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Ya era 24 de Diciembre por la tarde y Beli se encontraba terminando de hacer la cena mientras que yo limpiaba el cuarto de invitados. Odiaba limpiar, pero también odiaba tener todo desordenado. Pero no quería que mi flojera hiciera quedar mal a Beli ante sus suegros, así que me esforcé para que todo quedará bien ordenado.

Cuando termine, me metí a bañarme y elegí mi ropa para la noche. Al salir de mi habitación mire el reloj, ya eran las 6. Baje a la cocina para ver si podía ayudar a Beli con la cena pero ella quería que la ayudará probando un poco de todos los platos.

― ¿Le falta algo?― pregunto nerviosa cuando probé su ensalada.

― Esta delicioso, Beli, no le falta nada― respondí.

― ¿Segura? Prueba otra vez.

Suspire y volví a probar. 

― Esta perfecta.

― ¿Qué hay del arroz árabe? ― pregunto refiriéndose al plato peruano― ellos nunca lo han probado ¿Crees que les guste? 

Yo tampoco había probado el arroz árabe antes así que probé un poco.

― Vaya.

― ¿Qué?

― Esta muy, muy bueno― admití― ¿Con que esta echo? 

― Arroz, mantequilla, pasas, tocino ahumado, pecanas tostadas, fideos, ajo y coca cola.

― ¿Coca cola?

― Es para darle más sabor― explico.

― Para ser una combinación tan extraña, sabe muy bien― dije. 

― ¿Crees que les guste?

― ¡Beli, preparaste todo un banquete! Me has echo probar 23 platos distintos, claro que les va gustar― dije.

Mi hermana suspiro.

― Eso espero.

En ese momento tocaron el timbre y mi hermana corrió a abrir. Mi madre apareció en el umbral con un monto de bolsas, sonriendo totalmente emocionada. 

― ¡Feliz noche buena, chicas!― exclamó.

― Feliz noche bueno, mamá― sonrió Beli. 

― Déjame ayudarte con las bolsas― le dije acercándome pero ella me detuvo.

― No dejare que veas los regalos, Char― dijo.

― Espera― dije― ¿Todo eso son regalos?

― Si, mis maletas continúan en la maletera― dijo con indiferencia.

― ¿Todo?― mi madre sonrió― ¡Mamá, no puedes permitirte gastar tanto por unos regalos!

― Claro que puedo permitírmelo si para mi vale la pena― expuso con terquedad― y para mi, ustedes valen la pena.

Esboce una pequeña sonrisa y la abrace.

― Esto ni siquiera es el significado de la Navidad y lo sabes― le dije― No tenias que hacerlo.

― Claro que tenia― me dijo abrazándome― solo quiero remediar la mala madre que fue.

― No lo lograras endeudándote, mamá― repuso Beli. 

Mi madre suspiro, se alejo de mi y vi que sus ojos empezaban a llenarse de lagrimas.

― Enserio no saben cuanto lo siento― sollozó.

Lo que sana a un corazón- TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora