Capítulo 34

453 81 0
                                    

—Yo...
—Y ahora vuelves como si nada y llenas mi vida de confusión y peligro —siguió hablando como si nada importara —¿Con qué derecho, Valeria?¿Con qué derecho llegas aquí y pones mi mundo al revés? ¿Con qué derecho haces latir mi corazón tan rápido?
Los ojos de Valeria se poblaron de lágrimas. Levantó un poco el rostro y acarició la nariz de Yuri con la suya.
—Yo jamás quise hacerte daño, jamás —murmuró y sus ojos se cerraron. Era tan maravilloso tenerla tan cerca —Perdóname, Yuri... por favor, tienes que...
Se vio interrumpida por un par de labios que tomaron los suyos, callándola completamente. Todo a su alrededor pasó a ser nada, en comparación a las cosas que su corazón estaba sintiendo. Sus labios comenzaron a moverse suavemente sobre los de ella. El corazón de Valeria dio un vuelco. La boca de Yuri tenía el sabor más maravilloso que ella había probado en su vida. Era tan terrenal y dulce. Estaba segura de que jamás iba a poder olvidarlo. Se dejó llevar por Yuri, por su boca, por su sabor. Se encontró apretando las manos de ella sobre su rostro, en un silencioso pedido de que no la dejara.

¿Cuándo fue la última vez que alguien la había besado de aquella manera? Ella no lo sabía. Y si alguna vez había pasado no lo recordaba. En ese momento no podía pensar en nada más que no fuera aquel beso.
Le respondió de la misma manera dulce y delicada, recorriendo cada centímetro de su boca, dejándole conocer un poco más.
Entonces Yuri comenzó a alejarse de ella, otorgándole pequeños y suaves besos. Valeria no podía abrir los ojos, no quería perder la sensación que se mantenía en sus bocas.
Yuri volvió a unir sus frentes. Su respiración agitada le enfrió los labios húmedos.
—Besarte era algo tan necesario —murmuró ella agitado —Tan necesario como respirar.
Valeria solo asintió con los ojos cerrados. Se sentía tan... no podía explicarlo. No podía entenderlo. ¿Y qué iba a hacer ella ahora con todo aquello?
—Yuri...
—Era necesario, Vale.
Ella abrió los ojos para mirarla y Yuri aun no los abría. Entonces ella sonrió.
—¿Quieres acostarte a dormir aquí, en mi cuarto?—le preguntó.
—¿Crees que sea correcto? —quiso saber Yuri y entonces abrió los ojos para mirarla.
—No deberías estar aquí, eso no es correcto.
—Entonces, ¿Qué hago? ¿Te vuelvo a besar?
—No puedes —musitó ella. Yuri sonrió.
—¿Por qué? —murmuró en el mismo tono que ella.
—Porque estás volando de fiebre y tienes que descansar.
De repente la soltó y ella se sintió tan dejada que casi se lo reprochó. Yuri giró y sin dudarlo se tiró en la cama que estaba frente a sus ojos.
—Tengo frío —le contó. Valeria se acercó a ella.
—Eso es porque tienes fiebre —le aseguró mientras abría las sábanas y la tapada. Yuri se acurrucó bien y se acomodó en la almohada.
—¿Vas a dormir conmigo? —le preguntó con los ojos cerrados.
—Tal vez...
—Mejor si lo haces.
—¿Por qué? —preguntó ella.
—Porque cuando me despierte también voy a besarte.Y te necesito cerca para eso.

Wild HorsesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora