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Los siguientes días pasaron muy rápido, antes de darme cuenta, ya habíamos terminado dos bimestres en la escuela, faltaba muy poco para Diciembre y me encontraba preparándome con mi tutor para un examen de admisión en una Universidad en Paris a la que Fleur también postularía. 

Ambas estábamos con los nervios por el cielo y nos juntábamos cuatro veces a la semana para estudiar y repasar todos los temas. 

― ¡Falta menos de una semana!― exclamó Fleur― Y no me siento nada preparada.

― Es tu propia ansiedad― la calme― literalmente repasas por lo menos tres horas todos los días.

― Me temo que deben empezar a ser cinco― dijo y yo reí.

― Fleur tranquila, si no ingresamos en este, tenemos oportunidad para el próximo.

― ¡En marzo!― exclamó ella― y habrá mucha más competencia.

― Nos irá bien, estoy segura.

― Eso espero.

El día del examen, Fleur estaba al borde del colapso y tuve que llevarla al baño para que se tranquilizará pocos minutos antes del examen. Cuando terminamos, no se había relajado ni un poco.

― Ya fue― dijo― he jalado el examen.

― Eso no lo sabes― le dije― nos darán las notas en enero.

― ¡Es demasiado tiempo!― se quejo― no voy a poder estar tranquila por todo el mes.

Al final si logro tranquilizarse.

Por otra parte, las salidas con Etienne empezaron a hacer más recurrentes, el grupo de estudio bíblico de Mary me había enseñado muchísimo y -lo mejor de todo- hacia dos meses que no me daba otro ataque de pánico.

Sin embargó, dentro de todas esas buenas noticias, había una algo triste. Mi madre se iría a vivir a Perú pasada la quincena de enero. Su confirmación me afecto bastante, no pude evitar echarme a llorar toda la tarde en mi cuarto ante la idea de estar tan separada de ella.

Beli se compadeció de mi y como también le entristeció la noticia, invito a mamá a la casa para la cena de Navidad y aprovecho para invitar a Simon.

― Creo que es la oportunidad perfecta para que se vuelvan a conocer― dijo Beli.

― Estoy de acuerdo― sonreí. 

Así que una semana antes de Navidad, cuando mi hermana se encontraba decorando la casa y se negó a que la ayudara, decidí ir a casa de Fleur, que se encontraba decorando unas galletas de jengibre. 

― ¿Y como van las cosas con Etienne?― pregunto mi amiga mientras terminaba de ponerle los botones de gomita al hombre de jengibre.

― Bien... aunque aun no hemos hablado de la confesión― dije.

― ¿Quieres hablar con el de eso?

― No se... aun no tome una decisión.

― Tómatelo con calma, Char― me tranquilizo Fleur― conozco a Etienne, el nunca te forzara a algo. 

― Lo se― dije― pero siento que estoy siendo muy injusta con el al hacerlo esperar tanto.

― ¿Sabias que Jacob espero catorce año por Raquel?― dijo Fleur citando Génesis 29― Todo se va dar a su tiempo, Char, siguiendo la voluntad de Dios.

De alguna forma, sus palabras me calmaron y me quite esa culpa de encima. Si quería tener una relación sana, primero tenia que sanar yo.   

― Pero cambiando un poco de tema― empezó Fleur― ¿Cómo le va a Etienne en la organización de su viaje? Últimamente no pude hablar mucho con el.

Etienne nos había dicho a todos en la tarde del 24 iría a Canadá por las fiestas para visitar a su familia de ahí.

― Bastante bien, aunque tenia muchas ganas de unirse a nuestra cena de Navidad― dije.

Durante una de nuestras salidas, Etienne me confesó de que no tenia una muy buena relación con su familia. Ellos no eran creyentes y no respetaban la fe de Etienne. Tenia que soportar constantes burlas por parte de sus hermanos y regaños de su padre cada vez que descubría que se había ido a la iglesia. Y aunque ya fuera legalmente mayor de edad como para irse de casa o quedarse solo en Champ Blue por las fiestas, no quería empeorar las cosas con su familia y decidió acompañarlos.

― Una parte de mi se aferra a la esperanza de que ellos logren entenderme algún día― había dicho― se que si me voy, no volveré a verlos y ni siquiera tendré dinero para pagar mi carrera.

No lo culpaba por hacerlo. Mi yo del pasado también estaría dispuesta a todo por, al menos intentar, tener una buena relación con mi padre. Aunque sabia que era prácticamente imposible, una parte de mi guardaba esperanza de que el cambiara cuando saliera de prisión.

― Lo bueno es que solo será por unas dos semanas― dijo Fleur.

― Si, pero de igual forma lo echaré de menos.

A el y a nuestras casi diarias salidas que siempre me animaban el día.

― ¡Listo!― exclamo Fleur cuando las galletas estuvieron listas― prueba una.

Escogí una de la bandeja, un hombre de jengibre con botones rojos y moño verde. 

― Vaya― dije al probar el primer bocado― están buenísimas.  

Fleur sonrió.

― La receta tradicional, siempre funciona.

Unas horas después, me despedí de Fleur para volver a casa de Beli. Al llegar, encontré a mi hermana decorando la sala con grandes guirnaldas. 

― Hola, Char― saludo al verme― Mira ¿Qué te parece? ¿Muy exagerado? ¿Le falta algo? Quizás algunas bolas o ¿Son muchas? No, faltan más.

Corrió al otro lado de la sala en la que había una caja en el suelo con un montó de bolas decorativas.

― ¿Rojas, moradas, doradas o azules?― me pregunto enseñándomelas― las rojas son muy tradicionales, las moradas son algo raras, las doradas muy extravagante y las azules también son algo raras. Necesito ir a comprar otro color. Ahorita vuelvo.

Estaba dirigiéndose hacia la puerta, cuando la detuve.

― Beli, tranquila― le dije― las doradas están bien.

― ¿Segura?― pregunto ansiosa.

― ¡Por supuesto! Hace que la sala siga manteniendo su estética.

― No lo se, Char... esto tiene que se perfecto.

― ¿Por qué? Solo es una reunión pequeña con mamá y tu novio. Soy yo la que debería estar nerviosa.

Beli suspiro.

― Lo que pasa es que... también vendrán los padres de Simon.

― ¿Enserio?― ella asintió con la cabeza― Oh... ya veo lo que esta pasando aquí... la famosa visita de los suegros.

― Enserio quiero agradarles.

― Y lo harás― le dije― eres estupenda, Beli, solo tienes que guardar la calma, actuar normal y ser tu misma. Estoy segura de que les caerás bien y si no es así... ¿ya que? los suegros no son conocidos por ser muy amables. 

― Espera... ¿Estabas siendo positiva?― se sorprendió Beli― ¿Quién eres?

― No cambias de tema― le dije― solo trato de hacerte ver que no tienes que estar nerviosa.

― Tienes razón― dijo― no tengo que estar nerviosa... solo es una reunión... solo una reunión.

― Ajá.

Nos pasamos el resto de la tarde decorando el salón y poniéndonos al día en diferentes temas, hasta que al fin terminamos. Totalmente agotadas. 



Lo que sana a un corazón- TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora