Jealous boy

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Pov: Coriolanus

Cuando la mire a los ojos me di cuenta que lo que había dicho la doctora Gaul realmente la había lastimado.
Yo le había comentado a Lucy Gray que iba a intentar que el público haga donaciones a los tributos. Pero no fui del todo sincero sobre mi extensa participación en la creación de nuevas medidas para este año. Y tampoco se sentía correcto decirselo.
En el momento lo único que buscaba era tener la aprobación de Gaul, y lograr subir un escalón más para ganar el premio Plinth. Y con Highbottom en mi contra me sentía amenazado.
Mientras estábamos sentados en el auto camino al tren intenté rozarle la mano disimuladamente, pero me privó de su contacto al instante, retirando su mano de mi alcance.
— Lucy... — susurre intentando encontrarle la mirada. Pero no me respondió, se quedó en transe mirando a un punto fijo hasta el final del recorrido.
Decidí dejarla tranquila, que se tome su tiempo para analizar la situación, de todas maneras me dolía su frialdad hacia mi, especialmente luego de nuestros últimos acercamientos. Cuando llegamos al tren Lucy se encerró en su recámara sin decir una sola palabra.

Los dias siguientes estuvieron inundados de una tensión insoportable en el aire. La gira por los distritos continuaba y Lucy Gray se mostraba amable con cualquiera menos conmigo. En varias ocasiones intente entablar conversación con ella, pero cada vez que me acercaba en lo más mínimo Lucy ignoraba mi presencia o se iba.
La noche en la que llegamos al distrito 3 salí de la habitación del hotel para respirar un poco de aire fresco. Llegando al lobby vi a Lucy Gray riéndose y entablando una conversación con uno de los agentes de paz que estaba custodiando la entrada. Se veía interesada en lo que sea que ese tipo le estaba contando. El parecía encantado con Lucy Gray, sonriendo tontamente ante cualquier gesto que proviniera de ella.
Unos celos inesperados se apoderaron de mi, ¿porque no podía soportarlo? ¿Que me estaba pasando? Nunca me había puesto así por una chica. Me sentía débil, vulnerable, odiaba esa sensación, me sentía en completa exposición.
Aparentemente el agente dijo algo que a Lucy le hizo gracia, porque comenzó a reír desenfrenadamente y le dio un pequeño golpe en el pecho. En ese momento llegué a mi límite e interrumpí su conversación.
— Agente, se supone que debe dedicarse a nuestra seguridad, que yo sepa no lo han asignado para ser el payaso personal de la señorita Baird. — dije con una mirada agresiva hacia el joven, generando que ambos tomaran distancia y cerraran la boca.
Ante mi arrebato Lucy me dedico una mirada de odio y comenzó a caminar rápidamente hacia su habitación.

🤍

Pov: Lucy

¿Quien se cree que es?, dije para mis adentros mientras me alejaba de Coriolanus. La bronca corría por mis venas y generaba que me hierva la sangre. Lo único que faltaba, por fin estaba entablando una conversación con alguien ajeno al capitolio, luego de pasar dias sintiéndome sola y desamparada. Y justo ahora a ese idiota se le ocurre que es buena idea meterse en mis asuntos.
Segundos antes de llegar a mi habitación escucho pasos acelerándose detrás de mi, pero ni siquiera me molesto en girar mi cabeza para mirarlo a los ojos.
Cuando siento que una mano alcanza mi hombro me corro bruscamente y lo enfrento.
— ¿Que mierda quieres de mi? — vocifere.
— Enserio te pregunto Coriolanus. Porque últimamente lo único que has estado haciendo es mentirme y confundirme. Y ahora esto. — se quedó paralizado ante mi repentina agresividad. Es verdad que lo había estado ignorando, pero nunca antes lo había tratado así. Rápidamente recuperó la compostura.
— Mira Baird, tu puedes hacer lo que te plazca, pero no conoces de nada a ese tipo, y los agentes de paz en los distritos no se destacan por su fama de inocentes. — dice con una actitud dominante.
— A ese tipo no lo conoceré de nada, pero aparentemente a ti tampoco. Así que no te metas en mis asuntos.
— Yo me meteré donde se me de la gana, y tú Lucy Gray deberías aprender a escuchar a tu mentor.
— Como digas — dije indiferentemente para luego cerrarle la puerta en la cara.
La frustración se apoderó de mi y me encogí del otro lado de la puerta. Me quede abrazando mis rodillas en el suelo. Me sentía una estupida por haberme ilusionado con alguien como Coriolanus. Su arrogancia era palpable a kilómetros.
Al alzar la mirada vi la guitarra apoyada sobre el colchón. Retire funda y cerré los ojos mientras mis dedos recorrían las cuerdas. Por primera vez en mucho tiempo me sentí en casa.

Snow and Lucy Gray <3 The Ballad of songbirds and snakes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora