᴍᴀʀɢᴜꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora