Capítulo 33

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Valeria suspiró mientras salía del baño luego de una merecida ducha. Había estado todo el día con Freyder, recorriendo el campo, haciendo cosas de mujeres, mirando películas y comiendo las ricas comidas de Omayra. No había ido a ver a Yuri porque sabía que la indeseable aquella seguía pegada a ella como la garrapata asquerosa que era. Apretó los dientes al pensar en ella y que en ese momento estaba con Yuri.

Terminó de vestirse en el baño, se puso se camisón de dormir. Tomó una toalla y comenzó a secarse el cabello. Abrió la puerta y salió hacia su habitación.
Su corazón se sobresaltó cuando levantó la mirada y Yuri estaba allí parada. La observó bien. Y ella sonrió bobamente al verla. Valeria sintió una linda presión en el estómago al verla sin remera, solo un corpiño deportivo que la cubría. Una gran venda blanca cubría todo su hombro derecho. Recordó el dolo rque vio en sus ojos cuando la serpiente la había mordido. No quería volver a ver dolor en su linda mirada.
—¿Yuri? —inquirió confundida.
Otra estúpida sonrisa se formó en el rostro de ella. Valeria se aguantó las ganas de reír, se veía realmente graciosa. Dejó su toalla a un costado y se acercó a ella.
—Hola, Vale bonita —la saludó algo tonta. Valeria arrugó la nariz, divertida.
—No deberías estar aquí, Yuri —le dijo dulce —El doctor dijo que tenías que hacer reposo.
—¿Quién es ese doctor que cree saber todo, eh? —Preguntó —Yo no necesito hacer eso... necesito decirte algo.
Valeria se acercó un poco más y tocó su frente. Se sorprendió al sentir lo caliente que estaba su piel. Volaba de fiebre.
—Yuri, estás volando de fiebre —dijo preocupada.
— Valeria —murmuró Yuri y entonces tomó su rostro con ambas manos.
Ella se vio apresada por aquel toque que se le había vuelto tan familiar en tan pocos días.
—Vamos Yuri, voy a llevarte a tu cuarto...
Intentó salir de su agarre pero no pudo. Yuri unió sus frentes, y ella se quedó totalmente hipnotizada por aquellos ojos negros.
—¿Por qué estás todo el día metida en mi cabeza? —le preguntó. Valeria se estremeció ante el calor de su aliento rosándole la boca. Tenía aquella mirada tan fija en la suya, que se le hizo imposible respirar —¿No estás cansada de estar allí? —ella se mordió el labio inferior. Yuri solo estaba delirando,debía llevarla a su habitación.
—Yuri —le habló —Debes ir a la cama. Deja que te lleve...
—¿Sabes todo lo que sufrí el día que te fuiste? —quiso saber Yuri. Valeria se quedó callada. Quería llevarla a su habitación, pero también quería escucharla—Tenía 13 años, y fue el dolor más... extraño y fuerte que sentí en mi vida.¿Cómo es aquello posible? Era solo una estúpida niña que se había enamorado de la hija de su jefe. Y ese día lloré, lloré luego de que te llevaron. Y supuestamente yo era la niña que nunca lloraba —se sentía bien consigo misma.Tenerla así de cerca era tan maravilloso como estar diciéndole todo eso. Se sentía libre, no le importaba lo que podría pasar después. Solo tenerla así —Y esperé que volvieras, Vale. Pero no lo hiciste —un nudo se formó en la garganta de ella y se agarró a las manos de Yuri, que sostenían su rostro —Así que simplemente... te olvidé.

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