Capítulo 21

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—¿Qué pasó con White? —preguntó  Valeria luego de unos segundos.
—¿Quieres ir a ver? —dijo Yuri.
—Si —asintió emocionada.
—Bien, vamos.

Se acercó a ella y tomó su mano para conducirla hasta su caballo. Se subió Yuri primero y luego subió a Valeria delante de ella.  Valeria se puso algo nerviosa, estaban demasiado cerca una de la otra. Su corazón comenzó a palpitar con más fuerza.

Yuri tenía aun el pelo húmedo por su tonto juego en las caballerizas, pero su ropa estaba seca.  Valeria se percató de que ella se tensaba. ¿Sería por el mismo motivo que ella? Sin importar cuanto quisiera mirarla a la cara, mantuvo la vista al frente.

Yuri comenzó a andar. El suave viento de la noche les golpeó el rostro. Y no se dijeron nada en todo el camino, era como si no pudieran hablarse. El galope del caballo comenzó a disminuir.  Valeria vio que entraban como a un viejo establo. Yuri giró a la derecha y se detuvo. La bajó a  Valeria y luego se bajó ella.
—¿En dónde estamos? —preguntó la morena.
—Ya verás —dijo Yuri.
La volvió a tomar de la mano. Un tonto cosquilleó se formó en el estómago de Valeria. Era tan lindo que Yuri la tomara de la mano como cuando eran niñas. Era para darle seguridad. Caminaron entre la oscuridad hasta detenerse en la nada. Valeria frunció el ceño y de repente Yuri la soltó. Sintió miedo.
—¿Yuri? —la llamó.
—Espérame un segundo que voy a buscar un poco de luz.

Ella solo asintió, aunque sabía que no podía verla. Los segundos comenzaron a pasar lentamente para Valeria. Ella podía escuchar perfectamente a Yuri buscando algo, pero estaba nerviosa. Quería que ella volviera a tomar su mano.

Entonces una luz se prendió. Ella entrecerró un poco los ojos, para poder mirar bien. Y allí estaba su caballo blanco, parado al lado de una yegua de color negro.
—¿White? —lo llamó. El caballo la miró y relinchó un poquito.
Yuri volvió a acercarse a ella y se puso a su lado, mirando a la linda pareja frente a ellos.
—Espera a ver lo que hay entre ellos —le dijo por lo bajo. Ella frunció un poco el ceño y de repente algo pequeño y blanco salió debajo de la yegua. Los ojos de Valeria se abrieron bien a causa de la sorpresa.
—Me muero —musitó anonadada.
—Si, eres abuela —dijo Yuri.

El pequeño potrillo caminó unos pasos torpes hacia ellas, pero luego volvió hacia atrás. Valeria lo miró realmente enternecida. Era la cosa más bonita que ella había visto en su vida. Tenía hasta los ojos claros de White, pero la diferencia la hacía la mancha color negro en su ojo derecho.
—Es tan hermoso —dijo ella emocionada.
—Si —murmuró Yuri —Cómo tú...
 Valeria siguió con la mirada fija en el potrillo, pero había escuchado perfectamente esas palabras. Aunque estaba segura de que ella no había querido decirlas en voz alta, ya que apenas las había susurrado.

La miró de reojo, Yuri miraba fijamente al frente,y ella pudo distinguir un pequeño sonrojo en su rostro. Se aguantó las ganas de reír.
—¿Cómo se llama? —preguntó para cambiar de tema. Yuri se acomodó la garganta.
—No lo sé... no le puse ningún nombre ¿Cómo quieres llamarlo? —le dijo.
—No soy buena para los nombres. Le puse White a mi caballo blanco, es un poco obvio que es blanco, ¿verdad?
Yuri rió por lo bajo y la miró. Sus miradas conectaron. Y sus rostros de diversión desaparecieron, para pasar a rostros de concentración. Más bien a rostros de tontas. Lo único que haría que dejaran de mirarse así sería que Freyder o alguien las viniera a buscar, interrumpir o lo que fuera.

Yuri quiso que eso pasara. Porque por alguna estúpida razón quería acercarse más a ella, juntar sus frentes y luego sus labios.
—Que se llame Apolo —dijo Yuri precipitadamente. Tenía que pensar en otra cosa.
—Si, estoy muy de acuerdo —asintió Valeria, también tenía que pensar en otra cosa que no fuera agarrar y besarla.—

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