Capitulo 6

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- ¿A dónde tenemos que ir? -preguntó William.
-Al centro. -respondió Blake.- Noah y Jack están cubriendo el perímetro. agregó.
- Bien, ¿de que se trata esto?
-Un violador… de niñas. -contestó Blake bajando la mirada.
-Por eso me dijiste que no la traiga conmigo ¿Verdad? -preguntó William frunciendo el ceño.
-Si. No sé qué tiene esa chica, pero estoy seguro que este tema la pondrá peor que a nosotros.
-Lo sé. Allí esta. -agregó mientras se escondían detrás de un gran arbusto cuando llegaban a unas de las calles del centro de Seattle. Noah y Jack se encontraban en la otra punta.
-Bien, hay que acorralarlo hasta que salga de la multitud.
Comenzaron a caminar hacia un hombre mayor vestido con traje negro y cabello castaño claro.
- ¿Lo ven? -preguntó Blake a Noah por llamada telefónica.
-Lo veo. -afirmó mientras se dirigía hasta el delincuente. Le dedicó una pequeña sonrisa una vez que lo vió, el hombre con un gesto de sorpresa se dió vuelta tan rápidamente que no llegó a disimular. Vió a William y Blake que lo observaba con la mirada de piedra. El hombre caminó rápidamente hacia su frente intentando perder a los chicos, se metió en un callejón poco profundo, y decidió salir por el otro lado y volver a la multitud de gente. Llegando hacia el final Jack apareció por un lado de la calle y se apoyó en la pared, con una sonrisa siniestra y una pequeña daga medio oculta que sostenía en la mano. 
El hombre se quedó quieto a tres cuartos de callejón.
- ¿Tpu qué piensas Blake? -preguntó William mientras entraba por el callejón detrás del hombre, iba con una falsa tranquilidad con las manos en los bolsillos. El hombre se acomodó la corbata purpura y le dedicó una carcajada a William.
-Disculpa, ¿Qué te causa gracia? -preguntó Blake frunciendo el ceño.
-Ustedes, que un grupo de niños… ¿armados? Piensen que pueden ir por la vida como los vengadores.
-Lamento decepcionarte. -dijo Jack juntando las manos. -no nos llámanos así. -agregó mientras se acercaba al hombre.
-Número tres. -suspiró William mirando hacia el cielo.
- ¿Disculpa? -dijo el hombre mientras giraba la cabeza para verlo.
-No, no te disculpa. -Jack rodeaba al hombre mientras cerraba su puño para golpearlo firmemente en la nariz. Este cayo hacia el suelo llevando rápidamente la mano a su nariz sangrante.
-Que valientes, tres contra uno. -dijo con una carcajada.
-Cuatro. -dijo Noah mientras aparecía por detrás de Jack.
- ¿Te gustan las sogas? Seguro que las usaste ya, ¿No es así? -agregó mientras daba vueltas a la soga gruesa que tenía entre las manos.
El hombre se levantó ágilmente en un intento de salir corriendo, Noah estiró la soga y la arrojó fuertemente hasta el rostro del hombre, impactando fuertemente en sus ojos haciendo que se quede quieto.
-Eres patético. -dijo William mientras le daba otra bofetada que provocó que el hombre se golpee contra la pared que tenía detrás y quede inconsciente.
-Atalo Noah.




-Cómo voy a enseñarles algo a estos idiotas si no me dejan ir con ellos?
Preguntó Venecia tumbada en su cama mirando hacia el techo.
Claro, Azul no va a responder porque se lo impedí.
Se incorporó y dirigió su mirada hacia el espejo, quería volver.
Se levantó y se dirigió hacia su closet, el pasillo estaba más solitario de lo que ella habría imaginado, estaban los mismos cuadros y los mismos colores, pero se sentía diferente al día anterior.
Una vez dentro opto por cambiarse y parecerse más a ellos, se puso un jean negro ceñido, una blusa ajustada sin mangas, negra, botas con taco y cordones con caña más altas que las anteriores, y la misma chaqueta negra.
Se dirigió a recorrer el gran hotel, escaleras largas, cuadros de miles de colores, lo mismo en todos lados. Ruidos fuertes provenientes de una habitación a su izquierda llamaron su atención. Al abrir la puerta, contempló un espacio amplio parecido al campo trasero, solo que cerrado y con más maquinas que ella conocía, en una superficie plana, estaba Ronnie levantando una pesa con bastantes kilos.
- ¿Tú no fuiste con los demás? -preguntó ella mientras se sentaba en un escenario ubicado detrás de Ronnie.
-Este no es un lugar para ti niña. -respondió él con voz seca.
- ¿Te refieres a este cuarto o al hotel en general? -Venecia se inclinó hacia Ronnie mientras lo miraba levantar la pesa.
-Ya que lo dices -dijo él incorporándose sin mirarla.- ambas.
- ¿Cuál es tu problema conmigo? -preguntó con sincera curiosidad mientras apoyaba su rostro en el puño.
-No lo entenderías.
-Seguro eres uno de los que voto para que no haya mujeres en este lugar.
- ¿Por qué no cierras la maldita boca? -exclamó él volviéndose hacia ella.
- ¿Cuál es tu problema conmigo? - repitió ella parándose mientras agitaba los brazos.
No obtuvo respuesta.
- ¿Qué te hice yo? ¿O es simplemente por ser mujer?
-No seas estúpida, no entenderías el motivo, punto. -soltó él mientas la señalaba con la mano.
-Ahora soy una de ustedes. Acéptalo y acéptame, sin importar el motivo por el que me odies.
Antes de que Ronnie pudiera decirle algo, se oyeron ruidos y voces desde afuera de la habitación.
-Volvieron. -dijo Venecia con la vista fija en la puerta, se levantó rápidamente dispuesta a irse. Ronnie se paró al mismo tiempo que ella y la tomo por el hombro para que no siguiera.
- ¿Qué haces?
-No puedes ir.
- ¿Por qué? -preguntó lanzándole una mirada fulminante.
-Trajeron a un abusador. -respondió con aun más odio en la voz. Fue muy fácil ver como sus ojos cargaban con más resentimiento del que ella había visto jamás. Incluso en ella.
Los músculos de Venecia se relajaron y la respiración se volvió entrecortada.
-Suéltame... -susurró con los labios apretados.
-No puedo...
-No lo entiendes y no puedo explicarlo, suéltame.
-Están en el primer salón, a la vuelta del corredor. -dijo él soltándola lentamente, viendo el mismo caos en sus ojos.
-Gracias.
Venecia salió corriendo por la habitación, al llegar a la puerta del salón, escuchaba su propio corazón latiendo rápidamente y a William hablando. Sin esperar, abrió las puertas de par en par.
Era una habitación blanca, con una mesa con instrumentos y en el medio una silla con un hombre de traje y cara ensangrentada, estaba atado con una soga gruesa. A su alrededor estaban William, Blake, Jack y Noah. Los únicos ojos sorprendidos que la vieron, fueron los de William.
-Venecia… -dijo él mientras se acercaba, ella lo pasó de largo sin apartar los ojos del hombre de traje.
Se paró a medio metro de él con los chicos a su lado.
- ¿Pueden dejarme sola con él por favor?
- ¿Qué dices? -preguntó Jack cruzándose de brazos. -¿Por qué haríamos eso? Llegaste hace menos horas de las que deberías para poder aprobar eso.
-Venecia, creo que tu deberías irte. - dijo Blake con voz calma.
-Ya la oyeron. -intervino Ronnie entrando en la habitación. Incluso ella se sorprendió de sus palabras, tal vez ese odio sea lo único que tenían en común.
- ¿Qué dices? Mira como lo está observando. -dijo William señalando a Venecia. Ella observaba fijamente al sujeto con la mayor expresión de repulsión que podría tener, y este la observaba a ella en silencio.
-Es una de nosotros ¿No? Deja que haga su primer interrogatorio. -respondió Ronnie.
En silencio uno por uno fue saliendo, William mantuvo un momento la mirada fija en Ronnie, era una mirada tan asesina como la que tenía Venecia, luego la miro a ella y comenzó a irse en silencio.
-Estaremos allá afuera. -le dijo Ronnie.
-Cierra la puerta.
Él vaciló un momento y luego asintió despacio mientras se alejaba y cerraba la puerta de un golpe.

-Así que eres un abusador… -comenzó ella mientras caminaba lentamente hacia atrás.- entonces debes estar familiarizado con las sogas ¿verdad?
-Sí, solo que es al revés. -respondió el hombre en tono sarcástico mirándola fijamente.
-No se siente bien ¿No? -su voz sonaba melodiosa, como una sirena atrayendo a un marinero a su trampa. No sabía con certeza que hacía, solo sabía que su sangre hervía venganza y odio.
-No tanto, ¿Quieres intercambiar, bonita? -agregó con una gran sonrisa.
-Eres desagradable, ¿a cuantas? -Preguntó quedándose frente a él.
-Demasiadas… -respondió mirando hacia el techo mientras formaba una sonrisa.
Venecia inhaló aire profundamente mientras miraba hacia otro lado para evitar que las lágrimas le inunden los ojos.
- ¿Quién fue la razón por la que decidieron atraparte ahora?
-Una de mis favoritas… la más pura.
La mirada de Venecia cambio rotundamente.
- ¿Una niña? - le soltó asqueada.
-No me mires así, la hubieras visto, era hermosa, una pequeña pelirroja de ocho años, pero bueno, ya está muerta. -contestó con una carcajada.
Venecia lo interrumpió dándole una bofetada en medio de la cara.
- ¡Qué piensas decir en tribunales! ¡¿Cómo vestía? ¡¿Cómo te miraba con la cara tierna que debía tener la pobre niña que asesinaste?! -exclamó ella levantando los brazos mientras contenía las lágrimas que amenazaban por caer rápidamente por sus mejillas.
-Ella me pertenecía. Eso voy a decir.
- ¿Cómo dices? -preguntó tratando de evitar que se le rompa la voz.
-Era mi hijastra, mi propiedad, podía hacerle lo que quisiera. -respondió abriendo los ojos y dedicándole una sonrisa de superioridad.
Ella lo fulminó con la mirada y se dirigió hacia la mesa que tenía detrás. Había cuchillos de diferentes tamaños, diferentes hojas, sogas y todo tipo de instrumentos de tortura, evidentemente ese era el cuarto de interrogatorio. No creyó que tuvieran uno. Se volvió a acercar a él sin dejar de mirarlo a la cara.
“Quin potius pater tuus daemonium” susurró ella sin apartar los ojos de los del delincuente. Estos comenzaron a volverse completamente negros mientras convulsionaba. Al parar, tenía la vista en el suelo y el cuerpo completamente quieto.
- ¿Las lágrimas caen muy rápido no crees? -dijo mientras levantaba la cabeza formando una sonrisa.
Venecia sin apartar la vista de sus ojos negros, le respondió.
-Estas lejos de casa ¿no crees?
-Me estoy divirtiendo mucho en este cuerpo como para volver a casa querida. ¿Tú qué haces aquí?  -preguntó soltando una carcajada.
-Vine a deshacerme de los de tu clase. -le escupió Venecia. Era la primera vez que extirpaba un demonio, incluso llegó a temer decir las palabras erróneas.
-Y así te está yendo, debo ser el primero que ves, y ya tienes lágrimas, ¡La diosa de los espejos llora ante su primer demonio! - rió estruendosamente.
-Ríete todo lo que quieras, te mandaré al mundo de las sombras a ti y a cualquier otro que me encuentre, te llegó la hora, debo tomar cuentas con la escoria que poseíste.
-¿No sería a mí? Estuve meses mentalizándolo para que le haga eso a la niña, divertido ¿no crees?
Sin responder, Venecia cerró los ojos y suspiró.
“Ad Infernum” susurró.
El sujeto comenzó a arquear su cuerpo atado de la silla y los ojos de este iban volviendo a su color. 
Tu es rex, servo in umbra, ipse veniam ad te dijo él con una sonrisa mientras desaparecía por completo del sujeto.
-¡Venecia! -oyó gritar a William desde el otro lado de la puerta, no se había dado cuenta del ruido que generó, aun así, no había ni siquiera había empezado.
El sujeto que tenía en frente tomó una bocanada de aire y volvió a abrir los ojos. La miró fijamente y curvo la boca en una sonrisa.
-¿Qué piensas niña? No vas a cambiar el hecho de que ella esté muerta. Mis pocos años en la cárcel no me mataran. El juez estará de mi lado, no va a negar mi propiedad.
-Tal vez sea cierto, pero haré que te arrepientas cada día. -su sonrisa siniestra hizo palidecer al hombre, lo disimuló demasiado rápido.

Ella no le respondió, se acercó de prisa a él sin mirarlo a la cara, sin pensarlo dos veces le bajo los pantalones y la ropa interior mientras él soltaba una carcajada.
-¿Qué pretendes? Las loquitas no son mi tipo.
-No quiero que mueras, quiero que pagues. - contestó formando una sonrisa temeraria.
-¿A sí? Y con…
Sin poder terminar la palabra, Venecia tomó una daga con la hoja larga y afilada y mientras el hombre soltó un grito ahogado ella la tomó con ambas manos, la sostuvo un segundo por encima de su cabeza y clavo el frio metal. Él comenzó a gritar, la sangre manaba. Le cortó rápidamente el miembro al abusador, un corte completamente desprolijo, dejó la daga a un costado mientras él respiraba con dificultad, ella se inundaba las manos de sangre.
-¡Que haces! Oyó gritar a William mientras las puertas se abrían y se acercaba a ella.
Venecia se incorporó mientras todos los chicos se acercaban a rodear al sujeto agonizante. Ella tomo una caja ubicada debajo de la mesa, y al volverse, Ronnie sostenía el miembro en las manos mientras sangraba. -Ponlo aquí. -dijo ella estirando el brazo con la caja. El sin pensarlo, lo hizo.
-¿Estas demente? -preguntó William, con los ojos bien abiertos por la impresión, iban del hombre a la caja y luego a ella.
-Tal vez, pero es una buena venganza. Ten -dijo estrechándole la caja. Mándasela por correo a sus amigos, así aprenden. ¡Llamen a un doctor así llega vivo a su condena! -agregó mientras salía por la puerta, aun temblando.

-¡Esta demente! -exclamó William con la mirada aun en la puerta por la que Venecia desaparecido.
-Hizo lo que nadie se atrevió Will. -respondió Ronnie mientras tenía la mirada en su celular.
-¡Que ocurrió aquí! -exclamó una mujer mientras entraba.
-Venecia le cortó…-suspiró William volteando la mirada hacia el sujeto ensangrentado y gritando con los chicos a su alrededor.
-Déjenlo morir. -escupió ella.
-No, doctora. Ella hizo esto para que cumpla su condena, que muera no es opción. -intervino Ronnie.
-Es cierto. - dijo ella con un suspiro mientras se acercaba a los chicos. Era la única mujer en el condado que jamás hacia preguntas o los cuestionaba.
-¿Y ella donde se metió ahora? -preguntó Will abatido, todas las preguntas y curiosidades formaban ideas en su cabeza.
-Tu ve abajo, yo busco arriba. -señaló Ronnie.
-Bien.

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