Capítulo 13

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Valeria's POV

Se sentía como en una especie de película de espionaje. Y a decir verdad no había podido dormir en toda la noche, pensando en cómo haría para salir de allí sin hacer ningún ruido. Además de que no había podido dejar de pensar en Yuri y en que la había citado en las caballerizas. ¿Hablarían bien allí? ¿Yuri le diría todo lo que pensaba de ella? Su corazón se aceleró al pensar que estaría a solas con ella.

Logró salir de la casa sin hacer ningún escándalo. Soltó un suspiro y miró encantada a su alrededor. El sol comenzaba a asomarse, bañando a aquel campo de luz. Los suaves sonidos de las aves llegaron a sus oídos. Aquello sí que era paz. Respiró profundamente y comenzó a caminar hacia las caballerizas. No se sentía demasiado segura de sí era correcto. Pero de ninguna manera podía evitarlo. Tenía ganas de verla, de saber por qué la había citado allí.

Comenzó a caminar hacia el lugar indicado. Se sentía como una boba niña de 15 años, estaba emocionada. Al parecer aún no había ningún peón por allí, ya que todo estaba completamente desierto.
Llegó y entró con cuidado. Aquel familiar olor volvió a invadirla. Miró a su alrededor buscando a Yuri y ella no estaba allí. Miró la hora en su reloj y marcaban las 7 en punto. Frunció el ceño. El sonido de un caballo le hizo levantar la mirada. Se congeló. No podía ser cierto... aquel, ese... ese era su caballo blanco. Sin poder evitarlo comenzó a caminar hacia él. El caballo se giró a mirarla y retrocedió unos pasos, mientras hacía un sonido con la boca. Se acercó un poco más pero se detuvo. Tenía miedo, el mismo miedo que había tenido la primera vez que lo había visto.

—No le tengas miedo —dijo Yuri.
Valeria giró rápidamente para encontrarla parada en la puerta del establo, semiapoyada contra el marco.
—¿Es él? —le preguntó con un poco de timidez. Yuri sonrió de costado e ingresó del todo. El pulso de Valeria se aceleró.
—Sí, es White.
Ella volvió a mirar al animal. Su corcel blanco estaba realmente hermoso. Sonrió levemente. Yuri había cumplido su promesa de cuidarlo. En cambio ella...ella no había hecho nada. Se sintió una basura, y no era exagerado. El caballo resopló y Valeria le prestó atención de nuevo. Quería tocarlo, pero no sabía cómo iba a reaccionar ante una desconocida.

—No le tenga miedo —volvió a decirle —Él no le hará daño...
Valeria volvió a mirar a Yuri y ahora la ojinegra estaba un poco más cerca. Sintió una presión en el pecho.
—Es que... no me conoce, no tiene ni idea de quién soy —dijo ella.
Yuri suspiró y caminó hasta estar a su lado. Valeria fue muy conciente de sus diferencias. Mientras Yuri era todo músculo y fibra, ella era toda delicadeza y ropa cara. Yuri se veía sexy como el infierno con aquel sombrero de vaquero. Pero la ponía nerviosa. La ponía nerviosa no poder ver bien sus ojos, no saber si ella la estaba mirando, o como la miraba. Quería quitarle ese sombrero de un manotazo. Tragó saliva.

—White —lo llamó al caballo.
Al instante el animal lo miró e hizo un relinche. Valeria lo miró asombrada,era increíble que le respondiera de esa manera.
—Es increíble —musitó.
—¿Sabes quién es ella? —preguntó él. White meneó la cabeza y volvió a contestar. Valeria estaba perpleja

—Ella es la señorita Valeria —el caballo relinchó un poco y golpeó el piso con una de sus patas —Puede tocarlo, señorita, él sabe quién es usted.
Ella se armó de valor. Ya no era una niña, no podía temerla a un lindo animal como ese. Pero su valor se fue en un abrir y cerrar de ojos. No podía hacerlo, de verdad tenía miedo.
Yuri se quitó el sombrero, soltó un suspiro y sin darle aviso se acercó a ella por detrás y tomó su mano. Ella se quedó completamente quieta sintiendo su cercanía. Su mano era un poquito más grande que la suya. Fuerte, suave, caliente. Con cuidado la hizo caminar hacia delante, aun sosteniendo su mano. La levantó un poco cuando el caballo se acercó a ellas. Valeria retrocedió unosp asos soltando un suspiro de sorpresa.

Pero se encontró con el pecho de Yuri. Un escalofrío le recorrió el cuerpo.
White se acercó otro poco a ellas, hasta que la mano de Valeria se apoyó sobre su hocico. La mano de Yuri seguía sobre la de ella, e hizo el movimiento descendente para que ella acariciara a White. Se quedaron en silencio.
El corazón de Yuri latía rápido. Ella no sabía bien por qué estaba haciendo aquello. Yuri no debería estar tan cerca de ella. Su perfume la rodeó. La tenía tan cerca, era como un sueño.

Ella se mordió los labios. La situación era la misma que hace diez años atrás.¿Qué debería hacer ahora? ¿Besarla? Sacudió la cabeza.
—¿Lo ve? —inquirió Yuri cerca de su oído —Él no va a hacerle daño.
Valeria se estremeció, su voz era tan suave. Giró un poco la cabeza para encontrarse con sus ojos a escasos centímetros.
Yuri podía besarla si se inclinaba un poco, y la idea la emocionó de una tonta manera. Ya no era una niña, no iba a besarla como tal. Pero, por dios, era como una extraña para ella ahora.
Aunque en su mirada chocolate podía ver que ella seguía siendo la misma de siempre. Se había ido la niña y ahora veía una mujer. Una hermosa mujer. Se alejó de ella rápidamente. Eso era extraño, Yuri no podía comportarse de esa manera.
Valeria se quedó quieta en su lugar, acariciando a White por si sola. No sabía que decir, ni que hacer. Todo era tan raro. Acomodó su garganta.

—Está realmente hermoso White, Yuri—le dijo para romper el hielo.
Ella se rascó la nuca y no la miró.
—Es el mejor caballo de la estancia.
Valeria le sonrió al caballo y lo palmeó un poco. White se le acercó más hasta tocar su rostro con su hocico. Valeria rió por lo bajo. Yuri la miró, y su corazón palpitó. Se veía tan hermosa allí parada, casi abrazando a White. Al parecer el caballo no lo había olvidado. Él no se mostraba tan cariñoso con las personas.
—Yuri —la llamó ella sin mirarla.
—¿Si? —le preguntó. Valeria tenía los ojos cerrados y ahora abrazaba a White. Era como si estuviera recordando algo.
—¿Recuerdas cuando éramos niñas y jugábamos a las escondidas? —inquirió y abrazó un poco más fuerte a su caballo. Se sentía bien así —Tú te escondías en algún lugar de la caballeriza y yo tenía que buscarte. Y cuando te encontraba...

Abrió los ojos y Yuri no estaba allí. Frunció el ceño extrañada. ¿Podía ser posible que ella se fuera dejándola sola? Pero entonces escuchó el sonido de algo que se caía. Sonrió al recordar que esa era la señal. Yuri estaba escondida en algún lugar.—

Wild HorsesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora