Capítulo 31: Ojo por ojo...

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Mounstruo

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Mounstruo

La palabra que me acompañará hasta el final de mis días. ¿Qué significa en sí?
Ya no está Atticus Bistró para que me diga la etimología de todas las palabras que pronuncio. Él, un aficionado a la lectura, al origen de las riquezas... ensimismado en creerse el sol y pretender que por él gira el planeta.

Miedo

"el miedo mueve el mundo, Juliette"

Era la primera regla de la familia Bistró. El miedo genera plata, el miedo genera respeto, el miedo enferma, por el miedo obedecen.

¿Qué había en el último heredero de esa familia? ¿Por qué lo obedecían? Por el nombre. Por la deidad que lo protegía.

Moloch, mitad humano, mitad carnero, sentado en un trono y sosteniendo un báculo, el dios al que le rinden culto todos los líderes mundiales, les da poder, incrementa sus imperios, les da palabras con el poder de cegar a la humanidad, todo a cambio de sus primogénitos, también pueden ofrecerle vírgenes, cabras, pero nada como darle bebés, la inocencia de esas criaturas, su sangre, sus llantos al pasarlos por fuego, lo activa. Podemos ver a Moloch en múltiples relatos durante toda la historia, autores como Simónides de Ceos, Diodoro Sícilo, Plutarco, describen las ceremonias a este Dios. Incluso en la Biblia reiteradas veces el humano es condenado por servirle.

Nunca fui devota. Me divertían los rituales que es diferente. Quizás, quizás, la ausencia de miedo es lo que me hizo sobrepasar los límites con el pálido aquel, dispararle y acabarlo en un segundo. Fue tan fácil. ¿Y qué me pasó? Nada. ¿Dónde estaba el castigo divino?

La ausencia de miedo en un cuerpo mortal es necesario. ¿Cuál es el mayor miedo de la mayoría de los humanos? La muerte, lo sé, vi miles de hombres suplicar piedad antes de ejecutarlos, los ojos cambian en esos últimos segundos en cuanto ven la guillotina de cerca, no importa su peso o su posición, incluso se atreven a clamarle a Dios para ser salvados.

El miedo es mi sabor favorito, una bebés que lo pruebas, no quieres volver a tomar otra cosa.

Por ese miedo pagan millones, es el negocio que se mueve debajo de las ciudades, en los túneles, en aereopuertos ocultos, en camiones de carga disfrazados de víveres, hay restaurantes en donde se encuentran, no tan fáciles para el público, pero saben a quien ofrecérselos. Esa bebida está cerca de todos y tan oculta a la vez. El vino de brindis en la casa de los presidentes, en los cumpleaños de los Reyes, en las fiestas de invierno de celebridades.

La familia Bistró, la principal importadora.
Era una lástima que se haya ido el último...
Afortunadamente, hay dos más, adoptadas, pero las hay, Juliette y Xalimar Bistró.

Atticus... Atticus...

Mi primer ¿amor?
No sé si un día amé realmente, ni siquiera sé si aquí adentro hay un corazón, a veces estoy tentada a clavarme un cuchillo y abrirme delante de un espejo para ver si tengo uno, no le creo a los ultrasonidos ni a las radiografías, quisiera verlo, verlo latir. Pero lo quise... claro que lo quise, y hubiera querido que me eligiera. Pues, aunque me tocara, aunque gimiéramos toda la madrugada y se deshiciera en mi pecho, no pude ser yo. O quizás no lo quería, solo necesitaba tenerlo, mirándome, diciendo , sin objetar.

Madame Bistró (✔️) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora