26: ✅

15 3 0
                                    

Nos levantamos temprano por la mañana y fuimos a desayunar en una cafetería cerca de la clínica. La noche anterior no había cenado nada y me moría de hambre. Después de desayunar, Beli y yo fuimos directo a la clínica. Otra enfermera nos pidió nuestros datos y nos llevo a la habitación en donde se encontraba mi madre.

Mis ojos se llenaron de lagrimas apenas verla. Tenia una pierna enyesada y marcas de golpes en la cara y en todo el cuerpo. 

― Mamá― dije con un hilo en la voz, me acerque a ella― ¿Qué... qué te hizo?

Mi madre reacciono al oír mi voz y se puso pálida al vernos.

― Niñas... no deberían estar aquí― dijo. "No deberían verme así", es lo que quiso decir. 

― Teníamos que saber como estabas― dijo Beli sentándose en el sofá de visita cerca de la cama en la que mi madre estaba echada. 

Nuestra madre nos observo un momento y empezó a llorar. Beli la abrazo.

― Lo siento mucho― dijo mi madre entre lagrimas― no saben cuanto lo siento.

― No es tu culpa, mamá― dije y me uní al abrazo.

En pocos segundos, las tres estábamos llorando. Tenia muchas emociones encontradas en ese momento. Imagine lo duro que debía ser para mi madre que el hombre que llego a amar le haya echo tanto daño.

― ¿Qué ocurrió, mamá?― pregunto Beli separándose del abrazo.

Mi madre tomo aire.

― Es una larga historia, chicas― se limito a responder pero luego vio nuestras miradas pidiendo que se explicara y volvió a suspirar― bien, todo empezó hace un mes y medio más o menos, Félix estaba trabajando y yo estaba en casa. Recuerdo que era domingo y acabábamos de tener una pelea. Me sentía peor que nunca― se volteo hacia mi― Char, tu te habías ido con Beli hacia ya dos meses y tu padre y yo no habíamos logrado ni el más mínimo progreso a en nuestra relación, incluso parecía que estaba empeorando. Me sentía sumamente frustrada.

>> Así que salí a dar un paseo por la cuadra y vi a muchas familias caminando rumbo a la iglesia o simplemente paseando. Pero me llamo mucho la atención ver a una mujer sola caminando hacia la puerta de la iglesia. Parecía un poco mayor que yo y en un momento nuestras miradas se encontraron y con una sonrisa se me acercó. Me pregunto si quería entrar y yo le respondí que no sin siquiera pensarlo. Y créanme chicas, no se como llegamos a hablar tanto aquella mañana hasta el punto en el que me abrí por completo con esa señora.

Conocía perfectamente esa sensación.

>> Se presento como Jules y me conto como se caso con un maltratador que la abandono cuando perdió a su único y primer hijo dentro de su vientre. Lo decía con cierto dolor pero estaba tranquila, había superado todo aquello. No pude evitar contarle mi historia pero a diferencia de ella, yo llore con mucha rabia y tristeza. Ella me consoló y me dijo que no podía permitirme seguir viviendo así. Me conto como su Dios la había sanado y que El podía hacer lo mismo conmigo si yo lo dejaba obrar y entrar en mi vida. Saben que yo no soy muy creyente, pero después de oír la historia de Jules, decidí creer y confiar en que yo también podía ser sanada por ese Dios de quien ella hablaba. Acepte a Jesús y Jules ahora se ha vuelto la mejor amiga  que haya podido tener jamás, me escucha y me aconseja. En las tardes me invitaba a tomar el te y orábamos por mi situación, a veces leíamos la Biblia y poco a poco fui entendiendo por mi cuenta que Dios no quería que estuviera con un hombre que me hacia tanto daño a mi y a mi familia. 

>> Entonces tome mi decisión, ore y me arme de valor para verle la cara a Félix y decirle que no pensaba seguir viviendo ni relacionándome con el, le dije que quería divorciarme cuanto antes... jamás en toda mi vida había visto a alguien tan enojado... ya saben lo que siguió.

Beli y yo estábamos en shock.

¿Mi mamá conoció a Jesús? ¿Y le pidió el divorcio a mi padre?

No sabia como reaccionar. Si ponerme a llorar de nuevo por todo lo que mi padre había sufrido o por alegrarme de que haya sido tan valiente y haya aceptado a Jesús. Opte por solamente abrasarla, transmitiéndole todo mi apoyo y Beli también se unió.

No podía creerlo. Dios de verdad había obrado, había actuado, no se quedo de brazos cruzados viendo todo nuestro sufrimiento. Actuó en el momento exacto y sabia que seguiría haciéndolo. 


Lo que sana a un corazón- TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora