(Narración omnisciente)
Ambos se sentían en un sueño, como era posible que después de tanto tiempo sigan teniendo la misma conexión. Coriolanus la tomo en sus brazos. Lucy se acomodo quedando a horcajadas de el, se separaron un momento por la falta de aire.
— ¿Que estamos haciendo?. — pregunto Lucy con una pequeña sonrisa.
— No lo se, pero ahora que empezaste no pienso parar. — dijo el alzándola en el aire con agilidad.
Ella rodeó su cintura con sus muslos mientras se dirigían al interior cabaña. Se sentía completamente a Merced de su cuerpo. Los instintos eran más fuertes que la razón.
Coriolanus la lanzó sobre el colchón y ella se acomodó rápidamente para recibirlo. No podían parar de besarse, solo se separaban para recuperar el aliento. Parecían dos adictos. Adictos el uno al otro.
Ella deslizó la camiseta de coryo por sus hombros dejando a la vista su trabajado abdomen. Su cuerpo mucho más formado y trabajado que hace unos años le producía todo tipo de sensaciones.
El se presionó contra ella dejándola sentir su excitación, a lo que ella emitió un gemido que a él le resultó delicioso.Se posicionó sobre ella y comenzó a besarle el cuello con destreza bajando dándole cosquillas dejando una línea vertical desde su cuello hasta su abdomen.
Cuando llego a sus muslos arremangó su vestido descubriendo su ropa interior, Lucy estaba temblando.— Ni siquiera he empezado. — dijo Coriolanus presumido.
— Cállate y hazlo. — dijo Lucy Gray ensimismada de placer.
— Pídelo. — dijo mirándo sus ojos café. La nueva actitud dominante de Lucy le excitaba a niveles indescriptibles. Ya no era la misma chica tímida que antes. Y el no era el mismo adolecente que hace 2 años.
Lucy negó con la cabeza haciéndose la difícil, y Coriolanus comenzó a besarla por arriba de su ropa interior , Lucy se acercó en gesto de deseo.— Ya sabes lo que tienes que hacer. Solo pídelo. — Coriolanus se acerco a la boca de Lucy y mordió su labio inferior con sensualidad. La deseaba como si fuera la última gota de agua potable en un desierto. No había podido sentir deseo con nadie más que no sea ella. Por supuesto que Livia fue útil en su momento. Pero el cuerpo Lucy Gray era su debilidad. Lo desarmaba por completo.
— Porfavor... — dijo la muchacha entre gemidos desesperados.
Coriolanus mojo el dedo índice en su boca y comenzó a acariciarla hasta llegar al borde de sus bragas. Ella suspiró profundamente.
Con cuidado deslizó un dedo dentro de ella haciéndola gritar de placer. Lo había estado esperando tanto. Poder tocarla. Era la única mujer a la que le interesaba complacer. Su Lucy Gray.
Cuando ya estaba bastante mojada decidió comenzar a complacerla con su boca. Pero cuando removió los dedos noto un espeso líquido rojo en ellos.Lucy abrió los ojos como platos y se levantó con rapidez del colchón.
Se sentía extremadamente avergonzada, siempre había sido pendiente de su periodo. Pero esta vez se le había olvidado que tenía que llegar en esos dias.
Quería desaparecer. Coriolanus había visto todo y no podía deshacer la situación.
Al verla tan conmocionada el se acercó y la abrazó por detrás.
— Ey no pasa nada. Es algo natural. — dijo intentando tranquilizarla mientras apoyaba su cabeza sobre el cuello de ella.— Déjame sola.— murmuro acongojada por la situación. Se metió en el baño y se cambio poniéndose una compresa.
Mientras tanto Coriolanus se lavó las manos quitándose los restos de la sangre de Lucy Gray.
Ella se acostó dándole la espalda.Oh Dios que estaban haciendo pensó Lucy, si no fuera por la interrupción causada por su período probablemente estaría haciendo el amor con Coriolanus Snow. ¿Era una señal? Estaba demasiado confundida y demasiadas cosas pasaban por su cabeza.
— Lucy enserio no es nada, no me molesta la sangre. Viví con dos mujeres toda mi vida estoy acostumbrado a todo eso. Se como funciona. — tenía un buen punto, eso la ayudo a tranquilizarse. Pero la vergüenza no le permitía darse vuelta y mirarlo a los ojos. Además le había comenzado a doler el estómago lo que empeoraba su humor.
Ante una puntada de dolor no pudo evitar retorcerse. Siempre solía descomponerse durante sus días, era muy sensible.
Coriolanus se levanto de la cama y sin decir nada se dirigió a la cocina.Se le había ocurrido una idea , haría una almohadilla para ayudarla con el dolor. Eso era lo que hacía su abuela cada vez que Tigris se sentía mal por esos dolores. Y de tantas veces que lo observo a lo mejor lo podría replicar. Lucy le había dicho que necesitaba estar sola pero el sabía que lo estaba alejando por pudor. Era obvio por la forma en la que se escondía y no lo miraba a los ojos. Nunca había entendido porque las personas le ponían tanto énfasis a la sangre de las mujeres, era algo completamente normal.
Unos minutos después había logrado hacer una pequeña almohadilla metiendo arroz en una bolsa de tela y calentándola a fuego bajo.
Cuando volvió a la habitación Lucy estaba sentada abrazando sus rodillas tambaleándose de atrás para delante.— ¿Te duele mucho?
— ¿De que hablas ? — murmuró Lucy intentando disimular las molestias.
— A mi prima siempre le molesta el estómago cuando está en sus días. Tengo entendido que es algo normal.
— Si, es una pesadilla.— murmuró la muchacha presionándose la barriga de dolor.
— Te he hecho esto. No te entusiasmes mucho. — dijo al ver la tierna expresión de la chica al recibir la almohadilla.
— Mi madre solía hacernos estas. Gracias, realmente ayuda. — dijo posicionándola sobre su estómago.
No podía creer que le había hecho una de esas, le traía tantos recuerdos. Se sentía como en casa de su madre otra vez. El gesto de Coriolanus la hizo sentir extremadamente contenida.— Perdona, no quise mancharte así. Es un asco.— dijo a la ligera pero aun avergonzada por la situación de recién.
— No hay porque. si tuviéramos que contar las veces que vimos al otro sangrar, son innumerables... — dijo el muchacho con una sonrisa tratando de quitarle la vergüenza. No le gustaba verla inhibida, menos por algo tan estupido.
Ella se sintió segura con su respuesta y se volteó para mirarlo a los ojos. Sus hermosos ojos color océano. Realmente era el hombre más guapo que haya visto. Era extremadamente difícil no enamorarse de Coriolanus. No solo por su buen aspecto, pero sino porque parecía siempre tener la respuesta perfecta para hacerla perder aún más la cordura.
Lo quería a su lado. Y se sentía culpable por eso. Como si estuviera traicionando sus principios morales. Pero estos ya estaban bastante desdibujados.Coriolanus recorrió la cintura de Lucy Gray con su brazo y la pegó hacia el bajo las sábanas.
— Buenas noches. — dijo depositando un beso en su frente, para luego dormirse tan fácilmente como un niño. En cambio ella tenía demasiadas cosas en la cabeza y las hormonas no la ayudaban a pensar con claridad.Ojalá les haya gustado esta nueva forma de escribir. ❤️
Déjenme cualquier recomendación en comentarios !!
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Snow and Lucy Gray <3 The Ballad of songbirds and snakes.
Storie d'amoreLos planes de Snow para salvar a Lucy Gray en los juegos del hambre no han sido descubiertos, y ahora les toca emprender la gira de los vencedores de los juegos del hambre, en la que convivirán y atravesarán distintos obstáculos. Teniendo todas las...