36 ✅

11 1 1
                                    

Ya era viernes por la tarde. Estaba sentada en mi cama, invadida por los nervios. La sola idea de que la salida podía ser una cita me ponía extremadamente nerviosa. No era mi primera cita. Ya había salido con otros chicos antes pero jamás con alguien que de verdad me gustara.

Pero no me sentía muy preparada. Beli tenia razón, había hecho muchos progresos pero aún así me faltaba mucho por mejorar. Definitivamente no estaba del todo lista para una relación- si es que esa era la intención de Etienne-. No quería arruinar nuestra amistad ni que nuestras salidas se volvieran incomodas.

En ese momento tocaron el timbre y baje rápidamente las escaleras. Beli ya había abierto.

― Hola― saludó Etienne al verme.

― Hola― dije haciendo un gran esfuerzo para que no se notarán mis nervios pero Beli pareció darse cuenta y me salvo... o es que enserio quería que nos fuéramos rápido.

― Bien, diviértanse chicos ― nos dijo Beli― y no llegues tarde, Char.

Asentí con la cabeza y salí de la casa con Etienne para dirigirme al patio, donde se encontraba amarrada la bicicleta de Beli.

― Beli accedió a prestarme su bicicleta― comente.

― Vaya, pensé que tenias una... no quería incomodar a Beli― se disculpó.

― Tranquilo, ella no la usa mucho― dije y saque la bicicleta llevándola hacia la vereda en donde también se encontraba la bicicleta de Etienne― y... ¿A donde iremos exactamente?

― Hay un sendero tipo carretera en dirección al bosque― explicó― en la tarde se logra ver el atardecer. Pensé que seria bueno ir ahí contigo ya que a ambos nos gustan los atardeceres y no hay muchos autos...

― Si― dije sonriendo― es perfecto.

El me devolvió la sonrisa, subimos a nuestras respectivas bicicletas y comenzamos a manejar.

― Aquí a la derecha― dijo y yo le seguí. 

Continuamos manejando sin hablar demasiado hasta que llegamos a una recta y larga carretera. A lo lejos se lograba ver los grandes arboles del bosque y en los costados solo había pasto. Abundante pasto.  Nos detuvimos casi a la mitad de la carretera para sentarnos al borde de la vereda. El sol empezaba a ocultarse y los colores del atardecer resplandecían transmitiendo una sensación de calidez y paz. Nos quedamos un momento en silencio, contemplando el cielo.

― Es maravilloso― dije, Etienne sonrió.

― Nunca me canso de venir aquí por las tardes― dijo― la vista es simplemente asombrosa.

Nos volvimos a quedar callados un momento.

― Recuerdo que cuando era niño― empezó a decir Etienne de repente― mi madre me traía a ver los atardeceres... y también los amaneceres. En vacaciones le gustaba levantarme a las cinco de la mañana solo para decirme "Mira el cielo, mira el cielo". Me irritaba mucho― ambos reímos.

―Suena como si tu mamá hubiera sido una persona muy madrugadora― dije.

―Lo era― admitió Etienne― y yo un flojo dormilón. Odiaba levantarme temprano, aun peor si era para ir a la escuela. Y cuando ella murió... extrañaba su voz levantándome en las mañanas gritándome que mirara el cielo― sonrió con nostalgia. 

― ¿Qué le paso?― pregunte.

― Tenia problemas del corazón― dijo Etienne― estaba muy enferma, todos mis hermanos mayores y mi padre esperaban lo peor, pero yo seguía pensando que podía salvarse. Oraba mucho porque ella pudiera sanarse, pero Dios tenia otros planes y se la llevo. Igual que tu, llegue a enojarme mucho con Dios, no quería saber nada de el. Hasta el año pasado, que conocí a Fleur y ella me mostro que, aunque a veces pueda doler, la Voluntad de Dios siempre es perfecta y que El es bueno siempre.

―Yo culpe a Dios― le dije― por lo que paso en mi escuela. Me pregunte porque no nos había protegido, murieron tantos inocentes... fue lo más horrible que jamás haya vivido. Y hasta ahora es algo que no entiendo por que se dio, pero se que de una situación difícil puedes hacer solo dos cosas, ir a Dios, o alejarte más de el. 

―Es complicado― dijo Etienne― cuando tienes muchas dudas, cuando llegas a pensar que Dios te ha dejado, pero no es así, el siempre esta ahí. 

Recordé lo que paso con Job. Como el sufrió tanto, sin embargo todas esas situaciones lo acercarón más a Dios. 

"Jehová dio, y Jehová quito, ¡Bendito sea el nombre de Jehová!"

―Si― dije― siempre.

Nos quedamos un momento más viendo el atardecer. Hasta que no pude evitar plantear un pregunta.

― ¿Por qué me trajiste aquí?

Etienne se volvió a mirarme.

― Ya te lo dije, porque tu dijiste que te gustaban los atardeceres... y tus ojos se iluminan cada vez que ves uno― sonrió y yo no pude evitar sonreír también ¿Por qué Etienne tenia que ser tan dulce?― y también porque hacia mucho tiempo que quería contarte algo que considero que deberías saber.

― ¿Qué cosa?

Etienne suspiró.

― Desde hace un tiempo, no he parado de pensar en ti― empezó― todos los días, sin falta, pienso en ti. Y la primera vez que te vi sonreír... se quedo grabado en mi memoria como la sonrisa más linda que jamás halla visto― mi corazón empezó a latir más rápido, expectante a cada palabra que Etienne decía― se que quizás sea muy apresurado, y que tal vez el sentimiento no sea mutuo. Pero me he tragado todas esas palabras estas ultimas semanas. Porque lo sentí más fuerte que nunca y créeme que cada día es más fuerte. Me gustas y me gustas mucho, Charlotte Masson.



Lo que sana a un corazón- TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora