Capítulo 5

668 88 14
                                    

Yuri's POV    

Yuri detuvo a Helios y a White mientras veía a todos los peones algo alborotados. Le había costado un poco volver ya que White se había puesto algo rebelde.

Pero al final lo había conseguido. Pero sobre todo había tardo por quedarse sentada leyendo una y otra vez aquella nota. Ella no había vuelto a ese lugar luego de que ella se marchó... y así fue que se olvidó completamente de aquel último día que habían pasado juntas. Se le llenó el corazón de una extraña amargura... era raro. Haber leído eso 10 años después, era muy raro. Soltó un suspiro, no comprendía por qué le dolía. Antes era solo una niña.

Uno de ellos lo vio y le avisó a Troy. Al instante el rubio corrió hacia ella. Extrañada, Yuri, se bajó del caballo.
—¿Qué pasó? —le preguntó a su primo cuando este llegó a su lado.
—Llegó el jefe —dijo algo agitado.
Yuri alzó amabas cejas. No esperaba que Byron llegara tan temprano. Casi siempre lo hacía por la noche. Llamó a uno de sus compañeros y le pidió que guardara a los caballos. Se acercó a White antes de que se alejara.
—No más líos por hoy, ¿entendido? —le dijo. El caballo meneó la cabeza. Yuri sonrió y palmeó su lomo antes de que se lo llevaran.

Comenzó a caminar hacia la casa. Troy se apresuró a seguirla.
—Espera —le dijo. Yuri siguió caminando.
—¿Por qué están tan alterados todos? —Preguntó Yuri y lo miró de costado —Es solo el jefe. No es la primera vez que viene...
—No es por eso —consiguió decir Troy mientras intentaba ir a la misma velocidad que su prima —No llegó solo...
Está vez Yuri se detuvo y lo miró con el ceño fruncido.
—¿No llegó solo? —inquirió.
—No, llegó con una chica y un chico. Parecían una pareja o algo así. Entraron con él a la casa grande. Algunos de los muchachos dicen que, que deben ser compradores.

El corazón de Yuri se detuvo. Eso no podía ser cierto. Seguro que no lo era.
Si se había rumoreado que Byron Ramírez tenía ganas de vender el campo. Pero hasta el momento Yuri no lo había creído porque simplemente su jefe jamás le había mencionado nada. Pero de repente se sintió intranquila. Aquel campo lo era todo para Yuri y no se veía en otro lugar que no fuera ese.

—Voya ir a hablar con él —le dijo y comenzó a correr hacia la casa.
Si Byron tenía pensado vender el campo, Yuri haría lo imposible para evitarlo. Incluso sería capaz de comprárselo ella mismo. No por nada había ahorrado casi toda su vida. Se veía capaz de comprar aquellas tierras. O por lo menos una porción.

Entró a la casa por el lado de atrás, como siempre. Al primer lugar al que entraba era a la cocina. Su madre se sobresaltó un poco y giró para mirarla.
—¿Qué te pasó? —le preguntó preocupada.
—¿Dónde está el señor Ramírez? —dijo al instante.
—En su despacho —respondió ella extrañada.
—Bien —musitó Yuri y comenzó a caminar para salir de allí.
—-Yuri, hija... espera —ella lo siguió pero al parecer Yuri no la escuchaba—¡El señor no vino solo!

Se quedó quieta en su lugar ya que al parecer ella no la había escuchado. Soltando un suspiro volvió a la cocina. Aun no podía creer que ella estuviese allí de nuevo. Casi sonrió. Yuri tampoco iba a creerlo cuando se enterara. Valeria había sido tan importante para ella cuando era una niña. ¿La recordaría? Estaba segura de que si.

Volvió a concentrarse en la comida. Más tarde iba a ver la reacción de Yuri hacia la llegada de Valeria.
Yuri se detuvo frente a la puerta del despacho de su jefe. Tomó una gran cantidad de aire y luego golpeó.
—¡Adelante! —dijo él. La pelinegra abrió y se asomó —¡Yuri! —exclamó contento y se puso de pie para acercarse. Ella entró del todo. Byron la abrazó paternalmente y Yuri le devolvió el gesto —¿Cómo ha estado mi mejor chica?
Esbozó una pequeña sonrisa.

—Bien, señor ¿Usted? —le preguntó.
—Yo estoy muy bien —aseguró y volvió a sentarse detrás de su escritorio. Le hizo una seña a Yuri para que se sentara también —¿Cómo ha estado todo por aquí?

Yuri se sentó algo insegura. Había esperado llegar y encontrar a aquellas dos personas hablando con Byron, pero estaba solo. Quizás no había nada de qué preocuparse.
—Todo ha estado muy bien. Los muchachos y yo hemos estado trabajando muy duro con el tema de la marca de ganado... ya sabe, hay varios problemas con los ladrones por aquí. Y... hemos terminado de levantar la valla entre las propiedades de los Hernández y aquí.
—Si, he hablado con Robert y dijo que estaba muy contento con el trabajo. Creo que sobre todo porque ahora podrá tener más controlada a Lia.

Yuri sonrió y asintió. Si había algo que Robert Hernandez odiaba era que su hija menor saliera huyendo de casa solo para acercarse a ver a Troy. Por eso mismo fue que se había puesto en contacto con Byron y habían hecho el acuerdo de levantar la valla. Pero lo que el señor Hernandez no sabía era que Lia se iba a escapar igual.
—Espero que ahora se quede más tranquilo —dijo Yuri.
—Lo dudo mucho —rió Byron.

Al parecer todo estaba tranquilo. Yuri no notaba nerviosismo, ni nada por el estilo en su jefe. Así que estaba descartando completamente el tema de que Ramírez quería vender aquel campo. Quizás era una buena idea que se lo preguntara.
—Señor...
—¿Si, hija? —preguntó mientras la miraba con ambas cejas levantadas.
—Usted... ¿va a vender el campo?

Wild HorsesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora