Lo que sana a un corazón- TERMINADA

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Los siguientes días pasaron muy rápido y antes de que me diera cuanta, ya estábamos acabando otoño. Champ Blue dejo de estar tan  soleado como antes para mostrar unos colores más cálidos en las hojas de sus arboles. 

También empezó a hacer mucho más frio que antes y con Beli tuvimos que ir a comprar más ropa de invierno.

Por otro lado, empecé a ir al grupo de Mary. Fleur tenia razón, ella era muy buena enseñando sobre temas bíblicos. Aprendí a profundizar más en la Palabra y también empecé a leerla seguido, formando poco a poco el habito de leerla todos los días. Descubrí que lo que estaba haciendo no se trataba de religión, si no de tener una relación con Dios. Conocer más de El, que El me conociera a mi, buscar Su voluntad, reconocer Su poder en mi vida y dejarlo obrar en ella.

Asimismo, empecé a inclinarme más y más a estudiar Bellas Artes. Desde chiquita me encantaba el arte en todas sus expresiones pero luego empezaron las peleas con mis padres y después lo de Sam. Perdí toda conexión con el arte y solo quedo una pequeña parte de ella en la música y en los libros. Pero sabia que el arte era mucho más que eso, y en ese momento, más que nunca, quise volver a conectarme con el. 

Nunca fui buena pintando, como ya dije, pero siempre me intereso y me apasionó. Así que compre un lienzo, algunas pinturas y pinceles. 

― ¿Qué es todo eso?― me preguntó Beli al verme con todos esos materiales.

― Ya verás― sonreí y subí a mi habitación. 

Me senté en el escritorio, saqué mi lienzo, pintura amarilla, roja, naranja, azul, entre otras. 

Esto puede salir muy mal o muy bien

Cogí el pincel, lo remoje en la pintura celeste e hice el primer trazo en el lienzo antes de que pudiera arrepentirme. Después le siguió un trazo de un azul más intenso, luego un rojo, naranja, amarillo... perdí la noción del tiempo y cuando termine mi pintura, ya era de noche.

Justo en ese momento, Beli entró a mi habitación con dos tazas de café. Me extendió una taza y yo la acepte sin dudarlo, uno no se podía negar al café.

― Vaya― dijo sonriendo al ver mi pintura― es muy bella, Char.

― Gracias― dije― me la pase bien haciéndolo. Aunque no sea muy buena pintando. 

― Pienso que es tu modestia la que habla― dijo Beli― me parece que pintas hermoso.

Sonreí viendo mi pintura. La verdad es que no estaba tan mal para ser echa por una principiante.

― Lo próximo que intentare será dibujo― dije― aunque definitivamente pintar me ha encantado.

― Entonces ¿Ya estas segura de que quieres estudiar Bellas Artes?

― Me parece que si― dije― es lo que quiero hacer.

Ver y hacer arte en todas sus expresiones, conocerlo, vivirlo, estudiarlo. Eso es lo que quería hacer. 

No obstante, las reuniones con Étienne, Fleur, Kevin y Mary se hicieron cada vez más frecuentes. Étienne y yo empezamos a hablar mucho más, por mensaje y también por llamada. Me gustaba hablar con el, su voz, su risa, sus comentarios, sus ideas, pensamientos, todo de el me encantaba. Y si, quizás me estaba empezando a gustar un poco. Aunque dudaba que ese cariño sea mutuo, pensaba que el solo me veía como una amiga, nada especial. 

Hasta que un día, un jueves por la tarde me encontra dibujando en mi habitación a una niña que sujetaba una rosa marchitada en verano hasta que eschuche a mi telefono sonar. Lo cogi y vi el número de Etienne. Pense que queria hablar un rato y la sola idea me hizo sonreir.

― Hola― salude llevando el telefono al oido.

― Hola, Char― saludo― ¿Cómo te encuentras?

― Bien, intentando dibujar― sonreí― ¿Tú?

― Bien, solo que....― se quedo unos segundos en silencio, parecia un poco nervioso― estaba pensando si te gustaria salir un rato mañana por la tarde.

― Claro― dije dejando el lápiz a un costado― tendria que preguntarle a Beli primero pero seguro que dirá que si. Irán los chicos tambien ¿Verdad?

― En realidad, habia pensado en salir los dos solos― confesó Etienne.

Me quede helada por unos segundos.

¿Acaso me estaba invitando a una cita?

No, no te hagas iluciones, Char. Es solo una salida de amigos.

Si, una salida de amigos. Solo eso.

― Oh, bueno. Esta bien― le contesté.

― Genial― dijo― ¿Esta bien mañana a las 5?

― Claro.

― Okey, nos vemos.

― Adiós.

Y corte.

¿Qué rayos acaba de pasar?

En ese momento aparecio un mensaje de Etienne en mi telefono.

"Por cierto, trae tu bicicleta".

***

― Es una cita― me dijo Beli despues de que le contará todo.

― Claro que no― dije, haciendo un esfuerzo sobre humando para que no se notará mi emoción― solo es una salida de amigos.

― ¡Es una cita!― repitio.

― ¿Puedo ir?― suspire.

― Solo si prometes contarme cada detalle de tu cita― sonrió.

― ¡Qué no es una cita!

Beli se cruzo de brazos.

―Esta bien, te lo contaré todo― dije a regañadientes.

Mi hermana sonrío.

― No sabes lo orgullosa que estoy de ti― dijo y me abrazo― cuando llegaste aqui ni siquiera querias ir a la escuela pero ahora... ¡Has echo tantos progresos!― dijo con un hilo en la voz, yo levante la cabeza.

― ¿Estas llorando?

― Lo siento― dijo separandose de mi― la emoción.

― Que dramática.

― ¡No te burles de mi!― exclamó.

― No me burlo― reí― y muchas gracias por decir eso. Es bueno saber que por lo menos he mejorado un poco, a veces siento que no hago más que empeorar.

― Eso no es cierto, mejoraste mucho, Char, y se que en algún momento lograras superarlo por completo― me sonrío, yo asentí con la cabeza aunque lo dudaba mucho.

Sabia que, de alguna forma u otra jamás llegaría a olvidarme de todo lo ocurrido. Si, podría sanar, podría dejar de llorar al recordarlo, podría llegar a contarlo sin problema, o incluso podría llegar a superar el tiroteo. Pero a Sam nunca la superaría. 

Creo que uno nunca llegara a superar la muerte de un ser querido por completo. Una parte de ti seguirá recordándolos y sabes que su recuerdo vivirá en ti para siempre, pase lo que pase. 

― Y, tema que ya debes irte a dormir, mañana tienes escuela― dijo Beli interrumpiendo mis pensamientos. 

― Buenas noches, Beli― me despedí antes de subir a mi habitación.

― Buenas noches, Char.