Capítulo 49

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 Valeria ingresó a su habitación con cuidado. Aún era muy temprano y al parecer todos dormían. Sonrió y se dejó caer pesadamente en su cama. Yuri y ella habían vuelto hacia allí, abrazadas sobre White. Habían hablado, reído y compartido uno que otro beso. Hasta que se detuvieron frente a la casa y Yuri la ayudó a bajarse. La había mirado tiernamente desde el caballo y le había dicho que la veía luego, antes de partir hacia las caballerizas.

Suspiró, estaba enamorada. Muy enamorada de esa mujer. Se cubrió el rostro con ambas manos mientras se aguantaba una estúpida sonrisa. Haber hecho el amor con Yurielkys Ojeda había sido una de las mejores cosas que le pasaron en su vida.

La puerta de su alcoba se abrió de golpe y él entró como un rayo. Valeria se incorporó un poco de la cama y miró sorprendida a Freyder.

—¡Quiero saberlo todo! ¡TODO!. —exclamó histérico.

Valeria rió y se sentó en la cama.

—Ya, tranquilo. —intentó calmarlo.
—¡No me puedes pedir tranquilidad, cariño! Soy tu mejor amiga y necesito saber qué es lo que pasó...

Ella se dejó caer en la cama, suspirando.

—Hicimos el amor...
—OH MY GAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASH!!!!!!!!!. —gritó y Valeria rió pero intentó silenciarlo porque sabía que su padre estaba durmiendo.
—¡No grites!. —dijo divertida.
—ME MUERO MUERTISIMA RECONTRA ARCHI MEGA MUERTA, VALERIA ...
—Freyder, ya deja de gritar. —exclamó.
—Bien. —suspiró él y se sentó en la cama. —Me calmo, me calmo...
—Así está mejor. —asintió ella.
—Cuéntame...—susurró nervioso.
—Solo voy a decirte que no puedo amar más a Yuri porque no sé cómo hacerlo...Fue hermoso, Freyder, hermoso, perfecto y...¡Ay, no sé!.—dijo y se volvió a cubrir el rostro con ambas manos mientras escondía una tonta sonrisa.

Freyder comenzó a dar saltitos sentado en la cama y a aplaudir como todo un niño.

—¿A dónde te llevó?
—Al paraíso...
—No me refiero al placer, Valeria.
—¡Cállate, tonto!. —dijo sin dejar de reír y tirarle una almohada. —De verdad, literalmente, me llevó al paraíso. Es un lugar realmente hermoso, uno de estos días voy a llevarte para que lo conozcas.
—Y ya, entre nosotras... ¿Es buena? —preguntó.
—¡Freyder!. —chilló sin poder creerlo.
—Oh, vamos, Sweetness. —rió él —No puede haber secretos entre nosotros.

Valeria miró a su alrededor, como si hubiera alguien más en su habitación que pudiera escucharla.

—Es increíble, demasiado...
—¡¿Demasiado?!. —la mandíbula de Freyder casi tocó el suelo y ella se echó a reír con ganas. —My re Gaaaaaaaash, Valeria ¿será que todos los peones son así?.
—No lo sé. —dijo ella encogiéndose de hombros.
—¿Te preguntó si querías ser su novia? —quiso saber.

Entonces la sonrisa de Valeria comenzó a desaparecer lentamente. En ningún momento habían hablado de noviazgo y ella lo veía como algo muy ¿apresurado? La amaba, claro que sí. Pero ambas acababan de salir de sus respectivas relaciones. Aunque eso no les impidió hacer lo que habían hecho. Y una parte de ella quería agarrar y gritar: SI, SOY LA NOVIA DE YURI.

—No, no me lo preguntó. —murmuró al fin.
—¿Cómo qué no? ¡Hicieron el amor, tuvo que habértelo dicho!.
—Estuvimos muy ocupadas como para pensar en eso, Freyder.
—Eres tan pervertida. —aseguró. Ella rió y se puso de pie.
—Voy a bañarme...

La puerta de su habitación sonó. Valeria se detuvo y se encaminó hacia la puerta. La abrió y se sorprendió de ver a su padre allí parado.

—Papá, deberías estar en la cama.
—Lo sé, hija. —dijo él —Pero necesito que hablemos... Debes volver a la ciudad hoy mismo.

Ella lo miró espantada.

—¿Qué?. —preguntó perpleja.
—Te juro que intenté hacerlo todo desde aquí, pero se me está haciendo imposible. Tienes que ir a hacerte cargo de la empresa en la ciudad, por lo menos por unos meses...hasta que pueda venderla.
—¿Vas a vender la empresa? —dijo confundida.
—¿De qué me perdí?- —preguntó Freyder asomándose por detrás de Valeria —¿Cómo que vas a vender la empresa, Alejandro?
—Clara aceptó casarse conmigo. —dijo así sin más.—Y he decidido vender la empresa de la ciudad para poner una aquí, en el pueblo y comenzar a manejar todo desde el lugar al que realmente pertenezco.

Valeria procesaba cada palabra que su padre había dicho. Volver a la ciudad, casamiento, vivir en el campo... ¿Y ella? ¿Y ella en dónde quedaba en todo eso? Pero sabía que debía hacerlo. El médico había sido claro con respecto a los cuidados que Alejandro necesitaba. Y ella tenía quecumplir con lo que había dicho.

Pero, ¿tenía que ser justo ahora? Justo ahora que se había reencontrado con el amor y que se había entregado completamente a ella¿Cómo tomaría Yuri aquello?

—¿Cuándo tendría que irme? —preguntó ella en un susurro.
—Te saqué un boleto para hoy a la tarde...mañana ya estarás en la ciudad y comenzarás con las ventas. Calculó que todo estará listo en cinco meses y podrás irte a donde quieras, hija mía. Incluso traer tu vida aquí...

¿Cinco meses? ¿Cinco meses alejada del campo, de White y principalmente de Yuri? ¿Cómo podría ella soportarlo?

—¿Y Freyder?. —preguntó por su amigo.
—Saqué un pasaje para él también, aunque no sabía si quería viajar...
—Sisi, me voy con ella. —asintió el morocho.
—Está bien —murmuró desilusionada.
—Kaki, si no quieres hacerlo, hija, voy yo...
—¡No, no!.—se apresuró a decir —Claro que no...yo voy a ir y me haré cargo de todo. Claro que te mantendré informado y te pediré tus consejos.

Alejandro sonrió y acarició su mejilla.

—Puedes decirle a alguien especial que vaya contigo...
—¿Qué?. —dijo ella sorprendida. Él sonrió.
—Me refiero a Yuri...
—¿Puedo hacerlo? —preguntó asombrada.
—Si ella quiere irse, claro que si...

Valeria asintió y se puso a pensar en aquello. Talvez no todo era tan malo. Si, le diría a Yuri que fuera con ella a la ciudad. 

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