Capítulo 38

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—Y si te haces el interesante claro que voy a querer saberlo. Ahora anda, dime ¿Qué pasó?
—Bien, te lo diré por qué soy un buen primo y no me hago rogar —sonrió. Yuri lo apuró a que hablara —Tranquila, te lo diré. Estaba pasando por la cocina cuando escuché a dos personas hablando. Esas dos personas eran Freyder y Valeria. Hablaban casi por lo bajo, pero logré escucharlos perfectamente.
—¿Y de qué hablaban? —preguntó ansiosa.
—Bien, ellos...

—¿Hasta cuándo piensas guardártelo, Valeria? —le preguntó Freyder.
Ella se giró a verlo con un vaso de jugo en la mano.
—No se lo diré, Freyder —le dijo ella.
—¿Por qué no? Tienes que decírselo. Ella tiene todo el derecho del mundo de saberlo.
—Por dios, Freyder, fue solo un beso, nada más... ella no lo recuerda. Mejor para ambas... Ella tiene una novia. Y creo que la ama.
—Si, por eso te besó y te dijo que estabas metida en su cabeza todo el día,¿cierto? No ama realmente a esa chica.
—¿Y tú qué sabes? ¿Eres dios acaso? —preguntó.
—¿Entonces dime por qué llamaste a Austin y lo mandaste al demonio? —dijo.
—Porque me atendió Becky, la muy perra estaba en su departamento —rió entre divertida y decepcionada —Solo por eso...
—Y también porque sientes cosas por el bombón campestre.
—¿Y qué quieres que haga? ¿Qué vaya corriendo hacia ella, me le tire encima y le diga: Yuri, me besaste la otra noche que estabas volando de fiebre y desde entonces no puedo sacarte de mi corazón.. Eso es demasiado irreal, Freyder. Demasiado novelesco.
—Pues deberías, deberías decirle eso...


Yuri se quedó quieta en su lugar, procesando todo lo que Troy le acababa de decir. Entonces dejó las cosas del caballo a un lado y salió de allí rápidamente, dejando a su primo completamente atónito.
Podría decirse que comenzó a correr hacia la casa. Ella le debía muchas explicaciones. Principalmente la del beso. ¿Por qué no le había dicho la verdad? Casi sonrió. No era un sueño constante. De verdad había pasado. La había besado.
Llegó a la casa y entró.
—Valeria —la llamó mientras entraba a la cocina. No había nadie allí. Salió y entonces la divisó bajando las escaleras. Ella sonrió algo nerviosa.
—Hola —la saludó.
—Tenemos que hablar —le dijo. Valeria se tensó.
—¿Hablar? —inquirió.
—Si, hablar —asintió mientras se acercaba a ella.
—¿De qué? —quiso saber. Su corazón había comenzado a latir precipitosamente apenas la había visto. Y ahora que Yuri tenía aquella mirada ansiosa aún más.
—De nuestro beso —dijo. Ella abrió la boca pero la cerró al instante.
—Yo... no... no sé de qué estás hablando, Yuri—murmuró nerviosa.
—Si que lo sabes —aseguró y dio un paso más, teniéndola completamente cerca.Sus miradas fijas —Sabes perfectamente que te besé la otra noche...

Valeria solo supo que en ese mismo momento quiso que la tierra se la tragara.¿Cómo demonios Yuri se había enterado de aquello? Seguramente había sido el chismoso de Freyder. Ella iba a matarlo si descubría que había sido él.
—¿Por qué no me lo dijiste, Valeria? —le preguntó ella.
Valeria miró a su alrededor, percatándose de que estaban completamente solas en aquella sala. Simplemente ya no podía seguir haciendo la tonta.
—No creí que fuera necesario —dijo Valeria volviendo la vista a ella. Sintió esas lindas cosquillas en el estómago —Tú estabas con fiebre ese día, no sabías lo que hacías. Además que estás con Fernanda, no creí que quisieras lastimarla...
—¿Qué sentiste? —preguntó interrumpiéndola.
—¿Qué sentí? —dijo nerviosa. Yuri asintió —Mmm... yo sentí que... que... no creo que debamos hablar de esto, Yuri. Mejor me voy.
Intentó alejarse, pero entonces Yuri la detuvo, la giró hacia ella y entonces unió sus bocas.
Los ojos de ella estaban bien abiertos a causa de la sorpresa. Sentir de nuevo los labios de Yuri sobre los suyos simplemente era una sensación sorpresiva. Desde que ella la había besado la otra noche no había hecho otra cosa que soña rcon ella y ese beso. Sus ojos comenzaron a cerrarse y ella comenzó a responder a sus demandas.

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