Dónde estoy? –jadeó mientras sentía como el fuego se iba esparciendo hacia todo su cuerpo asfixiándole los pulmones.
-En el hotel. -respondió William desesperado. Ella no se sentía ahí, no era consciente del tacto de las manos húmedas de Will que la estaban cargando, no era consciente de la sangre empapándose y pegándole la ropa a la piel.
No podía articular ni una palabra que lograra salir de su boca, no podía tener control por nada de lo que estaba ocurriéndole. Pero ahí estaba él, paseando su mirada desde su rostro hacia lo que tenía delante. Estaba sudando, con el cabello dorado pegándose en la frente y los ojos con las pupilas dilatadas. Estaba blanco como la nieve, tanto que parecía un ángel caído del cielo quien había llegado a salvarle la vida.
-Despierta Venecia, despierta. -decía con urgencia, pero ella tenía los ojos abiertos y lo miraba ligeramente con el ceño fruncido. ¿Qué despierte? Se preguntó, a medida que avanzaba, sentía como los parpados le iban pesando cada vez más y se iba sintiendo ligera como una pluma.
Despierta… seguían diciéndole.
-Despierta Venecia.
Ella abrió los ojos y tomó aire de golpe, se ahogó y comenzó a toser mientras se inclinaba con extraña facilidad.
Azul estaba agachada a su lado mirándola atónita, Venecia giró el rostro hacia el lado contrario y se vió, frente a ella estaba el espejo que tanto conocía. El espejo de Azul. Volvía a tener el cabello blanco plateado como el oro blanco, sus ojos, volvían a ser azules. Se extrañaba al observar la imagen que llevó viendo durante los últimos quinientos años.
Luego de la sorpresa llegó el horror.
- ¿He muerto? -preguntó parándose bruscamente al mirar a Azul.
-No, aun no. -contestó esta con preocupación.
- ¿Cómo que aún no? ¿entonces porque estoy aquí?
-Míralo tú. -respondió indicando con un dedo el mismo espejo de antes. Ella se volteó temblorosamente, intentó con todas sus fuerzas poder concentrarse para ver.
Su reflejó se tornó en uno de Will, con su cuerpo, cabello negro azabache y ojos cerrados, nunca se había visto tan blanca, tenía una máscara entre la boca y la nariz que nunca había visto antes.
William gritaba, ordenes, suplicas, cualquier cosa mientras la enfermera iba de un lado a otro con diferentes instrumentos y sangre en las manos.
- ¡Debe ir a un hospital! -gritó.
- ¡No! debe ser aquí. -respondió él agitado y con los ojos bien abiertos, vió como una mano tomaba el hombro de Will y lo apretaba ligeramente, era Jack, murmurándole unas palabras, el cuerpo de Will se relajó.
-Te ayudaré. -le dijo finalmente a la enfermera.
Venencia se sentía bien, se sentía exactamente igual que en la última vida que tuvo aquí, pero su mente, si pudiese llamarla así, estaba al borde del colapso.
-Debo ir a mi cuerpo.
Azul la miró rápidamente con un gesto de pánico.
-No…no puedes… -tartamudeo. -si mures, puede que tu alma no llegue a volver aquí, puede que quedes atrapada en él, Venecia, tu cuerpo te rechazó, por eso estas aquí.
-Pero si no vuelvo mi cuerpo no vivirá. No hay vida sin alma Azul.
-Ya es tarde… -susurró.
-No. no lo es. Ellos me salvarán, sé que lo harán. -dijo con confianza, volviéndose hacia el espejo.
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Reino De Plata
FantasyUna chica de un mundo desconocido se mezcla con el mundo real, con el trabajo de buscar venganza y justicia, ademas de exterminar lo que no pertenece en este. Un grupo de chicos del mundo real se ganan la vida trabajando como mafiosos cazando crimin...