Capítulo 39

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Seis meses después.

Su rutina era totalmente distinta, actualmente trabajaba junto a su prometido. En su oficina estaba analizado a sus competidores hasta que los suaves toques de la puerta lo interrumpieron.

-Adelante. - Dijo sin prestar mucha atención, dejo a un lado la carpeta que estaba revisando y miro a quien entro en su oficina.

-¿Sr. Wen?. - frente a él estaba un chico que apenas se veía gracias al gran ramo de rosas rojas que traía sostenido. Wen Chao titubeo antes de contestar torpemente. - Esto es para usted, ¿Dónde las pongo?. -

Wen Chao solo señaló la pequeña mesa que estaba enfrente del ventanal. El repartidor las dejo y hizo que firmara que lo había recibido, después de esto de retiro. Confundido se acerco a las rosas, era muy grande el arreglo floral, miro las rosas con curiosidad y fascinación. Eran tan rojas y frescas, se percató que traían consigo una tarjeta.

La tomo y la abrió encontrándose con un mensaje corto pero que captó de inmediato.

“100 rosas para una alma amada”

Sonrió complaciente, regreso a trabajar con un buen humor. Tuvo una junta con el equipo de marketing y algunos notaron su felicidad.

Aún que no pudo ver por obvias razones a su prometido estaba feliz. En su oficina sonría como un idiota, a veces al mirar las rosas se iba su concentración así teniendo que revisar una y otra vez los documentos.

Su trabajo era evaluar a su competidores, sin darse cuenta abrió una de las últimas de sus carpetas encontrándose con una empresa ya bien conocida. Leyó apenas el nombre del director general de aquella empresa Wen Ashes Company. Su estómago se revolvió y cerró la carpeta para ponerla sobre su escritorio.

Su oído empezó a pitar acompañado por un fuerte dolor de cabeza. De uno de los cajones de su escritorio sacó pastillas para el dolor de cabeza, aun que ya no era frecuentes, escasamente tenía que tomarlas en casos de emergencias y no escalar a algo más peligroso.

Se recargo en su asiento dando un fuerte suspiro y cerrando los ojos. Estaba feliz, feliz que no le diera un ataque de pánico por leer el nombre de aquel que alguna vez llamo hermano.

Abrió sus ojos un tanto cansado, decidiendo que era hora de irse, guardo y acomodo sus pendientes, era muy tarde ya así que tendría que ir a casa. Cargo el bello arreglo para poderse ir.

Bajo al estacionamiento en donde estaba su auto y en el asiento del copiloto puso el ramo, incluso poniendo el cinturón de seguridad. Manejo hasta casa sin siquiera pensar en nada, aun no llegaba su prometido a lo que se dispuso a cenar.

Reviso sus mensajes en donde se percatado que Liwei le había enviado algunos mensajes.

<“Recuerda comer bien, tardara más de lo que pensé”>

< “Definitivamente tardara más, no trabajes mucho” >

<“Me enteré que estas de bueno humor ¿Acaso tu esposo te puso de buen humor?” >

Rio ante los mensajes de Liwei, aun que estuviera tan ocupado siempre tenía un corto tiempo para preguntar por él, claro en diferentes horas.

<“Tardaré un poco más, recuerda cenar” >

<“¿Aún no llegas a casa?” >

<“Si aun no sales manda un mensaje si quieres que te recoja, iré por ti” >

<“Espero que te hayan gustado el arreglo ❤️” >

Se percató que fueron enviados hace una hora, regreso muy tarde a casa, aun así le respondió. Los menajes de Liwei hicieron que se sintiera un poco mejor. Ceno y se dio un largo baño para después recostarse.

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