Capítulo 43

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Llegaron corriendo al despacho de Byron e ingresaron para encontrar que Omayra estaba arrodillada al lado de él y lo sostenía contra su pecho. Levantó la vista para mirarlas y vieron las lágrimas que corrían por sus mejillas. El corazón de Valeria dejo de latir. Su padre no podía estar muerto, claro que no.
—¡Llamen al doctor Henry! —exclamó Yuri y se acercó hasta ellos para alzar a Byron en brazos con ayuda de uno de los peones.
Valeria salió de allí y comenzó a subir las escaleras. Ella simplemente no podía reaccionar, estaba totalmente ida.
—¿Qué estas esperando? —le preguntó Freyder —¡Sube con ellos!
Asintió tontamente y subió corriendo detrás de los pasos de Yuri. Llegó a la habitación de su padre y vio como Yuri lo acomodaba sobre la cama. Se acercó hasta ellos.
—Papá —lo llamó y se arrodilló a su lado —Por favor, papi, despierta...
Byron no reaccionó. Entonces los ojos de Valeria soltaron las lágrimas que había estado acumulando durante todo el camino. Su padre lo era todo para ella.Y si él... se iba ella... ella no iba a soportarlo.
—Tranquila, Vale —le dijo Yuri y acarició su hombro. Ella siguió con la mirada fija en su padre —Le tomé el pulso, está vivo... solo está inconsciente.
Valeria se giró a verla.
—Me muero si le pasa algo —dijo con la voz quebrada.
Yuri se arrodilló a su lado, la tomó del rostro y la acercó a ella para acurrucarla contra su pecho. Ella se echó a llorar a conciencia y se apretó más contra Yuri.
—No va a pasarle nada, lo prometo...
Alguien entró al cuarto. Era Omayra. Ellas la miraron y se pusieron de pie. Ella se acercó hasta la cama y se sentó al lado de Byron. Estaba pálida y el cuerpo le temblaba.
—Ya viene el médico —dijo apenas audible.
—Mamá, todo va a estar bien – la calmó Yuri.
Ella simplemente asintió y miró a Byron. Había ido a buscarlo a su despacho para decirle que si... que se quería casar con él y compartir el resto de los años que le quedaban... juntos. Y lo había encontrado tirado en el suelo, inmóvil, con los ojos cerrados. Su mundo se había venido abajo. Ella simplemente iba a morir si al amor de su vida le pasaba algo... Él creía que ella ya no lo amaba, cosa que no era cierta. Lo miró y levantó su mano para acariciar su rostro. Siempre iba a amarlo, no importaba el daño, el dolor, los años... Byron Ramírez era la otra mitad de su alma.

Freyder entró corriendo al cuarto, todos se giraron a verlo.
—Llegó el doctor —avisó.
Valeria salió rápidamente de la habitación y vio al hombre bastante mayor que terminaba de subir con algo de dificultad las escaleras. Tardó un poco en reconocerlo, pero lo hizo. Ese era el doctor que los atendía a ellos cuando ella aún vivía allí. Por Dios ese hombre todavía estaba vivo... debía tener como más de 100 años.
Sacudió la cabeza y se acercó hasta él.
—Por aquí está mi padre, doctor —le indicó. El hombre la miró sobre sus anteojos y asintió con la cabeza. La siguió en silencio en ingresó al cuarto. Valeria iba a entrar, pero él la detuvo.
—Necesito estar solo —le dijo con voz rasposa. Ella asintió. Y se quedó parada en la puerta. Apoyó la frente contra esta, y suspiró.
—Ven, Omayra —dijo Freyder —Vamos abajo... voy a hacerte un té de tilo así te calmas un poco... Byron va a estar bien.
—Vamos, vamos —susurró ella.
Yuri vio como ellos dos desaparecían por las escaleras. Giró y observó a Valeria apoyada contra la puerta, dándole la espalda. Se le encogió el corazón. Saber que ella estaba mal, la angustiaba. Se acercó un poco...
—Tengo miedo —escuchó que ella murmuraba.
—Ven aquí, Vale —le dijo.
Ella giró para mirarla. Y sin dudarlo dos veces casi corrió hacia Yuri y se metió entre sus fuertes brazos. Aquel único aroma a campo, sol, mujer y dulce la invadió. Era el aroma de Yuri. Aroma que la calmaba, que la abrumaba.
Ella la abrazó con firmeza, haciéndole escuchar los latidos rápidos de su corazón.
—¿De verdad crees que él va a estar bien? —preguntó Valeria contra su pecho.
—Si, mi amor, va a estar bien...
Ella alejó su cabeza para mirarla a la cara. Le había dicho mi amor. Miró fijo sus ojos. Se le fue la respiración del cuerpo. Su mirada era de un negro intenso, que la dejó sin habla. Entonces lo comprendió... ella amaba a Yuri. No había otra explicación a lo que sentía. Levantó una de sus manos y acarició su mejilla. Ella la miró de manera tierna.
—Yuri, yo...
—¿Valeria?
Ella giró la cabeza y se paralizó al verlo allí. ¿Qué diablos hacía él ahí? Torpemente se alejó de Yuri.
—¿Austin? ¿Qué haces aquí? —preguntó. Sintió como Yuri se tensaba, e instintivamente se puso delante de ella. No quería montar un espectáculo en ese momento.
Austin miró fijamente a Yuri y luego volvió la mirada a Valeria.
—Vine a buscarte para que arreglemos nuestro amor, cariño ¿Para qué más voy a venir?
—Yo... —dijo ella nerviosa y miró a la pelinegra —Este no es un buen momento, Austin.
—¿Quién es ella? —Preguntó por Yuri —¿Y por qué estabas abrazada a ella?
Valeria iba a contestar.
—Soy Yurielkys Ojeda, encargada de la estancia...
Austin miró a Valeria y sonrió negando con la cabeza.
— Valeria, dime que no has caído tan bajo de involucrarte con una simple peón solo por despecho...
Yuri la miró algo sorprendida. ¿Él había dicho despecho?
—Ya dije que este no es un buen momento, Austin —dijo ella apretando los dientes.
—Cariño —sonrió él —Vine para que arreglemos nuestros problemas. Tú me amas, losé... y lo nuestro aun no está terminado.

—No way... —dijo él sin poder creerlo. Todos lo miraron —¿Qué haces aquí, imbécil?
—La que me faltaba —murmuró Austin —No tenía ganas de toparme contigo, mariquita.
— Valeria te dejó, estúpido, ¿Qué haces aquí?
Yuri volvió a mirarla. ¿Lo había dejado? Una tonta sonrisa se dibujó en su rostro. Y aprovechó que el estirado ese no los estaba mirando para acercarse a su oído.
—¿Lo amas, Vale? —le preguntó en un susurro. Un escalofrío recorrió la espalda de ella y giró la cabeza para mirarla. La tenía tan cerca.
—N... no, no lo amo —murmuró.
Yuri sonrió y recorrió su rostro con una boba mirada. Y no pudo evitarlo, cortó la distancia y la besó. Valeria suspiró, olvidándose de todo lo que estaba a su alrededor y giró del todo para rodear el cuello de Yuri y responderle el beso.
—¡Hey! —exclamó Austin.
Ella reaccionó y se alejó de la pelinegra. Se aguantó una risa. ¡Dios santo! ¿Qué estaba mal con ella? su padre estaba adentro, con un médico y no sabía lo que tenía... y ella simplemente no podía sacarle las manos de encima a Yuri y le importaba poco y nada que Austin estuviera allí.
—Austin —dijo ella y sonrió. Escuchó que Yuri se aguantaba la risa —Creo que te dije que no quería volver a verte...
—¡No puedes hacerme esto, Valeria! —gritó él.
—¿No? —inquirió ella —Ya lo hice, idiota. Ahora encontré lo que estaba buscando, lo que me hacía falta – miró a sus ojitos lindos.
—¿Estás completamente loca? —Preguntó Austin sin poder creerlo —¡Es una peón, Valeria! Tu empleada...
—Es mucho más que eso para mí —dijo ella.
—Enana —la llamó Yuri —¿Puedo encargarme de él?
Austin retrocedió un paso para chocarse con alguien. Giró y miró algo 'asustado' a otro hombre que tenía tres hombres más detrás de él.
—Prima —dijo Troy sin dejar de sonreír —Nosotros podemos sacarlo por ti...
—¿Me harías ese favor? —sonrió divertida.
—Más que encantado...
Se acercaron a él y lo tomaron entre los tres. Valeria simplemente observó como Austin maldecía y gritaba cosas horribles sobre ella. Yuri estuvo a punto de acercarse él pero colocó su mano frente a ella.
—No vale la pena —le aseguró y la miró a los ojos.
La puerta de la habitación de Byron se abrió y el doctor se asomó. Todos se giraron a verlo.
—Pasen por favor... necesito hablar con ustedes.

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