Capítulo 6: un nuevo platillo

7.5K 846 405
                                    

Di pequeños brinquitos, el piso no tenía ese crujido exquisito. Me agaché y toqué el pasto, este tenía una textura diferente... traté de arrancar un gajo, pero estaba totalmente adherido.

«No es pasto»

—¡Ey, bruja! ¿Por qué caminas sin mí? Quiero conocer el sitio contigo, ya por favor deja la amarga jeta —dijo Xalimar detrás de mí.

—Tienes que seguirme a todos lados ¿Eh? No puedo estar ni un momento sin tu voz exasperante ¡Brr! —proferí.

—Me da miedo que puedas perderte y por favorcito ven para acá, te van a morder esas cosas —puso ambas manos en la cintura, dándome órdenes la jodida mocosa.

—¿Perderme? ¡Ja! Imposible. Y de ser así... ni siquiera suena mal —me levanté. Ya inspeccionaría esa extraña zona después. Volví a dar un zapatazo. Era un piso diferente sin duda. Caminé nuevamente a los establos de manera lenta pero poniendo atención a mis plantas para notar en qué momento el piso cambiaba.

—¿qué haces? Sí que estás aburrida, mejor... ¡Las traes! ¡Corre! ¡Atrápame! —Xalimar me dio un zape y salió huyendo. Corrí detrás de ella no por jugar, sino para devolverle el golpe en la cara.

Casi la agarraba cuando escuché otra vez esa risa fanfarrona de dama interesada. Me detuve para verles, seguían allí, movían los labios y no lograba descifrar de qué hablaban. Isabelle le acomodó la corbata a Atticus, la tocaba con suavidad, no era un favor, era una trampa. Una jugarreta lujuriosa vestida de inocencia.

—Jmmm... ¿ya viste a mamá? Actúa extraño, luce algo... —Xalimar lanzó una mirada desafiante hacia donde se encontraba ella.

—Sí, algo zorra, pero es nuestra madre, ni modo, en mi defensa, no me dieron a escoger, de haber elegido madre, obvio sería la última que pondría en lista —me encogí de hombros.

—iba a decir feliz... Bueno ¿zorra? —hizo un puchero—. ¡Naaah! Están coqueteando, eso hacen los adultos como ellos —deshizo el puchero y buscó mi mirada.

—Sí, claro, pero no las que recién han enviudado, papá todavía ni está tan frío —suspiré—. Bien, honestamente no me importa, pero me sorprende lo rápido que ha superado a su ex esposo, quizás nunca lo quiso...

—mamá amó mucho a papá, Juli —frunció el ceño.

Se encendieron los celos de Xalimar, ella amaba creer que nuestros padres eran una pareja armoniosa y llena de amor, y por poco lo creía yo, pero viéndola desde aquí... creo que solo ha buscado quien le haga la vida más sencilla, por eso se avienta a los brazos del siguiente hombrecillo millonario. Sabe que sola no puede y qué cobarde, una madre puede ser tan eficiente como un padre sin tener que optar por la prostitución. ¿El hombre es más que la mujer? No lo creo, de haber muerto ella, sé que Domenique no hubiese dejado perder la casa.

—¿Crees que volvamos a estudiar? —preguntó Xalimar.

—Supongo...

—Menos mal, la verdad que quiero ver más niños, esto de solo verte la cara me ofusca —comenzó a reírse llevándose las manos a la boca. Como una chiquilla que acaba de decir algo indebido.

Le di un jalón de trenza y escuché como se le rompieron varias hebras de cabello. Ella solo lanzó un grito de dolor y volvió a reírse tumbada en el piso.

Ante las risas de Xalimar, uno de los Leones dio un bramido explosivo y profundo, las pequeñas aves que reposaban en las copas volaron con urgencia. El animal se puso en cuatro patas, y agitó su abundante melena. Estaba sujeto al cuello con una cadena dorada y gruesa. El collar a donde se anclaba la cadena estaba decorado de piedras doradas y rojas, que, aunque no era mi ideología mantener una bestia encadenada, le daba un porte majestuoso.

Madame Bistró (✔️) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora