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Hiba a vivir con Beli a Champ Blue... sin embargo, mis padres habían puesto ciertas condiciones.

— Continuaras con tus sesiones virtuales con la psicóloga 3 veces a la semana— dijo mi madre— tendrás un tutor a parte de la escuela, no confió en la educación de las escuelas publicas—  puse los ojos en blanco—, cualquier cosa que tengas que comprar nos pedirás el dinero a nosotros y se lo daremos a Beli para que lo uses. Y por ultimo, debes escuchar y obedecer a Beli en todo lo que te diga, es ella la que estará a cargo ahora ¿Okey?

— Bien— dije.

No era tan malo al fin y al cabo.  Y llego el día de la mudanza en la que me iría a vivir con mi hermana.  Beli le habia dicho a mi madre que iría a recogerme entre las 8:30 y 9 de la mañana.

—¿Tan temprano?— me queje.

— Es para que lleguen a Champ Blue a la 1 y puedan almorzar tranquilas— dijo mi madre.

Así que me tuve que levantar de la cama a las 7, me bañe, me cambie y fui a prepararme el desayuno. 

Mi padre siempre se levantaba muy temprano para llegar a tiempo a su trabajo y para estas horas ya se encontraba manejando rumbo a la oficia de abogados donde trabajaba. 

Me serví un bowl con cereales de chocolate y leche, me senté en la mesa y voltee a ver el reloj. Eran las 8: 15, Beli debía de estar llegando. Después de desayunar, revise mi mochila para ver si tenia todo lo que necesitaba hasta que mi madre me sobresalto por entrar a mi habitación sin tocar la puerta, otra vez.

— ¡Mamá!— proteste enojada.

— ¿Qué?— pregunto somnolienta.

— Tienes que tocar la puerta— expliqué.

— Lo que sea— susurro mi madre y dio un largo bostezo— ¿Tienes todo listo?

— Creo que si— dije.

— ¿Ya desayunaste?— yo asenti— Bien, entonces no tengo nada que hacer aquí. Llámame cuando llegue tu hermana— dicho eso volvió a su cuarto a seguir durmiendo. 

Negue la cabeza y cerré mi mochila. Pase el resto del tiempo sentada leyendo un libro en mi cuarto y justo cuando iba por la parte más interesante, tocan el timbre del departamento. 

— ¿Están esperando a Beli Mendoza?— pregunto la voz del portero del edificio.

— Si, que pase— dije.

Volví a mi habitación para sacar mi maleta y mi madre salió de su cuarto, todavía seguía en pijama.

— ¿En serio madre?— pregunte.

— ¿Ya vino?— pregunto ignorándome.

— Si, le acabo de dejar pasar— conteste— apresúrate en cambiarte. 

— Bien, en un rato salgo— dijo y se volvió a meter a su cuarto. 

Yo asentí con la cabeza y escuche que tocaban la puerta.  Fui a abrirla y Beli entro, llevaba una blusa verde oscuro y unos jeans anchos azul marino, su pelo negro y ondulado estaba suelto y detrás de sus orejas, sonrió al verme.

— ¡Charlotte, hola!— saludo y me abrazo, yo le devolví el abrazo— ¿Ya tienes todo listo?

— Si, todo listo. Solo falta que llegue mamá para despedirnos— dije y Beli asintió— oye, te he estado escribiendo.

— Oh, estaba ocupada planeando algo— respondió.

— ¿Qué cosa?— pregunte.

— Es una sorpresa— canturreo con una sonrisa.

— ¡Beli!— insistí.

— La veras cuando lleguemos— se limito a responder.

En ese momento mi madre salió del cuarto ya cambiada.

— Bien, ¿Tienes todo listo Char?— pregunto.

— ¿Por qué todo el tiempo me preguntan eso?— me quejé.

— Porque eres muy olvidadiza y eres capas de hasta olvidarte hasta de tu ropa interior— dijo Beli.

— Exacto— apoyo mi madre.

Eso era verdad, pero no solia ser asi. 

Antes era muy organizada con todo, tenia mis horarios para absolutamente todo, listas de cosas por hacer y no podía tolerar que algo se me escapara de las manos. 

Sin embargo, después del tiroteo, el orden y la organización pasaron a un segundo plano por completo. Mi mente vagaba todo el día y no quería pensar en todo lo que tenia y quería hacer. La psicóloga dijo que se debía al shock de la masacre y me iba a tomar tiempo volver a tener los mismos interés de antes. 

Pero era algo que me entristecía y me frustraba. No ser como antes, ser una desconocida para mi misma. 

—¿Char?— me llamó Beli, sacándome de mis pensamientos.

—¿Eh?—  pregunte como una tonta.

— ¿Todo bien?

— Si, si, todo bien—  dije y fingí una pequeña sonrisa — ¿De que estábamos hablando?

— De si tienes todo listo—  me respondió Beli.

— Am... si, si, todo listo.  

— Okey chicas, entonces,  que les vaya bien— dijo mi madre.

— Tu tranquila, mamá— dijo Beli.

Las tres nos quedamos en un silencio incomodo.

— Entonces... ¿Un abrazo de despedida?— pregunto Beli vacilante abriendo los brazos.

Mi madre nos observo a ambas, ella no era de dar abrazos.

— Esta bien— dijo finalmente y nos abrazo a ambas— cuídense mucho.

— Esta bien má— dije y Beli abrió la puerta del departamento.

— Te llamare todos los dias por la tarde, Char— dijo mi madre.

— Esta bien— dije poniendo mi mochila en mi hombro.

— Y pórtate bien, no hagas enojar a tu hermana— me advirtió.

— Si mamá, lo hare— dije saliendo por la puerta.

— Las amo.

— Nosotras también— dijo Beli.

Salimos del departamento y cerramos la puerta tras nosotras.

Lo que sana a un corazón- TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora