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La hora y media se paso muy rápido, pasamos por una parte muy angosta y logramos llegar al lago. Me quede totalmente sorprendida, era bastante grande y cristalino. Se podría ver el reflejo de lo arboles y la luz que proyectaba el sol sobre las nubes.  Todos, incluyendo a Kevin y Étienne, dejaron sus cosas a un costado y antes de que Raven pudiera decir cualquier cosa, saltaron al agua. 

— ¡Chicos!— les grito Raven— No puede ser... se van a enfermar— les dijo.

Los demás solo rieron y Raven negó con la cabeza murmurando algo sobre los jóvenes de ahora.

Yo no pensaba meterme con la ropa puesta, pero había traído un camisón y unos shorts de baño, me aleje un poco del resto y me cambie detrás de un árbol.

Cuando regrese vi a Fleur sentada en el pasto.

— ¿Lista para meterete?— pregunto.

— Más que lista— sonreí.

Ambas corrimos y saltamos al lago al mismo tiempo. Hacia mucho tiempo que no nadaba, mi madre me llevaba a clases de natación desde que tenia 9 años pero lo deje a los 15. Pase un año entero sin nadar ni meterme a una piscina o al mar. Lo cierto es que me encantaba nadar y en el momento en el que mi cuerpo se sumergió no pude evitar preguntarme en que estaba pensando cuando decidí dejarlo. El agua me llevaba y yo flotaba tranquilamente.

Beli tenia razón, nadar en ese lago era lo mejor, la tranquilidad y la paz que estaba sintiendo en ese momento era inexpresable. 

— ¿Carrera hacia la otra orilla?— pregunto Fleur.

— Dale— dije.

— ¡Étienne!— llamo Fleur.

El chico moreno nado hacia nosotras.

— ¿Puedes ver quien llega primero?— pregunto Fleur.

Étienne suspiro.

— Esta bien— dijo y se giro hacia mi— pero desde ahora te advierto que Fleur nada demasiado rápido.

— Dudo mucho que me gane— dije sonriendo.

— ¿Quieres apostar?— me reto Fleur.

— ¡Okey esto se puso bueno!— anuncio Étienne y algunos chicos empezaron a acercarse a ver la carrera— bueno, preparadas, lista, ¡fuera!.

Me sumergí y empecé a nadar lo más rápido que pude, deseando que la perdida de practica no me estuviera haciendo ir más lento. Cogí aire y volví a sumergirme nadando con más fuerza. Al llegar a la orilla, levante la cabeza del agua y me voltee. Logre ver la silueta de Fleur flotando en el agua hacia mi dirección a unos cuentos metros atrás. Había ganado. Todos empezaron a aplaudir.

Fleur levanto la cabeza y sonreí ante mi victoria.

— Solo tuviste suerte— dijo Fleur.

— Mala perdedora— le dije en broma y Fleur rio.

— Primera vez que veo a alguien vencer a Fleur en una carrera— dijo Étienne acercándose a nosotras— felicidades Charlotte.

— Gracias.

— ¡Chicos, a comer!— llamó Raven desde la otra esquina.

— ¿Carrera otra vez?— pregunte.

— Dale— dijo Fleur.

— ¡Yo también!— exclamo Étienne.

Al llegar, yo quede en primer puesto, Fleur en segundo y por muchooos metros, Étienne en tercero.

— Eres más lento que una tortuga lesionada— le dijo Fleur.

— Cállate— le dijo Étienne cogiendo su toalla y yo no pude contener la risa— ¿Cómo son tan rápidas?

— Estuve en clases desde los nueve— respondí.

— Yo nunca estuve en clases— dijo Fleur— mis primos me enseñaron lo básico, el resto lo aprendí por la practica.

— Vaya— dijo Étienne— yo no hice ninguna de las dos cosas, a las justas se flotar.

 Los tres reímos y fuimos a juntarnos con el resto del grupo.

Raven estaba repartiendo unos recipientes con comida, cada uno recibió el suyo y nos sentamos. Yo estaba por abrir el recipiente y empezar a comer hasta que Raven dijo.

— Vamos a orar— todos cerraron los ojos y yo hice lo mismo— Gracias Dios por este momento en el que podemos reunirnos y por estos alimentos, te pedimos que los bendigas y que sean buenos para nosotros. Te rogamos por aquellos que no tienen nada que comer, se Tu su proveedor, amen.

— Amén— dijeron todos y empezaron a comer.

— ¿Por qué oran antes de comer?— les pregunte a Étienne y Fleur mientras abría el recipiente, sin poder contenerme. Tenia que preguntar, al fin y al cabo, había venido aquí a buscar respuestas.

— Para agradecer por los alimentos— contesto Étienne— ,no todos tienen que comer ahora mismo, somos afortunados y somos consientes de eso cuando oramos.

— Entonces la oración es una forma de apreciar y agradecer lo que tienen ¿cierto?— pregunte.

Quería entender esto, quería encontrar alguna falla de lógica que le diera sentido a todas mis teorías, que me diga de una vez por todas cual era la verdad.

— Algo así— contesto Fleur— la verdad, es algo mucho más que eso.

— ¿Cómo así?— pregunte mientras cogía una papita de la ensalada con pollo frito.

— La oración puede ser muchas cosas, una adoración, un agradecimiento, una conversación con Dios, una suplica... más que agradecimiento, la oración es una forma de mostrar dependencia, que dependemos de Dios— explico Fleur— la oración muestra, que tan importante es Dios en nuestra vida.

— Asimismo, la oración cambia las cosas— dijo Étienne— la oración es comunicarse con Dios y en esa conversación podemos pedir que haga Su voluntad en nuestra vida y El lo hará. La oración cambia la situación y también nos puede cambiar a nosotros.

— ¿Una conversación?— pregunte— ¿Y el responde? Me refiero... de forma audible.

— No necesariamente de forma audible— dijo Étienne— puede ser a través de su palabra, ósea, la Biblia, a través de una persona...

— ¿Persona?— pregunte— Tipo ¿Poseída?

Ambos se quedaron callados. 

Temi haber dicho algo malo hasta que Fleur se echo a reír.

— No poseída— se explico Étienne fulminando a Fleur con la mirada— si no más bien inspirada.

— ¿Por quien?

— El Espíritu Santo— dijo Fleur que ya había dejado de reír por la mirada de Étienne— es el Espíritu de Dios, quien fue dado a nosotros cuando Jesús murió y resucito. Es el Espíritu Santo quien hace la obra en la persona cuando alguien ora o alaba, es el quien inspira a alguien a hablar, se comunica con nosotros a través de pensamientos, o a través de la Biblia cuando la leemos y profundizamos en ella.

— Si... si se quien es— dije con cierta nostalgia.

Volvía a recordar a Sam, ella mencionaba mucho ese tema cuando me hablaba de la doctrina cristiana. Lo contaba con tanta pasión, interés y viveza... y sabia que ese lugar, esas personas, esas conversaciones, todo me recordaría a ella, sin embargo, continuaba ahí.

Me volvió a invadir esa sensación que sentí en la iglesia, de nostalgia, confusión y dolor, mucho dolor. Me sentía ridícula por dejarme sentir con tanta intensidad, pero no pude soportarlo más. 

— Necesito un momento— dije.

Y sin siquiera pensarlo, me levante, deje el plato y eche a correr hacia el bosque.



Lo que sana a un corazón- TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora